"(...) Esta disertación viene a cuenta de la crítica sobre la teoría moderna de
la moneda (TMM) que ha publicado recientemente en Argentina Héctor
Rubini (Rubini, 2019). (...)
Sospechamos que este dislate confirma que Rubini no se ha documentado
para escribir su artículo. Quizá por ello se convierte en una diatriba
que no atina a describir la TMM. De forma sucinta describimos algunos de
los errores que comete al describir nuestro pensamiento.
1. Un clásico de los críticos de la TMM es anunciar el fin del mundo si se “aplicara” al mundo real. Esto no es correcto porque no se puede decidir si la TMM se aplica al igual que uno no decide si se aplica la teoría general de la relatividad. Uno puede estar de acuerdo con ella —el nuevo paradigma— o preferir el modelo tradicional desarrollado por Newton —el paradigma viejo. La TMM describe el funcionamiento de nuestro sistema monetario y por tanto sirve para describir cualquier economía monetaria.
1. Un clásico de los críticos de la TMM es anunciar el fin del mundo si se “aplicara” al mundo real. Esto no es correcto porque no se puede decidir si la TMM se aplica al igual que uno no decide si se aplica la teoría general de la relatividad. Uno puede estar de acuerdo con ella —el nuevo paradigma— o preferir el modelo tradicional desarrollado por Newton —el paradigma viejo. La TMM describe el funcionamiento de nuestro sistema monetario y por tanto sirve para describir cualquier economía monetaria.
Una aportación crucial de la TMM
es haber estudiado en profundidad las relaciones entre el banco
central, la tesorería y los bancos comerciales; el proceso de creación y
destrucción del dinero y los circuitos a los que da lugar; la relación
entre los sectores institucionales de la economía; el papel de los
bancos centrales en la determinación de los tipos de interés.
Este es un
aspecto novedoso que apenas ha recibido atención de los economistas
neoclásicos. Otra cuestión es qué tipo de política económica
recomendaríamos a partir de la empresa comprensión de la realidad que
nos aporta la óptica de la TMM.
2. Según Rubini la TMM propondría financiar el gasto público con emisiones monetarias. Esta afirmación intenta atribuir una intención política a algo que ocurre siempre que el gobierno gasta. El gobierno que disfruta de un monopolio en la creación del dinero no se financia. El pago de un gasto público simplemente genera una orden de transferencia del Tesoro al banco central, hecho que consiste en meros apuntes contables realizadas con el teclado de una computadora. Tal es la operativa de nuestros sistemas monetarios.
2. Según Rubini la TMM propondría financiar el gasto público con emisiones monetarias. Esta afirmación intenta atribuir una intención política a algo que ocurre siempre que el gobierno gasta. El gobierno que disfruta de un monopolio en la creación del dinero no se financia. El pago de un gasto público simplemente genera una orden de transferencia del Tesoro al banco central, hecho que consiste en meros apuntes contables realizadas con el teclado de una computadora. Tal es la operativa de nuestros sistemas monetarios.
No se trata de una
prescripción sino de una descripción de nuestra realidad operativa. De
la misma manera los impuestos simplemente destruyen el dinero creado en
la fase de gasto pues no son más que un apunte contable de signo
contrario.
3. Rubini nos achaca creer que la demanda de dinero es infinita. Quizá no sea una creencia tan desacertada. La película canadiense “La caída del imperio americano” nos ilustra como más de uno que se encontrara con una bolsa abandonada con un millón de pesos en la calle probablemente se la llevara a casa. En todo caso, tenemos la certeza de que el sector privado estará dispuesto a obtener más unidades monetarias del Estado a cambio de bienes y servicios reales que el mínimo requerido para su obligación tributaria actual.
4. Nos reprocha que queremos resolver los problemas de demanda metiendo dinero en el bolsillo de la gente. Esta afirmación es curiosa pues todos los grandes economistas como Schumpeter o Keynes han explicado que sin la creación de dinero por los bancos ab nihilo no es posible poner en marcha el proceso productivo.
3. Rubini nos achaca creer que la demanda de dinero es infinita. Quizá no sea una creencia tan desacertada. La película canadiense “La caída del imperio americano” nos ilustra como más de uno que se encontrara con una bolsa abandonada con un millón de pesos en la calle probablemente se la llevara a casa. En todo caso, tenemos la certeza de que el sector privado estará dispuesto a obtener más unidades monetarias del Estado a cambio de bienes y servicios reales que el mínimo requerido para su obligación tributaria actual.
4. Nos reprocha que queremos resolver los problemas de demanda metiendo dinero en el bolsillo de la gente. Esta afirmación es curiosa pues todos los grandes economistas como Schumpeter o Keynes han explicado que sin la creación de dinero por los bancos ab nihilo no es posible poner en marcha el proceso productivo.
