28/3/14

El coste de una renta mínima en Cataluña sería de 2.027 millones, con 640.000 beneficiarios

"(...) ¿Qué coste tendría para la Generalitat la implementación de la Renta Garantizada de Ciudadanía?

S.G: El coste ahora mismo no lo puede decir nadie, ni tan solo el mismo Govern de la Generalitat porque no hay datos para calcularlo. No hay datos fiables desde el 2012.

J.A: Hicimos unas proyecciones de cálculo fundamentadas en los últimos datos conocidos. Se necesitan más datos para poder calcular la Renta con garantías. El cálculo de lo que supondría la RGC es complejo, ya que tiene en cuenta toda una serie de indicadores para poder acceder a ella. 

 Con los datos existentes en el 2012, el coste de una Renta de este tipo sería de unos 2027 millones de euros, con poco más de 640.000 beneficiarios.

S.G: En la actualidad, se podrían hacer cómputos similares para llegar a una conclusión parecida.

¿Qué indicadores se tendrían en cuenta para poderse beneficiar de esta renta básica?

S.G: Para acceder a la RGC, deberíamos saber quién tiene derecho a la prestación y qué datos públicos tenemos al alcance para poder calcularla. En el primer caso, tendrían derecho todos los mayores de 18 años, sin límite alguno de edad. 

Además, sería individual, lo que implica introducir un elemento de complejidad, ya que a la prestación podría acceder más de una persona en el mismo núcleo familiar de convivencia. Esta Renta tendría también un carácter suplementario. Es decir, se accedería, una vez agotadas las anteriores prestaciones a las que se tuviese derecho y garantizaría 664 euros al mes.

Funcionaría como un último freno.

S.G: Un ejemplo claro para entender esto sería el caso de una mujer que recibe únicamente una pensión de viudedad de 440 euros. Con la aplicación de la RGC tendría derecho a percibir una cantidad suplementaria que le permitiese alcanzar este nivel fijado en los 664 euros al mes.

En el caso de las prestaciones, nos podemos encontrar, por ejemplo, que si uno no recibe ningún tipo de prestación, no puede acceder a los descuentos que ofrece el transporte público en Barcelona, y si se cobra el paro, sí.

J.A: Es una auténtica locura y no se acaban de entender los requisitos que se imponen para alcanzar cualquier tipo de prestaciones.

S.G: Este carácter suplementario del que hablamos tiene diversas funciones. Una de las más importantes es dar respuesta a la dispersión de competencias que se da entre el gobierno central y los autonómicos. Si Catalunya establece esta Renta, a la que se podría acceder renunciando a rentas del Estado inferiores a esos 664 euros, automáticamente en Catalunya cualquier persona empadronada podría acceder a estos derechos de forma más fácil.

 Aparte de estar empadronado, ¿qué otros requisitos contempláis como necesarios para cobrar la RGC?
 
Estar empadronado y, en el caso de los extranjeros, tener la residencia. En nuestra propuesta, si en el núcleo familiar se dan más beneficiarios, serían 664 euros más el 70% de esta RGC sí son dos, un 40% más que se sumaría por un tercer miembro, etc. Cuantas más personas formen parte de la unidad familiar más irían disminuyendo las ayudas individuales. 

El discurso de los recortes ha puesto el énfasis muchas veces en el carácter desincentivador de las ayudas, que son vistas casi como un regalo del Estado por no trabajar.

J.A: El acceso a la RGC incluye obligaciones. Estaría vinculada a la búsqueda de empleo, pero no estaría condicionada a compromisos de inserción socio-laboral o formación. Tampoco estaría sujeto a disponibilidades presupuestarias, pues pensamos que es un derecho básico. Es el discurso oficial y habitual. Que cada uno se ponga en esa situación. Con esos 664 euros. ¿No buscaría trabajo? ¿No querría mejorar su situación?

S.G: La Renta incluye la obligación de aceptar una oferta de trabajo adecuada, que es un concepto ya regulado en la Unión Europea, y que significa que durante el primer año es adecuada cualquier oferta de un trabajo similar al desempeñado hasta la pérdida del anterior puesto laboral. A partir del segundo año, cualquier trabajo, pero que no suponga una movilidad obligada y con respeto a la dignidad.

¿La aprobación por el Parlament de Catalunya de una medida de este tipo serviría de estímulo económico?

J.A: Primero, y esto es lo principal, ayudaría a disminuir la pobreza. Estos 664 euros no son una cifra caprichosa, son los que marcan el indicador de suficiencia económica, que además hace cuatro años que no se toca. Una persona es considerada pobre en Catalunya si sus ingresos están por debajo de este umbral.

 Lo que decimos es que si se aprueba esta iniciativa, no habría pobres, en el sentido legal, evidentemente. Si elegimos otros indicadores, la cosa puede cambiar mucho. La Unión Europea usa el 60% de la mediana nacional de los ingresos por unidad de consumo -que son los ingresos totales del hogar entre el número de miembros-.

S.G: En este terreno hay una doble vertiente. ¿Es rentable? Y, ¿por qué? El Govern de la Generalitat no debe pagar los 2.000 millones que hablábamos, sino las 12 pagas. Ayudaría primero a subsistir, lo que quiere decir, consumir. 

Sin ingresos, poco consumo puede haber...

S.G:Seguir como estamos. Irse a vivir de la pensión de los abuelos. Es una opción...

¿Son aún reversibles las consecuencias de la crisis económica?

J.A: Creemos que con la aplicación de la RGC se paliaría una parte. Se podría generar un consumo, por pequeño que fuese, que acabaría revirtiendo, vía IVA, impuestos, etc, en las mismas arcas del Estado. Cualquier política de recuperación económica en un momento de crisis pasa por incentivar el consumo.

El Gobierno de Rajoy parece que ha optado por otro camino.

S.G: Y el de la Generalitat también. Este movimiento a favor de la Renta, la campaña de la ILP por llevarla al Parlament, nace en julio de 2011, cuando se decide liquidar el PIRMI. Había 90.000 familias que lo cobraban.

J.A: Y ésta era la campaña de limpieza, vinculada a la lucha contra el fraude, y de paso, contra la inmigración. Este era el discurso publicitario de la Generalitat. Su excusa. Si leemos el preámbulo del decreto que suprime el PIRMI, dice claramente que como cada vez habrá más parados y más solicitudes para cobrarlo, si no paramos ahora, no podremos pagar en el futuro. 

Son palabras textuales. Es su justificación. Y pasan la pelota al gobierno central. Es un discurso sobre todo que incide en los presuntos excesos de los inmigrantes, y en especial, de las mujeres.

¿La pobreza le sale cara al Estado?

S.G: Sí, es evidente. Es un factor muy estudiado. En ayuntamientos como el de Terrassa desde 2008 y hasta 2013 el incremento del gasto municipal en becas-comedor, ayudas a niños, etc, ha sido del 300%. Es un gasto que sirve para que las familias puedan comer o acceder al transporte público. Sin el PIRMI, han sido los ayuntamientos los que han tenido que asumir ese gasto y poner el dinero. (...)"             (Entrevista a Sixte Garganté,  y Jordi Arcarons, Público 21/03/2014)

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