Sí, Kübler-Ross describe varias fases en el proceso de asunción de la muerte: negación, rebeldía, depresión, negociación y finalmente aceptación. Parece que su madre quedó atrapada en la de negación. ¿Por qué cree que fue? Yo soy muy escéptico sobre la teoría de Kübler-Ross. No pretendo que ese proceso nunca se dé, pero la idea de que ése es el modelo por el que ha de pasar cualquiera que muere, no concuerda con mi experiencia. Creo que Kübler-Ross es demasiado optimista. Ésa no es mi experiencia de la muerte, desgraciadamente. He visto cómo morían mis padres y algunos conocidos, y la verdad, no creo que haya muchas buenas muertes.
En las unidades de cuidados paliativos se intenta ayudar a la gente a superar esas fases porque se considera que es mejor para ellos. Yo creo que es muy bueno para los doctores, pero no sé si funciona tanto para los pacientes. A los médicos les van bien tener etapas, les facilita el trabajo. Y se sienten mejor porque, al fin y al cabo, por ese camino llevan al paciente a la aceptación de la muerte. Pero no todo el mundo quiere aceptar que va a morir, y no creo que mi madre fuera una persona rara por ello. Conozco a muchos otros escritores que tampoco lo hicieron: Elias Canetti, el poeta Philip Larkin... Y tampoco tengo la idea de que se sintiera atrapada, como en un coche cerrado. Expresaba lo que creía. Sentía la misma tristeza que Samuel Beckett, y los suyos eran unos argumentos que ya encontramos en el libro del Génesis, los de alguien aterrorizado por la muerte.
Pese a que estuvo siempre con ella, usted confiesa que se siente culpable. ¿Por qué? Deben ser reminiscencias de un catolicismo inducido. Yo no soy creyente, pero cuando era pequeño tenía una nanny irlandesa que lo era mucho. Quizá mi concepto de la culpa viene de ahí... Creo que la culpabilidad, más o menos consciente, del superviviente es una emoción muy común. No es algo que pertenezca al mundo racional. Es un sentimiento en el que, en realidad, no importa lo que hiciste: te sientes culpable de todos modos." (DAVID RIEFF: "Susan Sontag no aceptó su muerte y por eso no pude decirle adiós". El País Semanal, 14/12/2008, p. 44)
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