"Una pregunta flotaba en el aire: los países exitosos de Asia, en 
especial Japón, Corea del Sur y Taiwán, ¿a qué debían sus logros?
 Estos 
eran los países que habían experimentado un proceso de industrialización
 tardía y eran objeto de admiración por sus altas tasas de crecimiento 
sostenido y su desempeño espectacular en el comercio internacional. Así 
que era lógico preguntar cuál había sido su estrategia.
La respuesta desde la perspectiva neoliberal era que habían mantenido
 una política macroeconómica sana y habían favorecido la inversión 
privada. De este modo, conservando los agregados macroeconómicos en 
equilibrio, las fuerzas del mercado libre habían canalizado los recursos
 de manera adecuada y eso explicaba el triunfo económico de esos países.
 El éxito en materia de exportaciones fue también presentado como 
resultado de una política de apertura comercial y de liberalización 
frente a la inversión extranjera. Así que el auge económico en esos tres
 países era publicitado como consecuencia de dejar a las ventajas 
comparativas manifestarse libremente en el contexto de precios 
‘correctos’ (no distorsionados) y en medio de un entorno de política 
amistosa con los mecanismos de mercado.
Los logros del modelo asiático 
eran exhibidos como consecuencia lógica de la aplicación del paquete de 
políticas neoliberales. Desde los años sesenta se elaboraba ya una gran 
falsificación histórica sobre este tema, primero con Japón y después 
seguirían Corea y Taiwán.
Las investigaciones de Alice Amsden llevan a otra conclusión. Para 
empezar, el buen desempeño exportador se explica porque esos tres países
 se concentraron en construir ‘ventajas competitivas dinámicas’.
Este es
 un concepto radicalmente distinto del de las ventajas comparativas y 
coloca el acento en el aprendizaje y la adquisición de capacidades 
tecnológicas. Así, mientras las ventajas comparativas dependen de cosas 
como la dotación de recursos naturales o la abundancia de mano de obra, 
las ventajas dinámicas obedecen a una política deliberada en materia de 
tecnología y de inversiones.
 Corea del Sur, lo hizo notar Amsden, muy 
pronto se dio cuenta de que si continuaba concentrándose en actividades 
como la agricultura o la industria ligera (confección de ropa) nunca 
saldría de la trampa de la baja productividad. Había que aplicar una 
estrategia deliberada para escapar de ese agujero.
En 1989 Amsden mostró cómo la estrategia coreana pasó por una primera
 fase de reconstrucción después de la guerra (fase que incluyó una 
reforma agraria). Siguió una segunda etapa de fomento de exportaciones y
 fuerte proteccionismo frente a las importaciones: los exportadores 
fueron ayudados por un régimen de múltiples tipos de cambio y créditos 
subsidiados.
 Pero los apoyos no iban sin condiciones en materia de 
creación de empleo, penetración en el mercado internacional y generación
 de capacidad tecnológica. Un tercer escalón estuvo integrado por el 
apoyo decidido a industrias pesadas (acero, petroquímica, metales no 
ferrosos, barcos) e industrias de alto contenido tecnológico 
(electrónica y máquinas herramienta).
A lo largo de este proceso, la intervención del gobierno de Corea 
mantuvo lo que los neoliberales denominan ‘precios distorsionados’. Uno 
de los dictados de la teoría económica del neoliberalismo es que hay que
 evitar ‘distorsionar’ los precios del mercado para que éste proceda a 
asignar los recursos de manera eficiente.
 Muchos estudios presentaron 
desde los años sesenta el ejemplo de Japón y Corea como muestra de que 
el camino a seguir pasaba por la apertura comercial y la reducción de la
 intervención gubernamental. El análisis de Amsden destruye esa 
interpretación y muestra que con frecuencia es necesario mantener 
precios ‘equivocados’ para alcanzar el camino ‘correcto’."             (Attac España, 27/03/2012)
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