"La idea de fondo es la sustitución de la mano de obra humana, falible
y llena de sesgos (también la experta), por sistemas automatizados y
mejorados gracias a las enormes cantidades de datos que pueden
recogerse, al conocimiento acumulado que producen y a su análisis y
tratamiento con nuevas posibilidades tecnológicas.
Con ese nuevo sistema
obtendremos respuestas más ajustadas a los problemas que se nos
plantean o, al menos, esa es la esperanza. Se trata de una visión de
futuro en la que late el deseo de un mundo cristalino, previsible y continuo, en el que la medición, la auditoría y el control, establecido a través de la sistematización, nos conducirán a un mundo más científico y, en consecuencia, mucho mejor.
Un buen escenario para comprobar los efectos reales
de esta aspiración es el financiero. Experiencias como las del 'high
frequency trading', donde la velocidad es esencial y los ordenadores
operan por sí mismos, ofrecen pistas sólidas respecto de las ventajas que procura esta nueva manera de trabajar.
Y no se trata únicamente de un subsector de la inversión, porque esta
perspectiva es parte de un tipo de gestión global en la que, como bien
explica Daniel Beunza, los modelos se han convertido en la nueva norma del sector.
Un ejemplo clásico
Beunza, profesor en
la Cass Business School, y ex de la London School of Economics, conoce
bien el sector de la inversión, que ya analizó en su anterior libro y
del que describe las transformaciones acaecidas en 'Taking the Floor: Models, Morals, and Management in a Wall Street Trading Room'
(Princeton University Press), su nuevo texto. Beunza describe cómo los
modelos se han impuesto como la forma operativa y de control por
excelencia y analiza cómo su utilización masiva está provocando tensiones y disfunciones en un ámbito al que venían a hacer más previsible.
Un modelo no es otra cosa que "la representación teórica de un proceso
económico" que sirve "para simplificar el fenómeno y predecir el futuro.
Un ejemplo clásico es la ecuación de Black-Scholes, que simplificó enormemente el problema de valorar una opción financiera".
PREGUNTA. La lucha entre las posibilidades de la automatización y
la validez de la acción humana aparece en muchos trabajos. En el sector
financiero, esta tensión es muy clara. Por una parte, se han ido
reduciendo el número de 'traders' y automatizando cada vez más los
procesos. Hay resistencias, porque hay quienes entienden que los
procesos automatizados no pueden ser eficientes sin los seres humanos,
que las máquinas necesitan supervisión. Por otra parte, desde el nivel
de la gestión, automatizar los procesos reducía costes porque permitía
prescindir de 'traders' y al mismo tiempo, prometía mejores resultados.
Esta última postura va ganando. ¿El ser humano ha perdido la partida?
¿Cuál es el estado de la cuestión?
RESPUESTA. Efectivamente,
vivimos en la era de la automatización del trabajo de oficina, y en
cierta medida eso se puede ver cómo una batalla entre los hombres y las
máquinas. Tras una década de optimismo tecnológico ciego, auge de los
medios sociales, big data, etc., los recientes escándalos de hace dos
años (desde Uber hasta Facebook) han marcado un giro del péndulo, y
ahora lo que interesa a la sociedad es entender el lado oscuro de la
tecnología. Por ejemplo, sustituir la figura del gerente por un
algoritmo puede tener consecuencias funestas, al generar sentimientos de
injusticia entre los empleados. En el libro abundo en esa dirección
intentando no caer en el rechazo fácil ni el ludismo.
P. Afirma que "la avaricia no es la principal razón del presente
embrollo financiero, sino los instrumentos que utilizan los 'traders'.
La moralidad está en la máquina". ¿Cuáles son esas herramientas y cuáles
los riesgos que comportan?
R. Todos somos testigos a diario de bancos que montan seminarios tratando de inculcar a sus empleados ciertos valores.
En los años posteriores a la crisis no era difícil encontrar en Canary
Wharf carteles y esculturas con los valores que los bancos anunciaban al
visitante y a si mismos "honestidad", "transparencia", etc. Pero esas
medidas no funcionaron. El problema era que una vez los empleados
regresaban a su día a día, se enfrentaban a las presiones y rutinas de
siempre, y esos valores quedaban como puramente retóricos, cuando no
cínicos. Hay que plantear una alternativa al reduccionismo de equiparar
la ética a los valores. Eso es lo que trato de hacer en el texto, porque
han de cambiar las prácticas, los modelos y los algoritmos para evitar
una repetición de los problemas morales que llevaron a la crisis en Wall
Street.
P. Las supervisiones en las empresas financieras ya no
se realizan por jefes directos, sino a través de indicadores,
presentaciones en Power Point y demás. ¿Cuál es el gran problema que
causa este tipo de supervisión?
R. Efectivamente, las métricas y modelos han desplazado la tarea de gestión.
Pues bien, cuando el uso de modelos imperfectos en el control de
gestión —y recordemos que todos los modelos son imperfectos— llevan al
banco a restringir innecesariamente la toma de riesgo de los 'traders',
se genera una percepción de injusticia organizativa.