Schumpeter de hecho se
refiere al banquero como el ‘eforo’ del capitalismo. Esa función es
indispensable para cualquier economía basada en el crédito. También
resulta obvio que poner a la gente a trabajar es una forma de llenar sus
bolsillos para que puedan realizar compras y generar ventas para los
empresarios.
5. La TMM argumentaría que el estado carece de límites para endeudarse o gastar. De nuevo es falso. Lo que dice la TMM es que, cuando un gobierno ejerce su soberanía monetaria, —situación que, por cierto, no es la de Argentina por el empeño de sus gobiernos en anclar su moneda a la de una potencia extranjera— la restricción al gasto público no es financiera sino real. El límite es la disponibilidad de recursos que estén a la venta a cambio de la moneda que emite el soberano.
6. Frente a lo que afirma Rubini la TMM no considera irrelevante que los agentes del sector privado puedan desear tener sus depósitos en una moneda en lugar de otra. Fadhel Kaboub, Randall Wray o Warren Mosler han abordado este asunto reiteradamente y basta remitirse a su abundante bibliografía.
7. Según Rubini ni habríamos considerado las situaciones de estanflación, ni las situaciones de hiperinflación. Los teóricos de la TMM precisamente dedican gran parte de sus prescripciones a la estabilización de los precios a la vez que se asegura el pleno empleo. Una de los primeros trabajos de Warren Mosler se titulaba “Pleno empleo con estabilidad de precios” (Mosler, 1997).
5. La TMM argumentaría que el estado carece de límites para endeudarse o gastar. De nuevo es falso. Lo que dice la TMM es que, cuando un gobierno ejerce su soberanía monetaria, —situación que, por cierto, no es la de Argentina por el empeño de sus gobiernos en anclar su moneda a la de una potencia extranjera— la restricción al gasto público no es financiera sino real. El límite es la disponibilidad de recursos que estén a la venta a cambio de la moneda que emite el soberano.
6. Frente a lo que afirma Rubini la TMM no considera irrelevante que los agentes del sector privado puedan desear tener sus depósitos en una moneda en lugar de otra. Fadhel Kaboub, Randall Wray o Warren Mosler han abordado este asunto reiteradamente y basta remitirse a su abundante bibliografía.
7. Según Rubini ni habríamos considerado las situaciones de estanflación, ni las situaciones de hiperinflación. Los teóricos de la TMM precisamente dedican gran parte de sus prescripciones a la estabilización de los precios a la vez que se asegura el pleno empleo. Una de los primeros trabajos de Warren Mosler se titulaba “Pleno empleo con estabilidad de precios” (Mosler, 1997).
Estabilizar los precios
anclando el valor de la moneda al salario–en lugar de al oro o al dólar–
es la función de estabilidad macroeconómica que atribuimos al plan de
trabajo garantizado como ejército de reserva de empleados frente al
actual abuso del ejército de reserva de desempleados.
Hemos explicado
que el estado es el monopolista de la divisa y como tal puede establecer
unilateralmente los términos de intercambio que ofrecerá a quienes
buscan su moneda. Irónicamente, ningún Estado —mucho menos el argentino—
actualmente parece reconocerlo. Por el contrario, los estados actúan
como si estuvieran compitiendo con otros compradores cuando realizan
compras con su propia moneda.
8. Nuestro crítico argentino dice que ignoramos el papel de las expectativas, cosa que nos resulta extraña dado que entroncamos con la larga tradición keynesiana que explica las decisiones de inversión en gran parte por las expectativas que se forman los empresarios.
No queremos aburrir con más ejemplos. Rubini considera que nuestras prescripciones son a la vez ambiciosas y carentes de realismo. No pretendemos convencerlo de que está equivocado. Solo le pedimos al paciente lector que se remita a las fuentes. También deseamos que Rubini disponga más tiempo para leernos cuando se jubile." (Stuart Medina, red mmt, 30/11/19)
8. Nuestro crítico argentino dice que ignoramos el papel de las expectativas, cosa que nos resulta extraña dado que entroncamos con la larga tradición keynesiana que explica las decisiones de inversión en gran parte por las expectativas que se forman los empresarios.
No queremos aburrir con más ejemplos. Rubini considera que nuestras prescripciones son a la vez ambiciosas y carentes de realismo. No pretendemos convencerlo de que está equivocado. Solo le pedimos al paciente lector que se remita a las fuentes. También deseamos que Rubini disponga más tiempo para leernos cuando se jubile." (Stuart Medina, red mmt, 30/11/19)
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