"Las redes comenzaron a tejerse en internet, al calor de la primavera árabe y
de una grave crisis económica aderezada con una clase política cada vez
más desacreditada. Los mimbres para el éxito de la manifestación ya
estaban puestos. La convocatoria fue masiva.
Tras ella, unos cuantos rezagados decidieron reunirse en una plaza.
Muchos no se conocían.
Querían hacer algo, pero no sabían el qué. De
repente, alguien sacó un megáfono. El resto –no más de cincuenta
personas– se animaron con un grito inocente, pero que acabó por ser una
de las señas de identidad de lo que, días más tarde, la prensa internacional denominó spanishrevolution. "¡Esta noche nadie se marcha!",
gritaron.
Y no se marcharon. Era la noche del 15 de mayo de 2011 y la
plaza la Puerta del Sol de Madrid. Lo que ocurrió después ha sido
recogido en infinidad de artículos periodísticos, estudios científicos,
documentales, libros e incluso películas. Pero, ¿qué ha pasado con las personas que comenzaron a dar forma al 15-M antes de que se llamara 15-M?
"Voy a algunas convocatorias, pero ya no estoy tan implicado entre otras
cosas porque no tengo tanto tiempo. Aprendí mucho. Del 15-M hay cosas
que no me gustan, otras me encantan. Lo que es seguro es que mucho de lo
bueno que llegó entonces lo hizo para quedarse", (...)
"Fueron muchos meses de trabajo duro. La tensión y las críticas me quemaron un poco y por eso decidí apartarme",
señala. Licenciado en Derecho y Políticas, fue acusado desde dentro del
15-M de querer copar demasiado protagonismo.
Ahora trabaja como
promotor de campañas en Change.org,
una plataforma de activismo online. Cree que el movimiento perdió
"inclusividad" cuando la gente "con más experiencia" intentó llevar al
15-M a sus propuestas concretas. "Cada uno quiso vender su libro y eso
generó rechazo", asegura. (...)
"Hay gente que no supo dosificar. Después de años de letargo dedicaron
cuerpo y alma a esta causa. Muchos se frustraron al no ver resultados
inmediatos" (...)
"El 15-M fue un soplo de aire fresco para la ranciedad del activismo,
que exportó algunos de sus vicios a la acampada. La parte buena es que
la gente más bregada tras años de militancia lidió con problemas como
los asuntos legales o la permanencia", señala.
Él contempla el activismo
como una forma de vida, pero reconoce que ha visto frustración
en muchas de las personas con las que ha compartido charlas y asambleas
en el último año y medio. "No es todo una gran victoria o nada. El
proceso natural del cambio social se compone de pequeños logros.
Uno de
los problemas del 15-M ha sido precisamente la marca, se crearon estructuras demasiado rígidas y una burocracia excesiva",
asegura. Y entre esos vicios importados, Javier rescata especialmente
uno: "No se puede aplicar a una asamblea de 1.000 personas el método de
la de un centro social en la que participamos veinte". (...)
"Agente, vamos a pasar la noche de forma pacífica, no vamos a hacer
ruido y no vamos a ensuciar nada", recuerda que le dijeron a un policía. (...)
Asegura que tiene ejemplos "muy potentes" de gente que "antes se consideraba apolítica" y que ahora son "cimientos fundamentales" del movimiento. (...)
"Lo mejor del 15-M es que nos hemos conocido y hemos entendido que se trata de una lucha global" (...)
Nadie se atreve a negar que la lucha contra el drama de los desahucios es
uno de los grandes logros del 15-M. También el hecho de haber hecho de
las discusiones políticas algo habitual. Y eso es algo en lo que también
coinciden todas las personas consultadas para este reportaje. "El éxito
del 15-M ha cristalizado en movimientos como el stop desahucios" (...)
"Cada vez hay más gente que piensa que radicales son los que recortan
derechos o modifican a su antojo la Constitución, no los que estamos
luchando en la calle", señala. Fabio, por su parte, cree que el 15-M
también ha contribuido a poner en el debate público determinados
aspectos que antes estaban relegados a grupos secundarios o ambientes
académicos.
"Se ha dado visibilidad a asuntos como el fraude fiscal. Es
algo sobre lo que ahora la gente tiene más conciencia". Nicolás, por
otro lado, cree que el 15-M también ha fomentado la empatía. "Creo que
ahora a todos nos cuesta un poco menos ponernos en el lugar del otro",
sentencia." (Público, 28/11/2012)
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