"(...) Las demandas de políticas públicas feministas dependen de quién las haga
Pude ver esta realidad en los años
ochenta en EEUU, cuando tuve el gran honor de asesorar al dirigente del
movimiento de izquierdas estadounidense –The Rainbow Coalition- Jesse
Jackson senior, y también de ser elegido para la dirección de tal
movimiento, que incluye los mayores movimientos sociales en aquel país,
desde los sindicatos y el movimiento de derechos civiles –The Civil
Rights Movement- hasta el mayor movimiento feminista de EEUU, NOW.
Pude
entonces ver que las peticiones realizadas por la dirección de este
movimiento –mujeres de clase media profesional-, muy necesarias, eran
medidas muy relevantes para mujeres de clase media/media-alta pero no
tan relevantes para mujeres de raza negra pertenecientes al sector de
clase trabajadora no cualificada, de renta muy baja.
Las leyes del
divorcio, para prevenir el cambio sustancial del nivel de renta de un
ama de casa (pasando de clase media y media alta de renta alta a
pobreza, cuando se divorcia), son de una enorme importancia.
Pero para
la mujer cuyo esposo está en paro, con un nivel de renta bajísimo,
viviendo en gran pobreza, la pensión que el marido tiene que pagar a la
mujer en un divorcio tiene un impacto mucho menor y es de menor
relevancia para impedir la pobreza en la que la mujer está ya sumergida.
Este comportamiento diferenciado por clase social es una constante
en el análisis de propuestas de políticas públicas. Lo es para los
hombres y lo es también para las mujeres. Las propuestas feministas que
afectan el bienestar de las mujeres pueden tener orientaciones muy
distintas en función de quién las diseñe y las proponga.
Las escuelas de infancia para niños de 0 a 3 años (que en España se
llama “guarderías”) son muy importantes, por ejemplo, para las familias
españolas (y decir familia en España quiere decir mujer), pero para las
mujeres de clase trabajadora lo son mucho más que no para las mujeres de
renta alta, que pueden contratar ayudas en personal de atención que
cuiden a los infantes que no tiene la mayoría de mujeres, que pertenecen
a las clases populares. Y lo mismo con un largo listado de propuestas.
De ahí que haya distintos feminismos
De ahí que el impacto que las políticas públicas que se propongan
dependa mucho no solo de género sino también de la composición por clase
social de la fuerza política que la proponga.
Y, no me estoy refiriendo a la clase social del político específico que
las promueve (aun cuando este factor tampoco puede olvidarse), sino de
la clase social de las mujeres que representa.
De ahí que las propuestas
feministas derivadas de los partidos conservadores (próximos a las
clases sociales de mayor renta) o de los movimientos feministas
dirigidos o representantes de las mujeres de mayor renta es probable que
sean distintas a las propuestas de los movimientos feministas dirigidos
o representantes de las mujeres de las clases populares.
En España, la
gran fortuna del movimiento feminista es que las mujeres que lo han
establecido y liderado, como se vio en la marcha del 8 de Marzo, eran
personas claramente de izquierdas que, en la convocatoria de la
manifestación definieron bien las causas de la explotación de la mujer: el
patriarcado y el capitalismo depredador que tiene como objetivo la
acumulación del capital a costa del bienestar de la mayoría de la
población, que son mujeres.
Esta percepción es una de sus fortalezas del
feminismo español pues permite, favorece y estimula toda una serie de
alianzas y colaboraciones con fuerzas políticas y movimientos sociales
dedicados al fin de toda forma de explotación.
El contraste con el mayor movimiento feminista de EEUU
Una de las características del
movimiento feminista de EEUU (dirigido por personas de clase media
profesional, de educación superior) fue, en los años noventa y
principios del siglo XXI, dar prioridad a las políticas de integración
de las mujeres en la sociedad, a través de las medidas
antidiscriminación del gobierno federal. Estas políticas eran muy
necesarias en un país en el que la discriminación por raza, grupo étnico
y género es muy acentuada.
De ahí que el gobierno federal, presionado
por el movimiento feminista y por el movimiento de defensa de los
derechos civiles de la población negra, haya aprobado políticas públicas
antidiscriminatorias que han tenido un impacto muy positivo y
destacable. Como consecuencia de ello, ha habido un aumento muy notable
de mujeres en los espacios de decisión de las instituciones públicas (y
en menor medida en las privadas).
