"Existen conceptos que se reproducen con
gran facilidad, y yo añadiría con frivolidad, en la prensa, no sólo
económica, sino también en la prensa generalista, que son erróneos y que
sistemáticamente favorecen a unos (por regla general al mundo del
capital) a costa de otros (por regla general al mundo del trabajo). Uno
de ellos es el concepto de costes laborales unitarios.
Se dice
constantemente que los costes laborales por persona empleada han crecido
más que la inflación, creando el gran problema de falta de
competitividad. En este argumento se supone erróneamente que los costes
laborales por trabajador son resultado de dividir el coste del trabajo
(los salarios) por la productividad.
Basándose en esta interpretación
errónea de lo que son los costes laborales por trabajador, se concluye
que si los salarios suben más que la productividad tendremos un
problema: aumentará la inflación. Y de ahí se asume que la elevada
inflación en España se debe a que los salarios han crecido más
rápidamente que la productividad y, por lo tanto, que hay que reducir
los salarios, a fin de reducir la inflación.
Pero, como bien ha señalado David
Lizoain, la definición de Coste Laboral Unitario (Unit Labour Cost, ULC)
no es la que se asume. ULC es el porcentaje que los salarios
representan sobre todo el producto, es decir, sobre la unidad de
producción, sea éste un coche, sea éste un servicio privado de limpieza.
En otras palabras, expresado matemáticamente, ULC = (precio del producto) x (porcentaje que los salarios representan sobre el producto final). Por lo tanto, el crecimiento del ULC puede deberse, bien al crecimiento del precio del producto (por ejemplo, como resultado del crecimiento de la inflación) o bien al aumento del porcentaje que los salarios representan sobre todo el producto (como resultado, por ejemplo, del mayor crecimiento de los salarios que del crecimiento de otros costes de producción, tales como los beneficios).
Pues bien, mirando los datos, resulta que en la mayoría de los años, este último factor, el porcentaje que los salarios representan sobre el coste del producto, ha ido descendiendo, en lugar de ir aumentando, mientras que el porcentaje que los beneficios representan sobre todo el producto ha ido creciendo.
Parecería lógico, por lo tanto, que se indicara que este porcentaje hay que reducirlo, pues su crecimiento (y no el crecimiento de los salarios) contribuiría a la inflación. Pues bien, usted, lector, nunca habrá leído en la literatura económica española (controlada en su gran mayoría por el pensamiento ortodoxo neoliberal), que hay que reducir los beneficios para disminuir la inflación y/o aumentar la competitividad.
Y a esto se le llama el sesgo ideológico de la cultura mediática y económica del país que siempre promueve soluciones que benefician al mundo empresarial a costa del mundo del trabajo." (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 29 de junio de 2012, en www.vnavarro.org, 29/06/2012)
En otras palabras, expresado matemáticamente, ULC = (precio del producto) x (porcentaje que los salarios representan sobre el producto final). Por lo tanto, el crecimiento del ULC puede deberse, bien al crecimiento del precio del producto (por ejemplo, como resultado del crecimiento de la inflación) o bien al aumento del porcentaje que los salarios representan sobre todo el producto (como resultado, por ejemplo, del mayor crecimiento de los salarios que del crecimiento de otros costes de producción, tales como los beneficios).
Pues bien, mirando los datos, resulta que en la mayoría de los años, este último factor, el porcentaje que los salarios representan sobre el coste del producto, ha ido descendiendo, en lugar de ir aumentando, mientras que el porcentaje que los beneficios representan sobre todo el producto ha ido creciendo.
Parecería lógico, por lo tanto, que se indicara que este porcentaje hay que reducirlo, pues su crecimiento (y no el crecimiento de los salarios) contribuiría a la inflación. Pues bien, usted, lector, nunca habrá leído en la literatura económica española (controlada en su gran mayoría por el pensamiento ortodoxo neoliberal), que hay que reducir los beneficios para disminuir la inflación y/o aumentar la competitividad.
Y a esto se le llama el sesgo ideológico de la cultura mediática y económica del país que siempre promueve soluciones que benefician al mundo empresarial a costa del mundo del trabajo." (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 29 de junio de 2012, en www.vnavarro.org, 29/06/2012)
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