9/3/21

Eduardo Garzón: Renta Básica Universal... diseño y riesgos de implementación

 Los peligros de las Rentas Básicas ya los advirtió Karl Polanyi: 
 
 
Garzón: "Resumen: La propuesta de Renta Básica Universal cada vez es más conocida tanto en el terreno académico como fuera de él y eso le ha llevado a recibir cada vez más atención y también más críticas. 
 
Es difícilmente cuestionable que la Renta Básica Universal presenta ventajas muy importantes frente a otro tipo de prestaciones públicas de protección social: su cobertura alcanza a toda la población y la seguridad económica y libertad que brinda a sus beneficiarios permite que nadie se vea obligado a aceptar míseros y precarios trabajos para poder cubrir sus necesidades básicas. Además, todo ello se puede lograr con un coste económico asumible y a través de una aplicación relativamente sencilla y rápida (especialmente en comparación con muchas prestaciones sociales condicionadas).
 
No obstante, la puesta en marcha de una Renta Básica Universal no está exenta de cuestionamientos ni de riesgos importantes a sopesar. Con este trabajo se pretende identificar y analizar algunos de ellos, con el objetivo último de superarlos para perfeccionar una medida que ya de por sí tiene un enorme potencial económico y social.

(...) en este trabajo partimos de la premisa de que la financiación de la RBU es perfectamen te factible y que entregar una renta a todo el mundo, incluyendo a los más adinerados, no supone un problema moral. En todo caso, el problema sería de carácter macroeconómico por las implicaciones que puede tener la inyección de renta a tanta gente en un contexto de relaciones laborales y económicas regidas por la lógica capitalista. Estas repercusiones, que han sido menos atendidas en el debate sobre la implementación de la RBU, son el objeto central del presente trabajo. (...)

La definición es la siguiente: “La renta básica es un ingreso pagado por el Estado, como derecho de ciudadanía, a cada miembro de pleno derecho o residente de la sociedad incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma, independientemente de cuáles puedan ser las otras posibles fuentes de renta, y sin importar con quien conviva. En menos palabras: una renta básica es una asignación monetaria pública incondicional a toda la población” (Red Renta Básica, 2020).

También partiremos de la base de que dicha prestación monetaria se financia a través de una reforma fiscal del Impuesto de la Renta a las Personas Físicas (IRPF) al modo que proponen Jordi Arcarons, Antoni Domènech, Daniel Raventó y Lluís Torrens (Arcarons et al., 2017): un tipo fijo del 49% para todos los contribuyentes, de forma que junto con la renta de aproximadamente 650 euros mensuales 2 en doce pagas el 20% más rico de la población tendría un resultado neto negativo mientras que el restante 80% se vería beneficiado en términos netos.(...)

A partir de estos mimbres conceptua les desarrollamos una crítica a la RBU que girará en torno a tres pilares que se abordarán en tres epígrafes distintos. El primero tiene que ver con la pertinencia de aprobar una RBU como respuesta a la robotización y mecanización de los procesos productivos -que supuestamente estarían reduciendo la necesidad de mano de obra. El segundo está relacionado con la supuesta incondicionalidad de la RBU, pues se argumentará que en función del tipo de implementación que se aplique dicha característica puede quedar en entredicho. 
 
En el tercero se presentan varios riesgos de carácter macroeconómico (pérdida de producción, tensiones inflacionistas, subordinación a los poderes de mercado...) asociados a la implementación de la medida. En el último epígrafe se resumen las conclusiones y se reflexiona sobre una posible forma de mejorar la RBU para reducir muchos de los riesgos presentados a lo largo del trabajo. (,,,)

¿Un futuro sin empleo?

(...) Frente a este hipotético horizonte en el que la fuerza de trabajo no será tan necesaria, suele esgrimirse que la RBU es la mejor política aplicable para asegurar un nivel de vida decente a todas esas personas que serán excluidas del mercado laboral. (...)

Pero ésta es solo una cara de la moneda, la más evidente, pero no podemos olvidarnos de la otra, aunque haya que esforzarse algo más para verla: la tecnología, incluyendo la robotización y mecanización, también permite que se creen nuevos puestos de trabajo.(...)

