14/11/09

Un lama tibetano enseña en Lugo a encarar la muerte sin tumbas ni flores

""Cuando alguien muere, se pone su cuerpo en la tumba y se levantan construcciones de piedra y cemento, ¿qué hacen ahí?", se pregunta el lama Phuntsok cuando le preguntan por el ritual de la muerte en Occidente. Este monje tibetano ha estado esta semana en Mondoñedo (Lugo) para reflexionar sobre la muerte, es decir, por trabajo, porque su misión es enseñar a meditar y reflexionar sobre el sentido del fin de la vida. (...)

"En nuestra sociedad se le teme a la muerte, la ocultamos. Queríamos tratarla claramente", cuenta Luísa, una de las integrantes de A Nao Mai, la asociación que ha traído al lama Phuntsok a Mondoñedo. (...)

"La forma occidental de afrontar la muerte es extraña; se matan animales para comer, se crea sufrimiento", dice el lama, que llama a abandonar "el apego" para acabar con el dolor. El lama, una especie de guía o mentor espiritual para los budistas tibetanos, propone para ello el Shiné o "pacificación mental". "Es una práctica en la que se van disolviendo los cinco elementos agregados de la forma, como pasa en la muerte, para que sólo quede nuestra conciencia y podamos lograr la calma mental", explica. Pero para llegar a ese estado primero hay que tener claro que para un budista la muerte, como la vida, es una sucesión de estados o bardos.

"Hay seis bardos, tres en vida -nacimiento, sueño y meditación- y tres en muerte, que se inician poco antes de morir, con la agonía. Son estados intermedios entre una vida y la siguiente". La idea es liberarse del Samsara, el ciclo de los nacimientos, a través de la meditación.

A la vez que los cementerios, aunque sea tan sólo por unos días, se llenan de flores y suenan los responsos en las iglesias, en las comunidades budistas impera, como casi siempre, el silencio de la meditación. "Los budistas no visitamos a los muertos ni tenemos ninguna festividad de Difuntos. Se hace una puya al año de la muerte y otra a los dos. A los tres años, muchos lamas y monjes se reúnen para un gran ritual".

Pero la muerte, más allá de estos recordatorios, es sólo un tránsito. "Con las flores se muestra tristeza, pero para mí lo importante es haber sido virtuoso, recto, bueno". En definitiva, generar ese karma positivo que detiene el ciclo de los nacimientos o reencarnación." (El País, ed. Galicia, Galicia, 06/11/2009, p. 16)

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