"Marx planteó el carácter cíclico y estructural de las crisis
del capitalismo y la actual tiene un carácter multifacético que la hace
más profunda que las anteriores. ¿Existe posibilidad de solución dentro
del sistema, como pretenden los economistas neoliberales o enfrentamos
el imperativo de construir una alternativa al capitalismo?
Con el análisis que hizo Marx, uno podría incluso burlarse de la
superficialidad con que algunos economistas contemporáneos pretenden
explicar la crisis. Plantear que es un fenómeno pasajero y reducir las
causas a una simple falta de regulación de mercado y a la usura de
algunos grupos económicos aislados, es simplemente ridículo.
Enfrentamos
una crisis estructural del capitalismo, que dada su profundidad no
tiene solución dentro del sistema. Hay que entender que para el capital
la crisis no es un problema sino una solución, que permite destruir las
conquistas sociales y profundizar los niveles de explotación.
La
necesidad de superar la crisis la tienen los trabajadores, como decía
Marx, para salir de la anarquía del capitalismo. Por ello, se requiere
una alternativa al sistema, pero vivimos una paradoja: el poder
ideológico dominante es tal, que frente al desastre ambiental y
energético, se puede hablar del fin del mundo, pero no del fin del
capitalismo.
Se necesita más que indignación
La
crisis del sistema ha despertado la indignación de millones de personas
en el mundo, que se movilizan contra el modelo. ¿Cómo visualiza el
carácter de la lucha de los indignados en el mundo? ¿Luchan por más
equidad y justicia dentro del sistema o existe el germen de una lucha
por construir una alternativa al capitalismo?
Tengo un
gran respeto por las movilizaciones contra el modelo en distintas partes
del mundo, pero pienso que la lucha de los indignados no tiene un
sentido anticapitalista. Los moviliza la indignación por las injusticias
evidentes del sistema y difícilmente podría uno esperar algo más, luego
de una derrota tan dramática como la de 1989.
Vivimos un contexto
complejo desde el punto vista político y teórico, parecido al que
enfrentó Marx, con gran efervecencia política y fuerte presencia del
anarquismo. Él fue muy crítico con estos movimientos porque consideraba
que no eran la alternativa al capitalismo que él sentía necesaria. Hoy
se habla mucho de la circulación, de cambiar la forma de moneda, de
comercio justo, de banca solidaria.
Es la misma polémica que Marx tuvo
con Proudon, con el anarquismo iconoclasta que pensaba que modificando
la circulación cambiaba el sistema. Si los movimientos sociales, que en
la actualidad protestan contra el capitalismo quieren de verdad cambiar
las condiciones económicas y sociales, construir una alternativa,
necesitan a Marx.
Usted ha planteado que si la izquierda
no quiere desaparecer, tiene que volver a saber interpretar las
verdaderas causas de la crisis actual del capitalismo, y tener el coraje
de proponer y experimentar las respuestas radicales necesarias para
superarla. ¿Cuáles son esas respuestas radicales?
Si la
izquierda se plantea realizar sólo transformaciones superficiales e
insiste en defender y administrar los desastres del capitalismo,
significará su autodestrucción y el fortalecimiento de la extrema
derecha, que en la actualidad es muy fuerte en Europa.
A diferencia de
1989, donde esa derrota afectó fundamentalmente a los partidos
comunistas de la órbita soviética, será el principio del fin de los
partidos socialistas y de la social democracia. Hay que oponerse al
capitalismo y plantear una alternativa.
¿Es esa alternativa el socialismo?
Puede ser el socialismo, pero es esencial determinar las
características de ese socialismo. Aspectos como el medio ambiente, la
energía y la ecología deben ser fundamentales. También a la luz del
estudio de las últimas notas de Marx pienso que debe existir una
participación radical, una democracia - Marx utilizaba la expresión
autogobierno de los productores -, que implica una participación
política y económica del pueblo.
En la democracia neoliberal, la esfera
económica domina a la política y la ha privado del control democrático, a
tal punto que un cambio de gobierno no altera las directrices de la
política económica y social. Pienso que debemos hacer lo opuesto: la
esfera política, de participación tiene que ser potenciada al máximo.
Algunas experiencias de América Latina me parecen esperanzadoras, porque
existe un movimiento social amplio y fuerte.
¿A qué experiencias se refiere?
Las nuevas constituciones políticas en Bolivia y Ecuador son un hecho
importante. Visité Bolivia y vi un movimiento político social fuerte con
conciencia, que en mi opinión constituye un elemento esencial para que
podamos hacer algo distinto a la derecha.
Es fundamental que los
gobiernos de izquierda de estos países dialoguen con los movimientos
sociales y transforman esta experiencia en algo plural, aceptando las
diferentes culturas de izquierda.
Si no lo hacen, enfrentarán serios
problemas, lo que sería muy negativo para la izquierda de esos países,
de América Latina e incluso para la izquierda mundial." (Entrevista a Marcello Musto, politólogo y filósofo italiano, Rebelión, 12/09/2012, Oliverio Comte, Punto Final)
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