Es enormeme
nte complicado -por no decir imposible- hacer previsiones fiables sobre el nivel de mano de obra que se requerirá en el futuro.

(...)se suele señalar que la destrucción de empleo originada por la mecanización y robotización es compensada de sobra con la creación de otros puestos de trabajo.(...)

Lo único que sí parece claro hoy en día es que, de momento, elevados niveles de robotización no están reñidos con tasas de desempleo muy reducidas. (...)

Corea del Sur, Singapur, Japón y Alemania son los países con más robots y al mismo tiempo los que disfrutan de tasas de desempleo más reducidas, inferiores al 5% de la población activa. (...)
En definitiva, no es seguro que nos estemos encaminando hacia un horizonte en el que la necesidad de trabajo humano escasee. Y, aunque así fuese, sólo ocurriría en el ámbito del sector privado capitalista, pues al margen de él se podrían generar tantos empleos como fuesen necesarios para atender todas las necesidades de naturaleza social y ecológica que existirán (probablemente más graves que las actuales debido al desafío climático actual).(...)

¿Es la renta básica universal verdaderamente incondicional?


(...) En definitiva, la RBU sólo sería verdaderamente incondicional si se financiase a través de emisión monetaria o de endeudamiento, ya que si lo hiciese a partir de una reforma fiscal que detrajese sobre todo recursos de los más acaudalados, estos dejarían de ser beneficiarios netos de la prestación y, por lo tanto, quedaría violada la incondicionalidad de la medida, provocando que la RBU no se distanciase mucho de una prestación condicionada a la renta.

Riesgos

Tensiones inflacionistas y subvenciones a empresas


(...) Una de las ventajas de la RBU más señaladas por sus proponentes es que supondría un colchón de seguridad económica para estas personas y las liberaría de tener que aceptar dichos empleos. Muchos de estos trabajadores abandonarían sus puestos de trabajo para siempre y se dedicarían a otros menesteres, pero muchos otros se verían con mayor poder de negociación y reclamarían mejoras en las condiciones laborales. Frente a la amenaza de quedarse sin trabajadores, a los empleadores no les quedaría más remedio que ceder a sus exigencias. El resultado final no podría ser más positivo: libertad de decisión a la hora de trabajar en cualquier empleo, mayor poder de negociación, mejoras laborales y fin de los empleos precarios.

El único elemento negativo de todo este asunto sería que los empresarios tendrían menor margen de beneficio; sin duda un coste que merecería la pena asumir. (...)

Para aquellas personas que no ingresan absolutamente nada es evidente que la RBU tendría un efecto enormemente positivo: en vez de recibir 0 euros pasarían a recibir unos 650 euros cada mes. Además, puesto que estas personas no trabajan, no se produce ninguna alteración en el mercado laboral. En consecuencia, una RBU para aquellos que no ingresan nada sólo depara efectos positivos.

Ahora bien, con las personas que reciben un salario o un ingreso por su trabajo no ocurre lo mismo. De momento ignoraremos los ingresos que no se deriven del trabajo (alquileres, dividendos, intereses, etcétera) y nos centraremos únicamente en los que emanan del trabajo (asalariados y autónomos, fundamentalmente). (...)

¿Por cuánto dinero extra estaría la gente dispuesta a seguir en un empleo que te obliga a madrugar mucho, trabajar durante numerosas horas diarias, soportar condiciones adversas, realizar un esfuerzo físico y/o psicológico importante, y que no te depara apenas ninguna satisfacción? Es difícil saberlo, pero no parece descabellado asumir que prácticamente la única forma de compensar ese esfuerzo en la mayoría de los casos sería si se recibiese al menos el doble de esa cantidad: unos 1300 euros mensuales netos aproximadamente (lo cual le supondría al empleador un incremento muy notable en el coste laboral). En este caso es probable que el trabajador aceptase seguir realizando el mismo trabajo que no le agrada. (...)

Ahora bien, ¿todos los empleadores pueden permitirse el lujo de elevar tanto los salarios? Es evidente que no. Algunos sí podrán, especialmente los pertenecientes a grandes empresas con grandes márgenes de beneficio, como por ejemplo las de tele comunicaciones (podrían pagar más a los teleoperadores, por ejemplo ) o las grandes superficies (en el caso de empleadosde bajo rango). Pero no ocurriría lo mismo con empresas y negocios más pequeños y menos rentables (...)

