"Estar a favor o en contra de si se debe informar sobre la emergencia climática amenazando cada día con el apocalipsis
es todo un debate, pero lo cierto es que, con cada nuevo informe
científico que aparece, es difícil no ver el vaso medio vacío y ponerse
en el peor escenario.
Y la novedad de hoy va en el mismo sentido: 2019
cierra la década con la mayor temperatura media registrada en España
históricamente y con récord de fenómenos meteorológicos extremos, tanto
en la Península como en el resto del mundo. Son las conclusiones que
señala el informe Summer is coming 2020: análisis de evolución de temperaturas medias, olas de calor, incendios e inundaciones, realizado por el Observatorio de Sostenibilidad (OS).
“Se acumulan las evidencias de que estamos en emergencia climática. El año 2019 cierra una década de máximos de calor y fenómenos meteorológicos extremos en España y en el resto del mundo”, señalan desde el organismo. De hecho, la temperatura media de la última década ha sido la mayor desde que existen mediciones, llegando a los 15,7ºC, 1,7ºC más que la de la década de los 70. Si se mira por quinquenios, la diferencia es más acusada: la temperatura media de los años 2015-19 —con datos estimados en el caso de diciembre del pasado año— ha sido la mayor nunca registrada: 15,9ºC, 2,1ºC más que la de los años 1965-69.
“Se acumulan las evidencias de que estamos en emergencia climática. El año 2019 cierra una década de máximos de calor y fenómenos meteorológicos extremos en España y en el resto del mundo”, señalan desde el organismo. De hecho, la temperatura media de la última década ha sido la mayor desde que existen mediciones, llegando a los 15,7ºC, 1,7ºC más que la de la década de los 70. Si se mira por quinquenios, la diferencia es más acusada: la temperatura media de los años 2015-19 —con datos estimados en el caso de diciembre del pasado año— ha sido la mayor nunca registrada: 15,9ºC, 2,1ºC más que la de los años 1965-69.
Fernando Prieto, director de OS, señala a El Salto cómo la
situación está empeorando: “En los últimos años el ritmo de
calentamiento es mucho mayor”. La última década ha sido testigo de más
olas de calor que en décadas anteriores, fenómenos que han registrado
mayor extensión, intensidad y duración, destacando las de 2017 —año en
que se registraron más episodios, con cinco y 25 días de duración
total—, 2015 —con la ola más larga, 26 días— y 2012 —año en que se
registro la ola más extensa, con 40 provincias afectadas—.
2019, a pesar de que solo se registraron dos olas de calor, destaca
porque la primera de ellas, acaecida a finales de junio, es la que
cuenta con temperaturas más elevadas desde que hay datos, afectando a 29
provincias. Además, un estudio de la Agencia Española de Meteorología
(Aemet) revela que la posibilidad de que la península sufra una ola de
calor en el mes de junio es hoy diez vez más probable que en en la
década de los años 80 del pasado siglo.
En el pasado año, además,
se produjeron registros récord históricos de temperatura en los
observatorios del Retiro (Madrid), con 40,7ºC el 28 de junio —en una ola
europea que en Francia creó el nuevo récord nacional de tempertura
máxima, con 46ºC, 1,9ºC por encima del anterior, récord que también
sufrieron en Alemania, Países Bajos, Bélgica, luxemburgo y Reino Unido— y
en el de Igeldo (San Sebastián), con 39ºC el 23 de julio, cuatro
décimas por encima de su anterior récord.
Es por ello que el científico expone que la adaptabilidad a lo que viene
debería ser una de las prioridades del nuevo Gobierno. “Se va a notar
mucho en la cuenca mediterránea, y concretamente en España, y el
Gobierno tiene que tomarse muy en serio el tema de la adaptación”. Se
refiere a actuaciones como retirarse de primera línea de costa en muchas
zonas o de las zonas de riesgo de inundaciones, que según la comunidad
científica van a ser mucho más frecuentes en los próximos años.
Asimismo, Prieto expone habrá que tomar medidas para paliar las olas de
calor en las ciudades: “Van a aumentar, de hecho ya hay más gasto
energético en los meses de verano que en los de invierno, lo que quiere
decir que la gente gasta más en refrigerar su casa que en calentarla”.
El científico señala que “la gente que vive en pisos altos orientados
hacia el sur sin aire acondicionado va a tener serios problemas. Y
advierte: “Habrá un aumento de la mortalidad asociada a las olas de
calor”.
La irregularidad en las precipitaciones es otra de las consecuencias de
la emergencia climática que destaca el informe del OS. La DANA —gota
fría— de septiembre de 2019, que inundó vastas zonas del sureste
peninsular, fue “un temporal histórico de lluvia sin precedentes en los
últimos 100 años en la Vega Baja del Segura”, señala el documento. En
dicho episodio “se acumularon en el promedio de la comarca el
equivalente a la lluvia de un año”, apunta el informe; una catástrofe
cuyo coste final, según Aemet, podría alcanzar los 422 millones de
euros, acercándose al récord de 500 millones que pagó el consorcio de
compensación de seguros por el terremoto de Lorca (Murcia).
