"Los efectos de la crisis financiera que arrancó en el verano 2008 tras
la caída del banco Lehman Brothers han afectado de manera sensible a
todas las clases sociales de España, menos a las más adineradas, que
apenas han notado sus efectos.
Esta es una de las conclusiones que se
extraen de un nuevo informe publicado por la Fundación Alternativas, que indica que el número de hogares en situación de pobreza severa se ha duplicado, pasando del 4% al 8%, mientras que la proporción de hogares más ricos se mantiene constante. (...)
El informe, titulado ¿Cómo afecta la crisis a las clases sociales?, señala que la desigualdad ha aumentado sobre todo por el empobrecimiento de los trabajadores no cualificados,
los que más han retrocedido tras la crisis, y que tan sólo representan
el 2,8% de la ocupación según los datos de 2011.
Este grupo se ha visto
reducido a la mitad en las últimas tres décadas, algo que también ha
ocurrido con los obreros cualificados, cuyo porcentaje ha descendido del
31,0% del año 1977 al 15,5% de 2012. Una evolución que da fe de los
cambios estructurales en el panorama laboral español.
El estudio, realizado por el sociólogo José Saturnino Martín García del Laboratorio de Alternativas y que utiliza el esquema de clases de Max Weber como marco referencial, señala que esta evolución se debe, ante todo, a la crisis de la construcción, que empleaba a un gran número de trabajadores de baja cualificación. (...)
“Pero, en España, los volúmenes tan altos de paro se suelen deber a la destrucción de sectores
y no a que la gente esté menos dispuesta a trabajar”, añade el
sociólogo. Algo que ya ocurriese en su día tras la reconversión
industrial y el declive del sector agrario y que ahora ha sucedido con
la construcción.
“Por mucho que se hable de la importancia de los
individuos, y de que una buena formación facilita encontrar trabajo, si
se ha destruido el sector en el que trabajas, lo tendrás mucho más
difícil”.
Martín García añade una dificultad añadida a aquella que
hubieron de sufrir los trabajadores no cualificados de los años sesenta
y setenta, cuando el paro de la agricultura se trasladó al sector
servicios, es la dificultad de adaptación. “Es fácil adaptarse a un
empleo de camarero”, indica el sociólogo. “Pero es mucho más complicado
pasar de ser un albañil al sector de nuevas tecnologías, y esto es aún más difícil a cierta edad”.
Los datos señalan que el porcentaje de los extremadamente pobres ha
aumentado en apenas un lustro del 3,7% al 8,0%, mientras que los pobres
han pasado del 16,6% al 18,4%, conformando en total un 26,4% de
españoles en situación de pobreza. Por su parte, la considerada como
clase alta también ha crecido, del 8,4% al 8,9%. Esta polarización de la
sociedad española parecería explicarse por la disolución de la clase media y media alta. (...)
El autor matiza que determinados sectores laborales han sido especialmente perjudicados, como ocurre con los periodistas,
que han notado aún más la crisis que la construcción, sólo que
representan un porcentaje mucho menor que aquel por lo que no han
resultado tan significativos en el cómputo global.
Los
que han mejorado su posición son los pertenecientes a las profesiones
liberales, que es el grupo en el que menos ha bajado el poder
adquisitivo, un 2,9%. Se trata del grupo social que, junto a los
directivos, menos está notando la crisis ya que, como explica Martín
García, tiene más capacidad de negociación.
Por el contrario, los que más están notando los efectos de las
dificultades económicas en lo que concierne a su poder adquisitivo es la
clase de servicio bajo, formada por los que poseen diplomaturas o
formación profesional superior. En ese grupo, explica Martín García, se
clasifican los empleos como enfermeros o trabajadores de imagen y
sonido, y se trata de aquel en el que encaja un amplio porcentaje del paro juvenil.
Son los obreros no cualificados
los que sufren un mayor desempleo, un 35,2%, en contraste con el 12,3%
del año 1977. Les siguen los obreros cualificados (19,5%), los servicios
no cualificados (16,6%) y los administrativos-comerciales (12,2%),
según los datos de la Encuesta de Población Activa realizada por el INE
que recoge el estudio.
“Una sociedad más igualitaria no es sólo una sociedad en la que las
diferencias de ingresos son altas o bajas, también es una sociedad en la
que el nivel de vida no está determinado por la clase social”, explica
el informe, poniendo de manifiesto que en España la adscripción a determinados orígenes aún
influye de manera sensible en la vida posterior del ciudadano. “Por
mucho que se hable de la importancia de los individuos, las reglas
sociales de cada clase siguen siendo muy importantes”, añade el autor. (...)" (El Confidencial, 16/01/2014)
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