"(...) Escribe sobre cómo a su generación se le ha
enseñado que el feminismo es algo que “ya pasó”. ¿Cómo es posible que
las mujeres no sean completamente libres en lo relativo al sexo y al
amor, después de la revolución de los 60?
Esa revolución sexual tuvo muchas limitaciones. Creo
que fue una revolución negativa, en el sentido de que se centró en
destruir ciertas normas sociales. Eso no es malo, pero es insuficiente.
Se destruyeron ciertas formas o restricciones que era necesario destruir
para avanzar en la libertad de todos, pero no se hizo suficiente
hincapié en la persistencia de ciertas dinámicas de género.
Dentro del Summer of Love,
hubo quien se preguntó: 'Bueno, ¿y ahora quién limpia la comuna?'
Obviamente, tu novia. Quizá sea yo la anticuada, pero creo que mucho de
esto tiene que ver con las condiciones materiales. Las mujeres siguen
ganando mucho menos que los hombres. En una sociedad sin apoyo social o
del Estado para criar a los hijos, las consecuencias recaen
desproporcionadamente en las mujeres.
Si te limitas a eliminar todas las
reglas del momento, dejando intactas las desigualdades estructurales
preexistentes, terminas en una situación en la que todo el mundo tiene
la libertad de usar a todo el mundo.
Pero, precisamente por las
desigualdades preexistentes, eso quiere decir que algunos tienen más
libertad para usar a los demás que otros. La generación de los hombres
del 68 se limitó a vivir las fantasías Playboy de sus padres reprimidos. Hay que abolir el género. (...)" (Entrevista a Moira Weigel, Álvaro guzmán Bastida, CTXT, 17/01/17)
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