“Hay mucha más irregularidad en las precipitaciones, donde no hay una tendencia clara, con sitios con más lluvia y otros con menos. Pero sí está claro que la lluvia se concreta en momentos y mucho más fuerte, como pasó con la DANA”, denuncia Prieto, quien recuerda que los tres últimos años se han rozado niveles alarmantes de sequía, una situación que no ha ido a más por la llegada de irregulares picos de precipitación.
“Hay mucha más irregularidad en las precipitaciones, donde no hay una tendencia clara, con sitios con más lluvia y otros con menos. Pero sí está claro que la lluvia se concreta en momentos y mucho más fuerte, como pasó con la DANA”, denuncia Prieto, quien recuerda que los tres últimos años se han rozado niveles alarmantes de sequía, una situación que no ha ido a más por la llegada de irregulares picos de precipitación.
“El tema del agua va a ser uno de los más
importantes, la superficie de regadío —al que se destina el 85% del agua
embalsada en España— va a haber que reducirla”, incide el experto.
Los datos recabados por el OS a nivel estatal concuerdan con la
situación global. Este jueves la Administración Nacional de la
Aeronáutica y del Espacio (NASA) y la Administración Nacional Oceánica y
Atmosfércia (NOAA) estadounidenses hacían un publico un informe en el
que señalan que, a nivel global, la década que acaba de terminar ha sido
la más cálida de la historia.
Los
cinco años más cálidos en los últimos 140 años se registraron desde
2015 y nueve de los diez con la media de temperatura más alta desde 1880
se encuentran en los últimos tres lustros. Asimismo, 2019 fue el
segundo más caluroso de la historia, según el estudio de ambas agencias,
después del récord de 2016.
“Cada década desde los años 60 ha sido claramente más cálida que la
anterior”, señalaba el director del Instituto Goddard para los Estudios
Espaciales (GISS, por sus siglas en inglés) de la NASA. Por si —aparte
de Trump— a alguien le quedaba alguna duda, desde este organismo señalan
que, “utilizando modelos climáticos y análisis estadísticos de datos de
temperatura global, los científicos han concluido que este aumento se
debe principalmente al incremento de las emisiones a la atmósfera de
dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero producidos por
las actividades humanas”.
De Australia a Galicia
Si
bien 2019 registró cifras de incendios moderadas en España, con 80.431
hectáreas quemadas —la cifra más baja de la última década— y 14 grandes
incendios forestales con más de 500 hectáreas afectadas, según datos
registrados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, no
hay que olvidar la tragedia de Gran Canaria, donde “ardió más del 30%
del total de la superficie forestal en un entorno especialmente frágil y
vulnerable”, recuerdan desde el OS.
El organismo señala que “analizando la serie temporal se observa que durante cuatro años se superaron las 400.000 hectáreas en superficies quemadas”, una situación que, según denuncian,“ puede repetirse en cualquier momento, sobre todo en masas de cultivos forestales monoespecíficas como eucaliptos, pinus radiata o gran parte de las masas de pino pinaster o en especies especialmente pirófitas, y más en un escenario de cambio climático”. Aunque los cuatro casos se dieron en el siglo XX, en la última década dos años —2012 y 2017— han registrado cifras cercanas a las 200.00 hectáreas.
“España tiene las condiciones para que se reproduzca la situación que está sufriendo Australia”, apunta Prieto, “especialmente con todos los eucaliptales del norte”. Para el OS, la falta de gestión y planificación en gran parte de los ecosistemas forestales supone que exista un gran riesgo de incendios de grandes intensidad y extensión, algo que en otras zonas de clima mediterráneo está pasando —Australia— o ha acaecido recientemente —California—." (Pablo Rivas, El Salto, 19/01/20)
El organismo señala que “analizando la serie temporal se observa que durante cuatro años se superaron las 400.000 hectáreas en superficies quemadas”, una situación que, según denuncian,“ puede repetirse en cualquier momento, sobre todo en masas de cultivos forestales monoespecíficas como eucaliptos, pinus radiata o gran parte de las masas de pino pinaster o en especies especialmente pirófitas, y más en un escenario de cambio climático”. Aunque los cuatro casos se dieron en el siglo XX, en la última década dos años —2012 y 2017— han registrado cifras cercanas a las 200.00 hectáreas.
“España tiene las condiciones para que se reproduzca la situación que está sufriendo Australia”, apunta Prieto, “especialmente con todos los eucaliptales del norte”. Para el OS, la falta de gestión y planificación en gran parte de los ecosistemas forestales supone que exista un gran riesgo de incendios de grandes intensidad y extensión, algo que en otras zonas de clima mediterráneo está pasando —Australia— o ha acaecido recientemente —California—." (Pablo Rivas, El Salto, 19/01/20)
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