P. Insiste en el libro en la importancia del desentendimiento moral. ¿En qué consiste y cómo opera en estos contextos?
R. Lo que los psicólogos como Albert Bandura
llaman desentendimiento moral es el proceso por el que los humanos
dejan de experimentar una reacción negativa al contravenir sus propias
normas morales. Se da frecuentemente a resultas de una percepción de
injusticia: cuando alguien se siente injustamente tratado por la
empresa, justifica más fácilmente comportamientos como el maltrato a
otros, bien sea subordinados o clientes.
P. ¿Cuáles son sus efectos para los clientes? ¿Y para la sociedad?
R. Cuando alguien es cliente de un 'trader' moralmente desentendido, corre un mayor riesgo de sufrir pérdidas,
ya que se enfrenta a alguien que persigue sus intereses sin las
restricciones morales que otros humanos normalmente tienen. Para la
sociedad en su conjunto, el desentendimiento moral de los 'traders'
genera un peligro de colapso financiero, ya que dicho desentendimiento
puede llevar a los 'traders' a hacer operaciones ruinosas para el banco,
como ya pasó en el 2008.
P. ¿Cómo ha cambiado el mundo financiero desde la crisis y en qué ha afectado la utilización de modelos financieros?
R.
El mundo financiero ha cambiado, pero menos de lo que cabría esperar.
La introducción de la Ley Dodd-Frank y la regla de Volcker en EEUU han
limitado la capacidad de los bancos de usar modelos en los que arriesgan
su propio capital, que es lo que acabó por arruinar a muchos en el 2008.
Dicho cambio, si bien es positivo, no es una solución completa al abuso
de los modelos económicos. Si bien es difícil para los 'traders' hundir
su propio banco, aún pueden usar modelos excesivamente complejos para
arruinar a sus clientes.
P. En un mundo como el de las
finanzas, los aspectos culturales son una parte esencial. Es lógico
pensar que más allá de las prácticas, las interacciones y las ideas
asumidas forman parte de las acciones de los 'traders' y de las empresas
para las que trabajan. ¿Cuál es la importancia de la cultura en el
mundo financiero?
R. La cultura es clave. A muchos 'traders'
les gusta presentarse a sí mismos como personajes exclusivamente
racionales y movidos por primas millonarias. Pero la realidad es que las
mismas primas generan comportamientos muy distintos en distintos
'traders', con lo cual no se puede reducir el comportamiento a los
incentivos monetarios. En el fondo, la idea misma de que las primas son lo único que importa en la vida es de por sí una idea asumida, es decir, parte de la cultura en Wall Street.
La reforma cultural es la nueva estrategia de la Reserva Federal de
Nueva York. La idea era sencilla: paliar las limitaciones de la Ley
Dodd-Frank con seminarios y reuniones periódicas con consejeros
delegados de los grandes bancos para debatir la cultura y los valores
bancarios. Si bien esto ha sido un buen comienzo, no hay duda de que es muy difícil para un regulador cambiar la cultura de los bancos en Wall Street.
P.
Una de las distorsiones que con más frecuencia se ha encontrado es la
resonancia. ¿En qué consiste cuáles son sus efectos? ¿Por qué los
modelos dan estabilidad en ocasiones, pero en otras conducen a errores
desastrosos?
R. La resonancia sucede cuando las acciones de
los 'traders' se retroalimentan con el uso de modelos económicos. En
caso que presento en el libro, los modelos permiten a cada 'trader'
cuantificar la probabilidad que el mercado asigna a un evento, y el 'trader' puede así cuestionar sus propias estimaciones.
Pero si todos los 'traders' hacen ese mismo ejercicio, corren el riesgo
de convencerse equivocadamente de que están en lo cierto.
P.
¿Cómo es posible corregir estas disfunciones? ¿Por qué afirma que las
'startup' y las 'fintech' son una oportunidad para trabajar de otra
manera?
R. Las 'startup' y el sector 'fintech' presentan un
tamaño empresarial más reducido y permiten un control humano en vez de
algorítmico, evitando así el desentendimiento moral. De hecho, históricamente, el sector financiero ha estado siempre dominado por empresas pequeñas,
típicamente gestionadas por socios con responsabilidad personal
ilimitada. Los grandes bancos solo han dominado Wall Street en los
últimos treinta años, y no está claro que el cambio haya sido para
mejor.
Ahora bien, no hay que pensar que un tamaño reducido sea la
panacea o una solución universal. Los fondos de cobertura suelen ser
pequeños pero típicamente adolecen de serios problemas como una
asombrosa falta de diversidad. El secreto, como ya escribía E. F. Schumacher en 'Lo pequeño es bello', no reside en tener bancos pequeños, sino en lograr las ventajas de lo pequeño con un tamaño grande."
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