8/5/15

La Gran Transición del capitalismo hacia una nueva civilización...

"(...) Para poder ´sobrevivir´ en la competencia, el capital acorta la vida media útil del capital fijo (esencialmente edificios y maquinaria) que emplea en sus empresas para poder obtener así la tecnología de punta del momento. La tendencia anterior ha dado un enorme impulso al capital productivo en la posguerra así como a los inventos tecnológicos.

Sin embargo, hacia fines de los años sesenta y principos de los setenta la sustitución tecnológica ha llegado al límite posible para aumentar la tasa de ganancia en Occidente. La vida media útil del capital fijo se redujo tanto que el costo tecnológico por transferir al producto (o servicio) ya no es compensado por la reducción en el costo laboral al emplear esa nueva tecnología.

La capacidad de reemplazo tecnológico (el desarrollo de las fuerzas productivas) se torna un estorbo para aumentar la tasa de ganancia, es decir, para la propia relación de producción vigente. (...)

A principios de los años setenta,la baja de la tasa de ganancia se dio también en Europa atribuida erroneamente a la crisis del petróleo. Es a partir de entonces en Occidente que el capital tiende a la financierización de la economía evitando el factor trabajo. No era aún el caso de Japón. Acortar la vida media útil de la tecnología era política oficial en Japón en los años setenta y ochenta. La meta fue alcanzar una posición de vanguardia en materia tecnológica.

El país efectivamente llegó a ser campeón mundial en reemplazar capital fijo ‘viejo’ por otro más ‘moderno’. Durante los años ochenta Japón fue considerado ‘el milagro económico’ que iba a conquistar el mundo. La realidad fue que la tasa de ganancia bajó aún más de prisa que en Occidente dejando al país en una recesión de la cuál aún hoy no ha salido. (...)

Acortar la vida media útil de la tecnología fomenta entonces una baja en la tasa de ganancia. A partir de los años ochenta en Occidente el capital procura evitar bajar la vida útil de la tecnología mediante toda clase de patentes.

El ‘outsourcing’ de capital productivo hacia países periféricos se ve acompañado de toda clase de monopolios basados sobre los derechos de propiedad intelectual. El desarrollo de y el monopolio sobre el conocimiento se concentraba en la casa matriz de las transnacionales. Este monopolio junto con el bajo costo de la fuerza de trabajo en los países emergentes debía evitar la baja de la tasa de ganancia en la economía real. (...)

Patentar el conocimiento significa vivir de la renta monopólica sobre el conocimiento. Es una forma parasitaria y temporal de realizar una renta improductiva propio a una fase senil del capitalismo. A mediano plazo también, la política de patentes no garantiza una tendencia al re-alce de la tasa de ganancia. Cada vez más patentes suelen tener aplicación alguna en el ámbito productivo.

En tanto que los costos de Investigación y Desarrollo suelen a incrementarse sin encadenarse con el ámbito productivo, estas inversiones se tornan improductivas. Con ello cada vez más costos de Investigación y Desarrollo han de ser transferidos al producto o servicio, acentuando más bien la tendencial caída de la tasa de ganancia transnacional.

Las innovaciones y la economía de conocimiento pueden desarrollarse más en los países centrales, pero las innovaciones aplicables al proceso productivo suelen desarrollarse cada vez más en los lugares donde se encuentran las plantas productivas, es decir en los países emergentes y en primer lugar China. La renta monopólica sobre el conocimiento, entonces, tampoco tendrá un carácter duradero.

La política de patentes en cada vez más áreas productivas junto con el ‘outsourcing’ hacia China ha brindado una solución durante varias décadas. La contradicción básica no solo no se ha resuelto en los países centrales sino que más bien esta contradicción tiende a mundializarse, pues, al generalizarse el sistema de patentes en más sectores y países emergentes, la contradicción se torna cada vez más global. (...)

En medio de la Gran Depresión del Siglo XXI, la opción obligada parece ser regular la vida media de los bienes de producción y de consumo duradero. Con este keynesianismo invertido, la vida media de la tecnología se alargaría bajo controles reguladores mundialmente. Con ello, el ciclo de reproducción del capital se alargaría, bajaría el costo tecnológico a transferir al producto de consumo final, elevando temporalmente la tasa de ganancia en el sector de bienes de consumo.

Los costos de Investigación y Desarrollo suelen a incrementarse sin encadenarse con el ámbito productivo, es decir estas inversiones se tornan improductivas. Con ello se dará una caída de las ganancias transnacionales en este ámbito. En los países centrales habrá una des-inversión y des-acumulación y primero que nada en el sector de bienes de capital.

Ante la evidente crisis prolongada que resulta en Occidente, la salida dentro de la racionalidad económica capitalista parece agotarse. No solo será irreversible regular la vida media en el sector de medios de producción sino también la vida media de los bienes de consumo duradero. Con ello hay una ruptura definitiva con la racionalidad económica capitalista.

El resultado es que la producción se orientará cada vez menos hacia la forma del valor y más hacia su contenido. La riqueza en general se medirá cada vez menos en términos de valor y más en términos de valor de uso. Esta lógica significa sobreponer el interés social al interés privado, aunque fuese en primera instancia para salvar la racionalidad económica. Sin duda este proceso de transición se ve acompañado de fuertes movimientos sociales y políticos, tema para otro análisis." (Wim Dierckxsens, ' La Gran Transición hacia una nueva civilización', Alainet, 05/05/2015)

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