2/6/14

A la hora de proponer alternativas, es importante la inserción de la clase obrera en el propio territorio

"(...) En las últimas décadas se han dado transformaciones sustantivas en la estructura y composición de la clase trabajadora, así como en su nivel de conciencia. En España, por ejemplo, todo ello aparece vinculado a los procesos de desindustrialización. 

Pero no debe olvidarse un fenómeno global: desde 1989, con la caída del campo socialista, se produce la denominada “gran duplicación”, es decir, 2.000 millones de trabajadores aparecen “de golpe” y dispuestos a valorizarse en el mercado mundial. 

Esa mano de obra es empujada al mercado global con el fin de que la clase trabajadora compita entre sí. Es un fenómeno en el que se insiste poco. “Por eso, a la hora de proponer alternativas, es importante la inserción de la clase obrera en el propio territorio”, apunta Monereo. 

El comunismo existe. No es una abstracción. Y existe porque en las sociedades capitalistas se continúa dando una contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. 

Entonces, ¿dónde hallar el sujeto revolucionario? Una gran reserva estratégica para cualquier opción emancipadora esta en los jóvenes (hoy, desde los 15 a los 40 años), hijos de las capas medias y la clase trabajadora, muchos de ellos con buena formación pero sin empleo ni horizonte vital. “Esto será decisivo cara al futuro”. 

Según Monereo, “podríamos reducir la jornada laboral y repartir el trabajo pero, en lugar de hacerlo, construimos sociedades en las que los individuos se devoran”. Con todo, el socialismo continúa siempre ahí, filtrándose en las contradicciones de la economía capitalista. 

En el análisis debe considerarse que la izquierda se enfrenta aún a la gran derrota cultural de los años 90. Y por eso, ahora, “se trata de convencer a gran parte de los trabajadores de que esta sociedad no ofrece alternativa”. La gran cuestión: ¿Cómo se protegen las clases trabajadoras, desamparadas ante la crisis? 

O dicho de otro modo, ¿cómo despertar y reconstruir el imaginario socialista? El fascismo está al acecho, presto para proporcionarles identidad. Además, a la izquierda se le ha dejado inerme frente al capitalismo. “Y en ello tiene la socialdemocracia la responsabilidad principal”, concluye el politólogo. (...)

 “Necesitamos un socialismo que le diga a la gente que va a vivir mejor que en el capitalismo, y que va a ser protagonista”. Sabiendo, de nuevo, que hay que afrontar una larga transición para cambiarnos a nosotros como seres humanos (“fue esta la gran verdad del Che”, introduce Monereo). 

Que los hombres y las mujeres se conviertan en dueños de sus destinos en la fábrica, en el tajo y en los hogares. Es cierto, por tanto, que la sociedad capitalista está preñada, impregnada de comunismo, que penetra por todas las contradicciones.

 “Pero no hay socialismo sin que cambiemos nosotros un poco cada día; esto lo aprendí de Jesús de Nazaret, pero también de Anselmo Lorenzo, de Pablo Iglesias, Dolores Ibárruri y Pepe Díaz, que se la jugaron por eso que se dio en llamar socialismo y comunismo”.(...)"             (Entrevista a Manolo Monereo, Enric Llopis, en Rebelión, 13/05/2014)

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