"Muy temprano en la mañana, Adriana Álvarez
ya estaba lista con su uniforme de McDonald’s para llevar a su hijo a
la guardería. Pero este jueves no va a ir a trabajar, va a las protestas
por un salario de US$15 la hora.
Ahora gana US$9,75 y pese a que trabaja “a
tiempo completo” en un restaurante de Chicago, como muchos en la
industria de la comida rápida en Estados Unidos, no llega a fin de mes,
necesita de la ayuda del Estado.
La
respuesta de más de la mitad de las familias de los empleados de
restaurantes de comida rápida es acudir a alguno de los programas de
ayudas del Estado.
De eso
trata el estudio “Comida rápida, salarios de pobreza” publicado en enero
de 2013 por el Instituto de Trabajo y Empleo de Universidad de
California. El informe calcula que las ayudas a los trabajadores del
sector de la comida rápida le cuestan al Estado US$7.000 millones al
año.
Adriana,
por ejemplo, hasta hace poco recibía ayuda para la compra de alimentos,
pero cuando solicitó renovarla le fue denegada. “Ahora, pagado por el
gobierno sólo tengo el seguro médico de mi hijo y mío”, cuenta.
Así es
que, cuando un estadounidense entra en cualquiera de las grandes cadenas
de comida rápida debería ser consciente de que el bajo precio del menú
lo termina pagando caro en forma de impuestos.
Según el
mencionado estudio, de la profesora Sylvia Allegreto, la media de
quienes trabajan en primera línea de las cadenas de comida rápida gana
US$8,69 la hora y, en general, la empresa no les paga el seguro de
salud.
Con eso,
el 52% de las familias de quienes trabajan en los restaurantes de comida
rápida están en uno o más programas de ayudas sociales, en contraste
con el 25% del total de la población activa.
El estudio
dice que más de la mitad de las ayudas son en programas de salud
(US$3.900 millones), pero también se va mucho en exenciones de impuestos
(US$1.900 millones) o en tickets para la compra de comida (US$1.000).
“Los
trabajadores de las cadenas de comida rápida están más expuestos a la
pobreza. Una de cada cinco familias con un empleado de estas cadenas
tiene un ingreso por debajo del umbral de la pobreza y el 43% con un
ingreso de dos veces ese umbral o menos”, dice el informe.
“Puedes
tener un trabajo a tiempo completo y vivir por debajo del umbral de la
pobreza. Y hasta eso es engañoso porque no se ha cambiado la forma en
que se mide la pobreza desde los años 60 y el nivel de referencia es
bastante bajo”, le dice Allegreto a BBC Mundo.
“Además,
es el mismo para todo el país y por ejemplo en lugares como California
el costo de la vida es bastante alto, ese nivel no es representativo.
Incluso el doble del nivel de la pobreza, alguien probablemente esté
sufriendo para subsistir”. (...)
Y coincide
uno de sus más prominentes defensores, el presidente Barak Obama, quien
hizo de denunciar la profundización de la desigualdad uno de los ejes
de su discurso del Estado de la Unión en enero.
“Demasiados
estadounidenses están trabajando más que nunca sólo para salir del
paso. Por no hablar de que son demasiados los que no consiguen trabajo”,
dijo. “Digan que sí, denle un aumento a Estados Unidos”.
Para
Adriana, que el propio presidente sea uno de quienes defienden el
aumento del salario mínimo “es una gran victoria”. “Aunque debería
haberlo intentado ya desde hace meses, al menos está de nuestro lado”,
dice. (...)" (Artículo en la BBC, en Ssociólogos)
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