"(...) 1. ¿Por qué hubo una Guerra Civil en España?
En 1936 había en España una República, cuyas leyes y actuaciones
habían abierto la posibilidad histórica de solucionar problemas
irresueltos, pero habían encontrado también, y provocado, importantes
factores de inestabilidad, frente a los que sus gobiernos no supieron, o
no pudieron, poner en marcha los recursos apropiados para
contrarrestarlos.
La amenaza al orden social y la subversión de las relaciones de clase
se percibían con mayor intensidad en 1936 que en los primeros años de
la República. La estabilidad política del régimen también corría mayor
peligro. El lenguaje de clase, con su retórica sobre las divisiones
sociales y sus incitaciones a atacar al contrario, había impregnado
gradualmente la atmósfera española.
La República intentó transformar
demasiadas cosas a la vez: la tierra, la Iglesia, el Ejército, la
educación, las relaciones laborales. Suscitó grandes expectativas, que
no pudo satisfacer, y se creó pronto muchos y poderosos enemigos.
La sociedad española se fragmentó, con la convivencia bastante
deteriorada, y como pasaba en todos los países europeos, posiblemente
con la excepción de Gran Bretaña, el rechazo de la democracia liberal a
favor del autoritarismo avanzaba a pasos agigantados. Nada de eso
conducía necesariamente a una guerra civil.
Ésta empezó porque un golpe
de Estado militar no consiguió de entrada su objetivo fundamental,
apoderarse del poder y derribar al régimen republicano, y porque, al
contrario de lo que ocurrió con otras repúblicas del período, hubo una
resistencia importante y amplia, militar y civil, frente al intento de
imponer un sistema autoritario.
Sin esa combinación de golpe de Estado,
división de las fuerzas armadas y resistencia, nunca se habría producido
una guerra civil.
Vista la historia de Europa de esos años, y la de las otras República
que no pudieron mantenerse como regímenes democráticos, lo normal es que
la República española tampoco hubiera podido sobrevivir. Pero eso no lo
sabremos nunca porque la sublevación militar tuvo la peculiaridad de
provocar una fractura dentro del Ejército y de las fuerzas de seguridad.
Y al hacerlo, abrió la posibilidad de que diferentes grupos armados
compitieran por mantener el poder o por conquistarlo. El Estado
republicano se tambaleó, el orden quebró y una revolución radical y
destructora se extendió como la lava de un volcán por las ciudades donde
la sublevación había fracasado.
Allí donde triunfó, los militares
pusieron en marcha un sistema de terror que aniquiló físicamente a sus
enemigos políticos e ideológicos. Era julio de 1936 y así comenzó la
Guerra Civil española. (...)
4. ¿Por qué se movilizaron tantos extranjeros en la guerra española?
Dentro de esa guerra internacional en suelo español hubo varias y
diferentes contiendas. En primer lugar, un conflicto militar, iniciado
cuando el golpe de Estado enterró las soluciones políticas y puso en su
lugar las armas. Fue también una guerra de clases, entre diferentes
concepciones del orden social, una guerra de religión, entre el
catolicismo y el anticlericalismo, una guerra en torno a la idea de la
patria y de la nación, y una guerra de ideas que estaban entonces en
pugna en el escenario internacional.
En la guerra civil española
cristalizaron, en suma, batallas universales entre propietarios y
trabajadores, Iglesia y Estado, entre oscurantismo y modernización,
dirimidas en un marco internacional desequilibrado por la crisis de las
democracias y la irrupción del comunismo y del fascismo. Por eso tanta
gente de diferentes países, obreros, intelectuales y escritores, se
sintió emocionalmente comprometida con el conflicto.
5. ¿Por qué ganó Franco la guerra?
Los militares sublevados en julio de 1936 ganaron la guerra porque
tenían las tropas mejor entrenadas del ejército español, al poder
económico, estaban más unidos que el bando republicano y los vientos
internacionales soplaban a su favor. Después de la Primera Guerra
Mundial y del triunfo de la revolución en Rusia, ninguna guerra civil
podía ser ya sólo “interna”.
Cuando empezó la Guerra Civil española, los
poderes democráticos estaban intentando a toda costa “apaciguar” a los
fascismos, sobre todo a la Alemania nazi, en vez de oponerse a quien
realmente amenazaba el equilibrio de poder. La República se encontró,
por lo tanto, con la tremenda adversidad de tener que hacer la guerra a
unos militares sublevados que se beneficiaron desde el principio de esa
situación internacional tan favorable a sus intereses.
La victoria incondicional de las tropas del general Francisco Franco,
el 1 de abril de 1939, inauguró la última de las dictaduras que se
establecieron en Europa antes de la Segunda Guerra Mundial. La dictadura
de Franco, como la de Hitler, Mussolini u otros dictadores derechistas
de esos años, se apoyó en el rechazo de amplios sectores de la sociedad a
la democracia liberal y a la revolución, quienes pedían a cambio una
solución autoritaria que mantuviera el orden y fortaleciera al Estado. (...)" (Julián Casanova, El País, 01 de abril de 2014)
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