Tras la elección de Obama, una persona
negra como presidente de EEUU, faltaba ahora elegir a la candidata
Hilary Clinton, para ser la primera mujer presidenta de EEUU.
Hilary
Clinton era la candidata feminista y presentó su campaña como
feminista. Su orientación económica, sin ambargo, era profundamente
favorable a continuar y expandir el neoliberalismo. Fue, por ejemplo,
como Ministra de Asuntos Exteriores, una gran influencia en la expansión
de la globalización económica que estaba debilitando a las clases
trabajadoras estadounidenses.
Como
consecuencia, la gran mayoría de las mujeres de clase trabajadora blanca
no se sintieron representadas por ella y votaron a Trump, que canalizó
el enfado de la clase trabajadora blanca (hombres y mujeres) hacia el
establishment político-mediático neoliberal, representado por la Sra.
Clinton.
El voto por Trump fue predominantemente un voto en contra del
establishment neoliberal. Los intereses de clase de las mujeres
trabajadoras blancas (que erróneamente asumieron que defendería el
candidato Trump) prevalecieron sobre sus intereses como mujer, tal como
lo presentaba la Sra. Clinton.
No existe en EEUU un partido de
izquierdas con vocación transformadora del capitalismo darwinista
existente en aquel país, muy limitado en la protección social que el
estado ofrece a la ciudadanía, la mayoría de la cual son mujeres. El
permiso de maternidad en aquel país es de dos semanas, comparado con un
año en Suecia.
Es importante que se establezca una prioridad en las políticas públicas feministas
En España, tal como está evolucionando la situación política, nos podríamos encontrar en una realidad
paradójica en la que las mujeres sean mayoría en el gobierno central
(como ya ocurre) y, sin embargo, el nivel de vida de las mujeres, la
mayoría pertenecientes a las clases populares no cambie o incluso
empeore, a no ser que cambien las políticas neoliberales llevadas a cabo
por los gobiernos anteriores.
La
atención al tema de la brecha salarial es necesario y urgente para
mejorar el nivel de vida de las mujeres trabajadoras. Ahora bien, es muy
insuficiente (ver: “La necesaria corrección de la brecha salarial es
insuficiente”, Público, 28 de febrero de 2018).
En realidad, la brecha
salarial, aun cuando importante, no es de las peores de la UE. Las
mujeres trabajadoras reciben salarios menores que los hombres. Pero lo
que es importante subrayar –y que no se subraya en los medios- es que
los salarios de las mujeres trabajadoras (y de los hombres trabajadores)
son de los más bajos de la UE.
De ahí que luchar por cerrar
la brecha salarial es necesario pero insuficiente. Lo que se necesita es
complementar la reivindicación de conseguir igualdad, de género, con la
demanda de terminar con la explotación laboral, pues la mayoría de las
mujeres son trabajadoras con salarios muy bajos.
Tener mujeres en la estructura de poder es necesario pero no suficiente para mejorar su bienestar
La experiencia estadounidense muestra
las consecuencias de seguir la estrategia del movimiento feminista
liderado por NOW y por la Sra. Clinton, y podría ocurrir en España. El
hecho de que la nueva ministra de Economía (una economista de conocida
predicación neoliberal) en España sea mujer tiene importancia desde el
punto de vista simbólico, lo cual es importante. Pero la mujer de clase trabajadora no se beneficiará mucho de ello.
La Ministra Nadia Calviño es de una gran ortodoxia neoliberal y la
aplicación de dichas políticas neoliberales dañará a las clases
populares, en las cuales las mujeres son mayoría. Lo más
relevante para el bienestar de las mujeres de las clases populares es
que las políticas públicas no sean de carácter neoliberal. Repito que el hecho de ser mujer tiene una importancia simbólica importante y entiendo el gran impacto que ha tenido. Lo
aplaudo.
Pero, siendo conocedor de las consecuencias tan dañinas del
neoliberalismo, tengo mis reservas que no solo para la mayoría de
mujeres, sino también para la causa feminista, sea bueno que el
principal personaje para llevar a cabo tales políticas nefastas sea esta
economista. Seguro que hay otras
mujeres de diferente sensibilidad económica que serían más sensibles a
las necesidades de la mujer perteneciente a las clases populares.
