“Desde que tengo uso de razón recojo basura para hacer cosas. Mi madre lo sabe. Ella dice que hoy hago lo mismo que hacía de pequeño. En eso soy afortunado. Por lo demás, me fastidian y me fascinan los lugares vacíos.
¿Por qué?
Son lugares irreales, en stand by. Todavía no son, pero pueden ser. En los sitios deben ocurrir cosas. Y allí nunca pasa nada.
¿Horror al vacío?
No. No es una cuestión estética. Es que necesito que se usen las cosas. Siento urgencia por dar vida a las cosas que no la tienen y que deberían tenerla: un solar, un edificio vacío. Creo en el reciclaje de lugares tanto como en el de objetos.” (Santiago Cirugeda, el agitador de la arquitectura; El País Semanal, 05.08-07, pp. 10)
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