"River Plate y Boca Juniors, los dos equipos con más
seguidores de Argentina, juegan a las 20.30 del domingo 9 de diciembre
un partido insólito. Nunca antes se han disputado el título de la Copa
Libertadores, nunca un partido ha estado rodeado de elementos tan
contradictorios.
La celebración en Madrid del partido de vuelta de la
final —el de ida terminó en empate— ha enojado a seguidores de ambos
equipos por cuanto supone una nueva constatación de que las aficiones
apenas son un factor a la hora de programar ese espectáculo llamado
fútbol. También ha creado un debate sobre seguridad y violencia que, en
no pocos casos, ha estado teñido de prejuicios hacia las sociedades
latinoamericanas.
Ángel Cappa (Bahía Blanca, Argentina, 1946) ha
entrenado equipos en cinco países distintos. Entre los clubes a los que
está ligado destacan los nombres de Olimpo, club en el que desarrolló su
carrera como jugador, el Real Madrid, donde obtuvo un título de liga
junto a Jorge Valdano, y River Plate, el club que llega hoy al Bernabéu
como local y que ha defendido hasta última hora su intención de jugar la
final en su campo, el Monumental de Buenos Aires. Como casi todos los
analistas, Cappa subraya la igualdad de los dos contendientes, aunque
denuncia la desigualdad deportiva que genera que el partido no se juegue
en la cancha de River Plate.
Si la identificación de política y deporte está
siempre bajo sospecha, el contexto de este River-Boca y la trágica
situación económica de Argentina convierten este encuentro en una
especie de punto de llegada de una crisis estirada durante largo tiempo.
Una crisis política que ha tenido reflejo en otra crisis futbolística
salpicada de los mismos ingredientes, corrupción, explotación, falta de
un modelo.
El hecho de que el partido se haya deslocalizado a Madrid
abunda en la percepción de que el fútbol que se proyecta para el futuro
se sitúa al margen de las raíces que lo convirtieron en el principal
entretenimiento popular de Argentina.
¿Qué significado tiene el partido que se juega el domingo en Madrid?
Lo
primero que se me ocurre es que es un atropello a la gente. Como
siempre. Una falta de respeto absoluta al fútbol argentino, al fútbol
sudamericano y a la gente. En segundo lugar, sospecho que detrás de todo
esto hay un negocio, por los personajes que están ahí alrededor, porque
no hay ningún fundamento para hacer lo que hicieron.
Es decir, el incidente que provocó la suspensión del
partido ocurrió en el trayecto al campo de juego, de modo que el
responsable es el ayuntamiento de la ciudad de Buenos Aires. Hasta el
punto que el responsable de seguridad del Ayuntamiento renunció, porque
dijo que era un fallo de la seguridad.
¿Qué tiene que ver River?
Absolutamente nada. ¿Cuál es la responsabilidad de River en esto? Ninguna.
En el estadio había 70.000 personas que estuvieron siete horas
esperando y les decían “dentro de una hora, dentro de dos, bueno vengan
mañana” Y fueron al otro día. Y no hubo ningún incidente. ¿Cuál es la
razón de sacar el partido y llevarlo a otro país? No hay ningún
fundamento, ninguna razón para hacerlo. Sospecho que es un negocio
enorme para muchas empresas. Entradas caras, se va a llenar el estadio,
las compañías de aviación han triplicado el precio del pasaje de Buenos
Aires a Madrid, hoteles, etc. Es un enorme impulso económico.
Porque, que tiren piedras a los autobuses pasa en
casi todos los países casi siempre. Yo he trabajado en muchos países,
acá mismo he sufrido que me hayan tirado piedras a un autobús y que una
vez rompieran un cristal, en una cancha, no te voy a decir dónde para no
hacer una polémica absurda. El otro día se vio por Youtube, con el
Manchester City entrando en el campo del Liverpool, que le tiraron de
todo, pero de todo.
Hubo una ventaja, que los cristales eran
irrompibles. Si aquí viene el Barcelona, sale del hotel, le tiran
piedras, qué se yo ¿qué tiene que ver el Real Madrid? El Madrid es
responsable de lo que sucede en el estadio... Por eso esto es una
arbitrariedad sospechosa.
¿Crees que se ha hecho un discurso
lindando lo xenófobo, que comparaba un fútbol civilizado europeo con un
fútbol y, por extensión, unas sociedades salvajes en Latinoamérica?
Sí,
lo han querido hacer y creo que lo han hecho a propósito. Mucha gente,
gente que no tiene la posibilidad de informarse, me dice “qué país
violento el tuyo”. Sí, claro, de parte de los dirigentes violentos de mi
país, porque castigan sin parar a la gente. Incluso dentro de Argentina
hubo periodistas que decían “qué país de mierda que tenemos”.
