"¿Qué hacer?
A.) En el actual contexto internacional, los Estados son los únicos actores con capacidad de enfrentarse al poder de los grandes actores globales. La Unión Europea es, hoy por hoy, un espacio destinado a debilitar a los Estados frente a dichos actores.
Hay que democratizar los Estados para
que se conviertan en instrumentos al servicio del interés general, no
debilitarlos aún más fraccionándolos en unidades territoriales más
pequeñas.
B.) Seguir ignorando el componente identitario de la acción política es colocarse en una posición de defensiva y pasividad frente a las fuerzas nacionalistas: frente al nacionalismo españolista y frente al nacionalismo periférico en sus diferentes variantes. La izquierda del estado tiene que abordar de forma ofensiva y sistemática la construcción de una identidad nueva y compartida.
Esta identidad sólo
puede ser plural, republicana y solidaria: no hay espacio político para
crear una identidad confederal que no acabe reforzando al nacionalismo.
La construcción de una identidad compartida tiene que transcurrir por
el canal de la razón, de la ilustración y de las tradiciones
empancipatorias de la humanidad.
Si estas no se implantan en la sociedad
y en las escuelas, será imposible construir un espacio territorial
compartido de solidaridad y complicidad entre todas las nacionalidades.
Esto no es sinónimo de uniformización pero tampoco es sinónimo de
contrucción de un proyecto confederal.
C.) En el núcleo de la construcción identitaria están a.) las lenguas, y b.) la construcción de relatos históricos coherentes con las tradiciones emancipatorias y humanistas.
a.) Hay que
crear un único espacio plurilingue en todo el Estado a lo largo de
varias generaciones. Los niños tienen que nacer, crecer y desarrollarse
como individuos en y gracias a esta diversidad lingüística. (...)
b.) Hay que
escribir entre todos una historia basada en la identificación de las
tradiciones humanistas, heterodoxas, solidarias y universalistas. Las
luchas de la transición, la segunda experiencia republicana, la cultura
del trabajo, el regeneracionismo cultural del siglo XIX y su
descubrimiento de los dialécticos, de las tradiciones populares y de la
naturaleza, el liberalismo progresista del siglo XIX, las pluralidad
religiosa y el comunitarismo democrático medievales, son algunas de
ellas.
No es posible crear nada en este sentido poniendo al mismo nivel a
los defensores y los destructores de la democracia, a los que han
defendido la heterodoxia religiosa y los que la han destruido, a los que
viven del trabajo y los que viven de la propiedad. Esta equiparación
es la que ha bloqueado la construcción de una identidad democrática
compartida a partir de 1978, el contenido republicano de dicha
identidad es una garantía inprescindible para que salga adelante.
D.) Hay que hacer coincidir el discurso territorial que tiene la izquierda alternativa del Estado con el que tiene para Europa y el mundo en general.
¡No es posible pedir una Europa más solidaria y, al
mismo tiempo, trabajar para destruir las bases de la solidaridad entre
los territorios del Estado por mucho que pueda y deba mejorar el
funcionamiento del Estado y por mucho que quede por hacer para crear
órganos democráticos de representación de los territorios.
El
internacionalismo no es compatible con el argumento del exclusivismo
territorial por mucha solidaridad que se muestre por las causas
palestina, bolivariana o cubana.
E.) La construcción cultural e identitaria tiene que ir acompañada de una propuesta para la configuración institucional de una República Federal -que no confederal- Multinacional.
En
ella quedarían recogidos los derechos y las obligaciones de los
ciudadanos y de
todos los territorios siguiendo los principios de una nueva convivencia
consitucional:
la solidaridad entre clases y territorios, la puesta de la economía al
servicio
del interés general y la sostenibilidad del planeta, la diversidad
cultural y lingüistica en todo el territorio
de la República, su neutralidad activa en el plano internacional, la
separación geográfica
de las sedes del poder ejecutivo-legislativo y judicial, la laicidad y
la representación territorial siguiendo criterios de justicia social y
territorial etc." (Armando Fernández Steinko, 'Esbozo de una propuesta ofensiva sobre el tema nacional', Piensa y actúa, 21/01/2014)
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