Podemos imaginar que hay autónomos y pequeños empresarios que realizan jornadas maratonianas (y que seguiremos considerando no agradables) en sus negocios para terminar ingresando menos de 1.300euros mensuales. ¿Qué pasaría con todos estos negocios si se implantara una RBU de unos 650 euros al mes? No parece exagerado imaginar que muchísimos autónomos y asalariados dejarían de realizar sus actividades. (...)

Se ofertarían menos bienes y servicios, y se produciría menos renta y riqueza. Una renta y riqueza que, por cierto, es el origen y la base que financia la RBU, ya que dicho flujo monetario es financiado gracias a los impuestos de las rentas de los que sí trabajan. (...)

Pero hay más. Cuando la oferta de bienes y servicios disminuye (por el efecto recién mencionado) y la capacidad adquisitiva de la población aumenta por el efecto de la RBU en las capas de menos recursos, se crean todas las condiciones para que se generen tensiones inflacionistas. Es decir, por la ley de la oferta y la demanda, más dinero -o el mismo- que antes dedica do a comprar menos productos y menos servicios que antes tiende a provocar que los vendedores de esos bienes y servicios se vean tentados a aumentar los precios para aprovecharse de esa nueva situación en la que tienen menos competidores.(...)

Ahora exploremos qué ocurriría con los puestos de trabajo que no son desagradables y que por lo tanto cabría pensar que no serían rechazados por sus ocupantes. (...)

Imaginemos el caso en el que un trabajador o trabajadora, sin intención de abandonar su empleo (ya sea porque está satisfecho/a, o porque le repara perspectiva profesional, o porque no quiere dedicarse a otra cosa, etcétera), tenga un salario de 1.000 euros brutos mensuales. En la actualidad, su ingreso neto sería de 1.000 euros, y tras la puesta en marcha de la RBU (incluyendo el pago del IRPF con el tipo del 49%) su ingreso pasaría a ser de unos 1.100 euros netos. En este caso, el empleador tendría incentivos a pagar menos por salario, ya que aunque le pagase 900 euros en vez de 1.000, el ingreso final del trabajador sería 1050 gracias a la RBU, todavía superior a los 900 que ingresaba antes, de forma que ganaría tanto el empleador como el empleado.

Lo mismo podría ocurrir para alguien que cobrase más dinero, como 1.300 euros brutos mensuales, ya que aunque el empleador redujese el salario a 1.100, el trabajador acabaría recibiendo más de lo que ingresaba sin la aplicación de la RBU.

Es decir, en este tipo de situaciones en las cuales el empleado no tiene interés en abandonar el puesto de trabajo, se corre el riesgo de que los empresarios aprovechen la existencia de la RBU para pagar menos por salarios. El dinero que recibe el trabajador ya no sólo sería pagado por el empresario, sino también por el sector público. La consecuencia que esto tendría es que el Estado estaría subvencionando a estas empresas a través de la RBU. (...)

Las subvenciones públicas a empresas deberían darse de forma diferenciada, atendiendo a las particularidades de cada una, y no de forma descontrolada como ocurriría en estos casos debido a la RBU. En resumen, en este tipo de situaciones no sólo el trabajador no ganaría poder de negociación frente a su empleador, sino que éste acabaría pagando menos en concepto de salarios, aumentando su margen de beneficio por el camino. Es decir, ocurriría precisamente lo contrario de lo que defienden los defensores de la RBU.

(...) las empresas que no pudiesen incrementar de forma suficiente los salarios o bien incrementarían los precios (originando tensiones inflacionistas) o bien desaparecerían, mientras que otras (de las cuales muchas seguramente sí podrían pagar más salarios) serían subvencionadas por el Estado. Perjuicio para algunas -probablemente pequeñas- empresas; ayudas para otras que quizás no las necesitasen ni mereciesen. A lo que habría que sumar el negativo impacto macroeconómico sobre la estructura productiva que tendría la desaparición de muchos negocios: menor producción, efecto recesivo, tensiones inflacionistas, déficit comercial, endeudamiento externo, etcétera.

