"(...) Más allá del turismo, ¿de qué se puede vivir en Teverga?
La ganadería sigue siendo importante, y hay gente joven con cabañas muy importantes. La ganadería es la que mantiene el territorio. Hay que cuidarla. Somos reserva de la biosfera. Suena muy bien, pero eso tiene que ir acompañado de compensaciones económicas. No hay ayudas por ejemplo a conservar las brañas. Si la administración está pidiendo a la población que cuide el territorio la gente también tiene que recibir por ello.
Eso nos lleva a un tema delicado: el lobo
Para empezar no tiene sentido que todavía no tengamos un censo de
lobos. No lo entiendo. Lo otro que pienso es que conservar el lobo tiene
un precio. Cuando el lobo le come un xatu a un ganadero le
está dejando sin la nómina del mes. El rechazo al lobo es ancestral,
pero el retraso en pagar las ayudas provoca todavía más rechazo en la
gente del campo.
¿Se está cumpliendo ese pronóstico postpandémico del regreso al campo?
Hay un goteo de gente de fuera que se viene a vivir y de gente con
vínculos con el concejo que se instala o pasa temporadas largas, que
arregla casas de la familia… Una de las cosas buenas de Teverga es su
ubicación, estás en la naturaleza, pero a 40 minutos de Oviedo y otros
40 de Pola de Lena, donde en nada vas a poder coger el AVE a Madrid. Se
están comprando casas antiguas y hay pueblos que ya triplican la
población en verano. Nos falta empleo más allá del turismo, que es muy
estacional. Hay algunas empresas en el polígono de Entrago que están
haciendo cosas interesantes, como Algatek, con algas, y Renastur, con
savia de abedul, pero nos sigue faltando más industria. Me encantaría
por ejemplo una pequeña fábrica de queso o de cerveza. Creo que el
parque natural le da un valor añadido a cualquier producto que se haga
aquí. (...)" ( Diego Díaz Alonso, Nortes, 22/07/22)
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