Lo dicho hasta ahora tiene también relevancia para entender por qué, en general, la
experiencia internacional muestra que los derechos de las mujeres y su
integración en las instituciones representativas son mayores en los
países gobernados históricamente por partidos progresistas cuya base
electoral es predominantemente de clases populares en general y la clase
trabajadora en particular, como por ejemplo los países escandinavos, tales como Suecia y Noruega.
Son
precisamente los países como EEUU, donde los partidos progresistas de
izquierda son más débiles y donde la mayoría de las clases populares no
vota (la abstención en las elecciones federales alcanza casi la mitad
del electorado, habiendo una relación inversa entre participación
electoral y nivel de renta del país), donde las mujeres (así como los
hombres) tienen menos derechos civiles, y ello a pesar de tener
movimientos feministas grandes y de visibilidad mediática mayor.
En
las últimas elecciones, NOW apoyó mucho más a Hilary Clinton que a
Bernie Sanders, el candidato socialista, que fue claramente marginado
por el aparato del partido Demócrata, controlado por Hilary Clinton.
Estos datos prueban que la articulación de las demandas y de los
movimientos feministas que las generan con las demandas de cambio
profundo en la sociedad son más eficaces para conseguir la igualdad
entre el hombre y la mujer que no la completa independencia del
movimiento feminista, no relacionado y sin formar parte del cambio
profundo de la sociedad, como ocurre en EEUU. El movimiento feminista estadounidense es un movimiento muy grande, y sin embargo, los derechos civiles de las mujeres (y de los hombres) son muy limitados.
Y continuará siendo muy limitado a no ser que los distintos movimientos
reivindicativos existentes en aquel país, incluyendo el feminista, se coordinen y/o sean parte de un movimiento más amplio de transformación,
como ha ocurrido en los países escandinavos, donde las izquierdas han
gobernado durante la mayor parte del periodo post II Guerra Mundial.
Hay todavía mucho por hacer en estos países para alcanzar la igualdad
entre el hombre y la mujer. Pero, en una cultura que favorece la
igualdad, la desigualdad entre las mujeres es mucho menor que no en
EEUU.
Esta realidad es importante que se conozca pues su relevancia para el bienestar de las mujeres españolas es enorme.
Es importante y urgente que todos los movimientos reivindicativos
(incluyendo el de la mujer) se alíen y colaboren en la transformación
profunda de nuestra sociedad para eliminar la explotación de la mujer
junto con otras explotaciones, como la explotación de clase que también
afecta a la mayoría de las mujeres que pertenecen a las clases
populares.
Desde este punto de vista, el movimiento feminista
actual en España representa un punto de referencia internacional pues su
horizonte es claro –cambiar profundamente la sociedad- en alianza y no
en contraposición a otras fuerzas y movimientos sociales y políticos
reivindicativos que comparten tal objetivo.
Una última observación: la importancia del tema social en las propuestas feministas españolas
Una de las grandes aportaciones del movimiento feminista en España ha sido el poner el tema social en el centro del debate político y económico.
Y ello es consecuencia de la identificación
de la causa feminista con los deseos y aspiraciones de la mujer de
clase popular, y que beneficia a todas las mujeres (y a todos los
hombres). Hoy el énfasis por ejemplo en la economía de los cuidados es
fundamental para mejorar la calidad de vida de la población así como
mejorar la eficiencia económica.
Si
en España hubiera una persona de cada cuatro (como ocurre en Suecia) que
trabajara en los servicios públicos del Estado del bienestar (sanidad,
educación, servicios comunitarios, escuelas de infancia, servicios
domiciliarios, servicios sociales, vivienda social, programas de
integración del inmigrante y prevención de la pobreza, entre otros) en
lugar de uno de cada diez, habrían en España 3 millones y medio más de
puestos de trabajo, eliminando el desempleo en España.
Esto no
lo harán las feministas neoliberales o conservadores sino las
feministas progresistas movilizada para presionar a las estructuras del
poder masculino para que cambien, y se transformen en instituciones al
servicio y al cuidado de la mayoría de la población, que son mujeres.
Así de claro." (Vicenç Navarro, Público, 06/07/18)
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