En efecto, tal y como prevén muchos defensores de la RBU, la implementación de la medida cambiaría notablemente las relaciones de los agentes económicos. Pero lo que se ha querido poner de manifiesto aquí es que esos cambios podrían tener más efectos perniciosos que beneficiosos sobre la estructura empresarial y productiva de la economía al generar importantes desequilibrios económicos. La RBU se ajusta bastante bien para personas que no reciben ingresos pero no tan bien para aquellos trabajadores y trabajadoras que se sitúan en el extremo inferior del mercado laboral al alterar directamente el conflicto capital-trabajo, que es el núcleo de cualquier economía capitalista. (...)

Subordinación a los poderesde mercado

Al ser una prestación de carácter monetario, la RBU sólo puede ser de utilidad a sus beneficiarios a través del mercado capitalista. El Estado entrega una renta a los ciudadanos para que estos compren los bienes y servicios que quieran siempre que hayan sido producidos anteriormente y siempre que estén disponibles en el mercado y a precios asequibles. En consecuencia, la RBU no puede satisfacer las necesidades de los ciudadanos por sí misma, sino que necesita que la economía funcione adecuadamente para que el sector privado produzca todo lo que demande la ciudadanía. (...)

Otra posibilidad está vinculada al intento, por parte de los vendedores de productos, de beneficiarse parcialmente de la mejora adquisitiva de los compradores a través de incremento de los precios. Conscientes de que la ciudadanía tendría más capacidad económica gracias a la RBU, los vendedores podrían verse tentados a incrementar ligeramente el precio de sus productos con el convencimiento de que serían vendidos igualmente, aumentando así su margen de beneficio y reduciendo el potencial de la RBU.(...)

La última posibilidad que aquí apuntaremos es que el sector privado quedase incapacitado para proveer suficientes bienes y servicios, ya fuese por el surgimiento de una pandemia, por una catástrofe natural o bélica, o incluso por que se decidiese a paralizar la producción de bienes y servicios como forma de boicotear la propia medida de la RBU o por cualquier otro motivo. En todos estos casos el Estado perdería su capacidad de garantizar la satisfacción de las necesidades de la ciudadanía únicamente por estar supeditado al funcionamiento del sector privado al haber provisto solamente una renta monetaria. (...)

De hecho, creemos que buena parte de estos riesgos pueden ser mitigados notablemente con la introducción de dos modificaciones sustanciales a la medida.

La primera consistiría en diseñar la RBU para que dejase de ser exclusivamente monetaria y pasara a contemplar una parte en especie (retribución en bienes y servicios). En vez de percibir cada individuo 650 euros para comprar productos en el mercado, el Estado podría garantizar a cada persona determinados bienes y servicios considerados esenciales. 
 
Esto es precisamente lo que ocurre con la educación y sanidad públicas: el Estado no entrega dinero para pagar los servicios de educación y sanidad en el mercado, sino que ofrece la posibilidad de recibir esos servicios en centros sanitarios y educativos sin necesidad de que haya pago de por medio. Lo mismo podría ocurrir con una RBU que garantizase al ciudadano una vivienda, un consumo básico de energía, de transporte, de cuidados, de alimentación, de vestimenta, etcétera.

No habría necesidad de utilizar esos 650 euros para alquilar una vivienda, comprar alimentos, comprar ropa, desplazarse,adquirir servicios de cuidados, etcétera,sino que simplemente por el hecho de ser ciudadano se tendrían garantizadas esas necesidades básicas. De esta forma se resolvería parte de los problemas que habíamos detectado (...)

La segunda modificación consistiría en acompañar la prestación económica con la posibilidad de realizar alguna actividad beneficiosa para la sociedad y el medio ambiente. No necesariamente como condición ineludible para recibir la prestación, sino como opción voluntaria para contribuir al interés general. (...)"

(Eduardo Garzón: RENTA BÁSICA UNIVERSAL: CONSIDERACIONES DE DISEÑO Y RIESGOS EN SU IMPLEMENTACIÓN. Revista Internacional de Pensamiento Político. I Época, Vol. 15, 2020, (91-108); Texto completo: aquí)

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