26/9/12

El dogma económico de la “austeridad expansiva”

"Por definición, dogma es un sistema de creencias basadas en la fe y no en la evidencia científica.(...)

Un principio básico de tal dogma neoliberal es lo que éste define como “austeridad expansiva” (en inglés, Expansionary Austerity). Los generadores de tal principio son dos profesores de la Harvard University, Alberto Alesina y Silvia Ardagna que, a través de sus escritos sostienen que las políticas de austeridad (la manera como definen los recortes de gasto público y muy en especial del gasto público social, así como las medidas orientadas a reducir los salarios) estimulan el crecimiento económico, pues, según ellos, tales políticas de rectitud fiscal y ortodoxia económica dan confianza a los mercados financieros, que son los que en definitiva juegan un papel clave en la provisión de fondos invertidos en un país.

Que la deuda pública de un país tenga unos intereses altos o bajos depende primordialmente –según tales autores- de la famosa confianza de los mercados financieros (que quiere decir de la Banca, de las compañías de seguros, de los capitales de alto riesgo y de otras entidades financieras) en la capacidad de los Estados de poder pagar los intereses de su deuda pública.
Y la reducción de los salarios es –de nuevo, según ellos- buena, pues facilita la competitividad y las exportaciones, que son el motor de la economía. Esta bajada de salarios (facilitada por las reformas laborales, cuyo objetivo, casi nunca explicitado en sus propuestas, es precisamente bajar los salarios) y la eliminación o reducción de la protección social y del Estado del Bienestar, que protege primordialmente a las clases populares, incluyendo a los trabajadores, es parte de lo que se llama la devaluación doméstica.

Al no poder reducir el precio de los productos mediante la devaluación de la moneda, los países de la Eurozona tienen que conseguir la reducción de los precios de los productos y servicios que produce, a fin de hacerlos más competitivos, a base del descenso de los salarios.
Hasta aquí el dogma. Y las políticas que del dogma se derivan (recortes de gasto público y bajada de salarios) se han implementado en los países de la Eurozona durante estos años de crisis bajo el supuesto de que, a más recortes, habrá mayor crecimiento económico y, a más reducción de los salarios, habrá más crecimiento de las exportaciones y más estímulo y crecimiento económico. 

 Este dogma tiene sus sacerdotes –los economistas que gozan de gran proyección mediática, algunos con llamativas chaquetas que ayudan a dar visibilidad a tales argumentos, otros con la pomposidad de autodefinirse como los guardianes de la ortodoxia económica-. Todos ellos gozan, no sólo de amplias cajas de resonancia en los medios, sino de amplio apoyo financiero de la banca y de las grandes empresas en el país.(...)

El hecho de que, a pesar de que la evidencia científica muestra lo erróneo de sus supuestos, se continúe promoviendo es porque, como todo dogma, sirve a unos intereses financieros y económicos: la banca y la gran patronal, que lo financian y promueven.

 La gran mayoría de medios de información están profundamente endeudados y son dependientes de la banca. De ahí la gran visibilidad mediática de tales economistas, visibilidad que se debe a su función apologética del poder financiero y empresarial y no a su fortaleza argumentativa que es escasa, cuando no nula.
Hoy la Eurozona está en una crisis profunda, muy acentuada en los países GIPSI (Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia). Tras cuatro años de aplicación de tales políticas, ¿dónde está la expansión económica prometida? En realidad, no está, pues el dogma es profundamente erróneo.

 Estos recortes han contribuido a crear la recesión. Han creado un problema gravísimo de falta de demanda. El enorme endeudamiento de las familias (endeudamiento que benefició a la banca) limita las posibilidades de reavivar la economía, problema agravado todavía más con la reducción salarial.

En estos momentos, el único sector que puede reavivar la economía es el público, que precisamente está siendo también recortado, creando la enorme recesión (ver “El euro no tiene problemas; las clases populares sí que los tienen”. Social Europe Journal. 17.08.12, en www.vnavarro.org). (...)

Lo que estamos viendo es un ataque frontal al mundo del trabajo (la mayoría de la población) por parte del mundo del capital especulativo (una minoría de la población) que controla las instituciones europeas, incluyendo el BCE, que no protege a los Estados frente a la especulación de los mercados.

Es la lucha de clases, no sólo de la burguesía frente al mundo obrero (que existe y continúa), sino de una minoría frente a la gran mayoría de la población."           (Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario digital EL PLURAL, 10 de septiembre de 2012, en www.vnavarro.org, 10/09/2012)


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