Y no es
cierto, además, hicieron una emboscada al autobús. Cuando estaba
entrando, lo rodearon de gente y no había policía, no había nadie. Esto
también es sospechoso ¿por qué no había nadie en ese momento? Todo es
sospechoso y no hay ningún fundamento para hacer lo que hicieron.
Ha habido una campaña para que todo el mundo crea que
como el fútbol argentino es súper violento no se puede hacer un partido
de River y Boca. Jugaron en Boca y no pasó absolutamente nada.
El partido parece una
especie de punto de llegada del declive del fútbol argentino que tiene
largo recorrido: la liga ha perdido mucho peso, la selección lleva
tiempo a la deriva, la federación (Asociación del Fútbol Argentino, AFA)
ha tenido múltiples problemas. ¿Hasta qué punto ese deterioro marca el
encuentro de hoy?
El
fútbol argentino está organizado desde hace muchos años simplemente para
vender jugadores. Es un campeonato que se hace para eso desde hace 30
años, más o menos. Antes un jugador aspiraba a jugar en los equipos
grandes de Argentina, ahora aspira a irse. Y se van muy jóvenes, se van
proyectos.
Este chico, [Exequiel] Palacios, que juega en River, es un
proyecto de jugador, no sabemos cómo va a terminar ese proyecto,
aparentemente bien, porque tiene condiciones, pero es un proyecto.
Lautaro Martínez es otro proyecto del fútbol argentino que está en
Italia. Antes se iban los jugadores consagrados, después cada vez iban
bajando el nivel de exigencia, y ahora se van los proyectos.
Es un campeonato que no tiene
identidad propia, que fabrica jugadores para los centros de poder
económico-futbolísticos. No solamente Argentina, toda Sudamérica.
Uruguay, Brasil, Colombia, Perú... Toda Sudamérica fabrica jugadores
para los centros de poder. Entonces claro, el nivel futbolístico bajó,
los equipos no se sostienen más de seis meses, porque enseguida se
venden los jugadores.
Juegan los que están saliendo y los veteranos que
vuelven de Europa. Está jugando Ponzio como figura en River y aquí
jugaba de lateral derecho en el Zaragoza hace yo que sé cuántos años.
Cuando el Zaragoza estaba en primera.
Y después, los dirigentes del
fútbol argentino han contribuido con su ineptitud a este deterioro
prácticamente absoluto. La AFA es el símbolo de lo que pasa en
Argentina. Lo que está ocurriendo en Argentina: fueron a elegir
presidente, eran impares los que elegían y resultó empatada la elección,
porque se hicieron trampas entre ellos.
Hicieron un contrato de cuatro
años a Sampaoli, el presidente dijo “no importa cómo salga en el
mundial, acá tenemos que hacer un proyecto...” Terminó el mundial y lo
echaron, y además no querían ni pagarle todas las cláusulas que le
hicieron. Todo el fútbol argentino es un despropósito detrás de otro.
Las barras bravas tienen
complicidades con las autoridades, con dirigentes, con políticos, con
sindicalistas burócratas, inclusive con parte de la policía, porque
manejan un gran negocio. Hace mucho tiempo que se les fue de las manos.
Empezaron a tener poder propio.
Cuando había enfrentamientos entre
ellas, ¿qué hicieron las autoridades? Decidir que no vayan los
visitantes a los campos de juego, para que no haya pelea. Una medida
ridícula. En vez de solucionar el problema van tapando agujeros. Es un
fútbol completamente deteriorado.
¿En qué medida el actual
presidente Macri ha tenido que ver en esta deriva de privatización del
fútbol que está teniendo lugar?
Macri es un
súbdito de Estados Unidos, uno de los más fieles, en la aplicación de
medidas neoliberales y, entre otras, una es la privatización de las
empresas. También están tratando de vaciar y de destruir Aerolíneas
Argentinas, una vez más. En el fútbol hay un proyecto para privatizar
los clubes.
Lo hicieron con Racing [de Avellaneda] hace un tiempo y
resultó muy mal, fue un desastre económico y de todo tipo. Y ahora
insisten en la privatización de los clubes, por supuesto, y Macri está
en ese proyecto. Por ahora parece que se resisten los clubes, vamos a
ver cuánto dura.
Una semana después de los hechos que provocaron la suspensión de la vuelta River-Boca se produjo una gran manifestación contra la cumbre del G-20 y contra el Gobierno de Macri, ¿Cómo ves la situación en Argentina?
En
Argentina hay una resistencia organizada, hay mucha concientización en
los barrios, en sindicatos combativos, organizaciones sociales que están
haciendo manifestaciones permanentes, hacen reclamos, resisten, y van a
la calle. Por eso, cada vez, la represión en Argentina es mayor. Ya van
tres o cuatro muertos, empezando por Santiago Maldonado, Rafael Nahuel,
y siguiendo por dos chicos que han matado hace poco.
