"El 1 de octubre es un buen día para ser residente del estado de Alaska.
Este
jueves el gobierno de esa región estadounidense en el extremo norte del
continente le concedió a cada una de las personas que lleven un año
residiendo legalmente en ese estado, un regalo especial: US$2.072 en
efectivo.
Y no es una novedad. Todos los años los alasqueños reciben una suma de dinero en efectivo de sus autoridades.
Algo
que sorprenderá a los que están acostumbrados a que los gobiernos
demanden contribuciones a través de los impuestos, en vez de repartir
efectivo entre los ciudadanos.
Pero es que Alaska, el estado más grande de la Unión en EE.UU., está en una situación muy particular.
Su
gigantesco territorio, de 1.782.000 kilómetros cuadrados, es mayor que
el de cualquier nación latinoamericana aparte de Brasil, Argentina o
México.
Sin embargo, está muy poco poblado.
Apenas 710.000 personas viven ahí.
Y esas pocas personas se reparten un enorme tesoro.
Bonanza petrolera
En Alaska se encontró en la década de 1970 un gigantesco yacimiento petrolero.
Y
en 1976 se enmendó la constitución del estado para crear el Fondo
Permanente de Alaska, una entidad que administra parte de las ganancias
de esa bonanza, invirtiéndolas en nombre de los ciudadanos.
La constitución de Alaska dice que "al menos 25%"
de todas las regalías y otros ingresos para el estado, por concepto de
petróleo, van a este fondo que debe destinarse a "inversiones
rentables".
Y cada año las autoridades decretan un
"dividendo", una porción de las ganancias del fondo que es
redistribuida entre todas las personas que lleven viviendo al menos un
año en el estado.
En 2014 el dividendo fue ligeramente menor que este año, llegando "solo" a US$1.800.
Algunos podrían pensar que ese "regalo" anual se presta al derroche por parte de los residentes del estado.
Pero
en realidad la gente en las remotas zonas de este enorme territorio
típicamente gasta el dividendo en cosas como cubrir las cuentas de la
luz y el arriendo, le asegura a BBC Mundo Alexis Fernandez, periodista
de la televisora local KTVA.
"La comida es también muy cara acá. La mayoría de la gente usa el dividendo para pagar cuentas", asegura.
La
manera como se han distribuido los ingresos de la bonanza petrolera de
Alaska ha sido objeto de controversia en estas cuatro décadas.
Al crearse en 1976, se había planeado inicialmente que el Fondo Permanente concedería a cada persona US$50 por cada año que llevara residiendo en el estado.
Pero
en 1982 la Corte Suprema de Estados Unidos determinó que esa manera de
dividir el dinero era inconstitucional, y ordenó que todos los
residentes de Alaska recibieran una suma idéntica.
Se
espera que las inversiones realizadas por el fondo hagan que en el
futuro los ingresos del estado sean menos dependientes de los vaivenes
del precio del petróleo.
Especialmente teniendo en
cuenta noticias como la que se conoció esta semana, cuando la petrolera
angloholandesa Shell anunció que abandonaba un ambicioso plan de
exploración de hidrocarburos en Alaska, pues no veía compensados los
sustanciales costos de exploración con el precio del crudo por los
suelos.
Otros casos
El de Alaska no es el único caso de un gobierno que decide repartir dinero entre sus habitantes
Por ejemplo, en febrero de 2015, para celebrar la llegada al trono del nuevo monarca de Arabia Saudita, el rey Salman,
las autoridades ordenaron el pago de bonificaciones equivalentes a dos
meses adicionales de sueldo a todos los empleados oficiales,
pensionados, estudiantes y militares del país, en una repartición cuyo
monto total alcanzó varios cientos de millones de dólares.
Y en febrero de 2011 el gobierno de otro petroestado, Kuwait, determinó regalarle a cada ciudadano US$3.500.
Prácticas
poco usuales, pero que, en medio de las constantes y universales
críticas por la manera como los gobiernos gastan el dinero de los
contribuyentes, algunos verán mejor que el dinero público vaya
directamente al bolsillo de los ciudadanos." (BBC Mundo, 01/10/15)
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