Todos los que vivimos en el planeta tenemos, queramos o no, una identidad moderna. El caso es cómo ser modernos sin dejar de ser nosotros mismos" y no aceptarlo lleva al aislamiento de los talibanes o los salafistas.
"La situación en Irán es de esquizofrenia cultural", asegura, evocando el título de uno de sus libros. "En Occidente la religión es privada; en el islam no se da la separación entre el poder espiritual y el temporal. El espacio público está ocupado por la religión, que llegó al poder y se desvirtuó. Para regir un país como Irán, el chiismo se convirtió en ideología frente a otras como el liberalismo o el marxismo, sin estar equipado para ello".
La esquizofrenia no es solo un problema de Irán. "Octavio Paz dice lo mismo de América Latina", aunque "la situación es diferente en un país cristiano, con un idioma occidental como el español".
Se pregunta qué ha hecho que los derechos humanos hayan cuajado en Occidente y no en Asia. Defiende: "Revolución e islam son términos incompatibles, porque la revolución remite a la Ilustración y sus consecuencias y el islam supone la sumisión a Dios".
La necesidad del diálogo de civilizaciones es hoy más urgente que nunca. "Hoy todo se radicaliza: el cristianismo e incluso el hinduismo, que es una religión muy tolerante. El radicalismo del islam contamina todo el mundo".
La ventaja de Europa, sostiene, es que la potencia de las Iglesias ha caducado: "La Iglesia no volverá nunca al poder. El Papa puede clamar contra el preservativo, pero la gente hace lo que quiere y no puede ser sancionada. En Irán, en cambio, una mujer puede ser condenada a la lapidación". Y no quiere ni pensar en lo que hubiera pasado en Afganistán sin el freno al dominio de los talibanes con los que, afirma, "no se puede dialogar". (DARIUS SHAYEGAN: "El cristianismo también se está radicalizando". El País, última, 16/10/2010)
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