Y ahora, [Patricia
‘Pato’] Bullrich, la ministra de Seguridad, acaba de presentar un
proyecto de ley para permitir que la policía dispare si ve la
insinuación de alguna violencia, que disparen sin ningún tipo de
objeción. Lo que se llama en Argentina el gatillo fácil. Es una
barbaridad.
Lo hacen porque la resistencia es muy abundante y es
muy combativa, no solamente en Buenos Aires, también en Córdoba,
Mendoza, Tucumán y en otras ciudades del país. Las medidas neoliberales
están siendo un evidente saqueo.
Argentina tiene hambre, cosa que no
ocurría desde la época de la dictadura. Hay hambre por la calle, la
pobreza ha aumentado —cuando se mide la pobreza de allí no se puede
medir cómo se mide la pobreza en Europa—, la pobreza es no tener para
comer hoy.
Con eso encima de la mesa, ellos ya prevén, porque ya
saben que hay barrios, y hay organizaciones combativas, que la
represión será mayor. Y por eso facultan a la policía para que dispare,
para aterrorizar a la gente. La gente va a la manifestación y por ahí te
pegan un tiro porque te vieron tirar una piedra o dicen que estabas
tirando una piedra y se terminó.
Entre paréntesis, fíjate cómo es la derecha de aquí de España, en los diarios de derecha —El País, El Mundo,
no digo los panfletos—, que no dice una sola palabra de lo que está
sucediendo en Argentina. Ni una palabra. Todos los índices económicos de
Argentina, todos, son un desastre, inclusive los índices macro, los que
aparentemente son para beneficiar a la oligarquía. Porque la gestión de
Macri es de una ineptitud casi cómica, si no fuera tan trágica.
Y acá
no dicen una sola palabra, mientras todos los días hay algo sobre
Venezuela. Y hablan de derechos humanos. Es increíble. No es solo
Argentina, ni una palabra de Brasil, de Honduras, de Marruecos... ni una
palabra. Lo que es, es un negocio. En Argentina hay 18 empresas, o más,
españolas que se están aprovechando de la situación, naturalmente.
Entonces, ni una palabra de Macri.
¿Cómo acompaña el fútbol a ese proceso?
Había un hit que hicieron en Argentina contra Macri y lo cantaban en
todas las canchas. Macri no tiene margen para el engaño, Macri trata de
engañar todos los días, dice “este semestre ya terminó la tormenta”,
pero a la gente cuando no come no hay manera de engañarla.
Acá es más
fácil porque la gente viste, come todos los días, acá puedes decir lo
que quieras. Allí no, porque la mayoría de la gente está hambrienta. No
hay manera de engañar a la gente en esa situación. Y la gente que va a
la cancha es esa gente también.
Después, hay gente de clase media que también empieza
a sufrir las consecuencias de esta gestión horrorosa. Cuando habla
Macri está claro que repite eslóganes que no sabe ni lo que dicen. Por
ejemplo, ese tópico que se dice “es que esto es como una familia, si uno
gasta más de lo que recibe...” esa estupidez, esas estupideces, también
están afectando a la clase media. Ya los únicos que lo sostienen son
los capitales, el “capital de la timba”, que se dice, el capital
financiero, que sí que gana dinero.
Macri decía que con estas medidas
[de austeridad] iba a venir un paquete de inversiones, no vino ninguna
lluvia, ni siquiera una nube. Lo que sí vinieron fueron inversiones para
la timba, para meter dinero en los bancos y salir rápidamente. Los
bancos están en un 74% de interés, una cosa histórica. Hay mucha gente
que pone dinero, diez millones, en los bancos y lo saca al mes y gana yo
qué sé cuánto.
No hay forma de que el fútbol engañe. Puede
entretener porque, por más que sea una crisis, la gente también se
enamora, la gente va al cine y la gente hace al amor, y la gente va a un
partido de fútbol. Pero no es que esté engañada. Con todo lo que pasó,
este River-Boca ha generado una expectación muy grande pero, así y todo,
hubo en el G-20 una manifestación —totalmente controlada, lejos
absolutamente de donde estaban los gobernantes— en la que hubo muchísima
gente, cosa que no te habrás enterado si lees El País y El Mundo.
Viniste a España en el año
76, y estabas aquí en el 78 cuando organizasteis un boicot al mundial
pero luego pasa, como comentaste en una entrevista reciente en Jot Down, y nos pasa a todos los futboleros que, a pesar de las terribles circunstancias uno termina viendo el partido.
Yo no lo organicé pero participé. El boicot era para denunciar la
dictadura militar. Pero es que han ocurrido cosas dramáticas. Estuve en
una charla sobre el boicot que organizamos con expresos de la Esma
(Escuela de Mecánica de la Armada) y me contaron que vieron el partido
junto con los torturadores." (Entrevista a Ángel Cappa, Pablo Elorsuy, El Salto, 09/12/18)
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