27/1/09

El caso "Madoff"

"La operación de Bernie Madoff era la crónica de un delito anunciado. Una explosión repentina de dinero nuevo en una sociedad no sólo permite la aparición de nuevos peluqueros y restaurantes, sino también de nuevos delincuentes, y, cuando Madoff inventó la gestión electrónica de los traspasos de acciones, la producción industrial se consideraba un remanente sentimental de otra época y a nadie pareció llamarle la atención ni preocuparle que el desempleo se hubiera disparado en el Estado de Nueva York. (...)

Madoff sabía que era fundamental que sus clientes se sintieran tan impresionados por su respetabilidad como por su habilidad con el dinero; era un sociópata que necesitaba engañar a la gente y ganar la partida. Sus víctimas consideraban que era una "suerte" que él las hubiera aceptado y los rechazados sentían que habían caído ignominiosamente en desgracia; ninguno de los dos grupos entendía que lo que le hacía falta a Madoff eran clientes que no necesitasen retirar fondos. (...)

En su búsqueda de respetabilidad, Madoff se centró en la pequeña sinagoga ortodoxa de la Quinta Avenida a la altura de las calles sesenta y tantos. A diferencia del enorme y elegante Temple Emmanuel, constituido a mediados del siglo XIX por judíos alemanes que preferían una religión light, o la rígida sinagoga de españoles y portugueses, con sus profundas raíces históricas, o la amplia Sinagoga Central -con su vasta congregación y sus mujeres cantoras, dedicada al ecumenismo, la cultura, la música, etcétera-, todos ellos lugares llenos de individuos que tenían conexiones propias con Wall Street, la Sinagoga de la Quinta Avenida, más aislada, ofrecía a Madoff una oportunidad única para controlar su entorno. No tuvo que conquistar más a que a una sola persona, su presidente, el gestor de fondos alternativos Ezra Merkin, que, sin saberlo -o sin preocu-parse-, le abrió la puerta a las organizaciones benéficas judías a las que posteriormente robó. (...)

El caso Madoff tiene demasiadas connotaciones. El dinero suscita, o demasiado temor y respeto por el mero hecho de ser dinero, con lo que implica -la autoridad-, o, en el otro extremo, la fe infantil que no necesita ninguna atención; y ambos extremos son muy típicos de Estados Unidos. En otras palabras, una receta perfecta para el desastre." (PROBST SOLOMON: Bernie Madoff y mi Nueva York. (El País, ed. Galicia, Opinión, 25/01/2009, p. 37)

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