26/9/22

En Estados Unidos las condiciones sociológicas ya no permiten el funcionamiento del sistema ‎democrático... Los rusos estiman que las ‎incomprensiones entre los estadounidenses llevarán a mediano plazo a una guerra civil... los chinos estiman, ‎al contrario, que Estados Unidos puede perdurar pero que se sumirá en una forma de anarquía ‎ya que los Estados que hoy lo componen dejarán de obedecer al Estado federal y se harán ‎autónomos... los europeos son los únicos que siguen creyendo que Estados Unidos todavía es una ‎democracia y que seguirá siéndolo

 "Durante los 6 últimos años he advertido sobre la división entre los ‎estadounidenses y denunciando el ascenso de la intolerancia en Estados Unidos. Pronostique que es posible el estallido de una guerra civil en ese país y la disolución del Estado ‎federal. ‎

En la práctica, estamos viendo cómo aparecen y se agravan nuevas formas de segregación. ‎En poco tiempo, hemos visto en Estados Unidos una elección presidencial opaca, la toma del Capitolio de Washington y un registro realizado en la residencia de un ex presidente. ¿Ha muerto ‎la democracia estadounidense? ¿Qué otros acontecimientos provocarán ese fenómeno de fondo?‎

‎LA DEMOCRACIA ESTADOUNIDENSE

‎En primer lugar, es fundamental el cambio demográfico y sociológico que se ha producido en ‎Estados Unidos. La cantidad de personas que vive allí ha pasado de 252 millones –en el ‎momento de la disolución de la URSS– a 311 millones, casi un tercio más que antes, 79 millones ‎para ser exactos. Pero, la clase media estadounidense ha sufrido una reducción constante. Al final ‎de la Segunda Guerra Mundial, el 70% de los estadounidenses eran clase media. Aunque hoy ya ‎no existe un consenso en cuanto a los criterios estadísticos, la clase media ya es sólo un 45% de ‎la población estadounidense. Pero la cantidad de multimillonarios se ha multiplicado por 6 ‎desde 1991, mientras que la riqueza media en dólares constantes ha progresado muy poco.‎

Las instituciones estadounidenses se basan en el principio de la separación de poderes, enunciado ‎por Montesquieu para equilibrar las decisiones distinguiendo el Poder Ejecutivo, el Poder ‎Legislativo y el Poder Judicial. Ese sistema funciona sólo si el conjunto de actores que toman las ‎decisiones comparte los mismos intereses. Pero eso ya no sucede desde que se inició la ‎globalización, o sea desde que comenzaron la deslocalización industrial hacia Asia y la ‎desaparición de la clase media, consecuencia de ese proceso. ‎

Debido a lo anterior, las condiciones sociológicas ya no permiten el funcionamiento del sistema ‎democrático. ‎

Los estadounidenses están conscientes de esos cambios ya que –desde el movimiento llamado ‎‎Occupy Wall Street, en 2011– son numerosos los discursos políticos que se interrogan sobre ‎el poder que ejerce el 1%, los más ricos de la sociedad, aquellos cuyos ingresos anuales son ‎‎5 veces superiores a los del estadounidense promedio. ‎

Durante la elección presidencial de 2020 se vio un problema fundamental. Al menos una tercera ‎parte de los electores piensan hoy que los resultados anunciados no reflejan la voluntad popular. ‎Ambos bandos no dejan de insultarse, basándose en cifras, pero el problema no reside en el ‎conteo de los sufragios, sino en la opacidad del proceso. Un principio fundamental de la ‎democracia es la transparencia de las elecciones. Pero hace tiempo que los ciudadanos ‎estadounidenses no participan en el conteo de los votos, que ni siquiera se realiza ya ‎en público. El conteo de los sufragios está ahora en manos de funcionarios, o de empresas ‎privadas contratadas para ello. En 2020, el conteo fue realizado por máquinas y, a menudo, ‎bajo control de funcionarios y a puertas cerradas. ‎

En cuanto al fin de la separación de poderes, lo más sorprendente fueron los procedimientos de ‎destitución (impeachments) contra el jefe del Poder Ejecutivo –el presidente–, procedimientos ‎que el Poder Legislativo inició basándose en acusaciones de traición hoy invalidadas. Pero, como ‎el fracaso de aquellos impeachments no resolvió el problema sociológico, ahora vemos que ‎se ordena un registro manu militari en la residencia del ahora ex presidente y se trata –‎otra vez– de acusarlo de traición.

Ahora es el Poder Judicial el que agita una interpretación ‎aberrante de la ley para perseguir a la persona que tenía el poder de desclasificar lo que quisiera ‎por haber olvidado desclasificar ciertos papeles personales. El resultado es que la naturaleza ‎evidentemente descabellada de todos esos “casos” no escapa al ciudadano de a pie, y lo lleva a ‎alejarse de las instituciones que alguna vez fueron democráticas. ‎

El derrumbe de la democracia estadounidense se evidenció el 6 de enero de 2021, cuando una ‎multitud irritada por la reacción policial tomó por asalto el Capitolio de Washington. Hoy ‎se sabe que los manifestantes no tenían intenciones de derrocar el Congreso sino que la policía ‎‎–comportándose como el brazo armado de una dictadura– reprimió a los ciudadanos que ‎protestaban. Sólo después que la policía provocó la muerte de un manifestante que escalaba la ‎fachada del Capitolio – haciéndolo caer de varios pisos de altura – la multitud exasperada ‎se lanzó al asalto de la sede del Congreso. ‎

‎¿CONTINUARÁ ESE FENÓMENO?

‎No hay razón para que se interrumpa ese fenómeno si se mantiene la actual composición ‎sociológica de Estados Unidos. Los escándalos de corrupción demuestran que, al contrario, el ‎fenómeno va a amplificarse. El problema es que ya no se trata de altos funcionarios que abusan ‎de su poder sino que quienes acaparan poderes más importantes que los de un senador son ‎individuos no electos y ni siquiera nombrados por el poder. ‎(...)

 EL DEBILITAMIENTO DEL ESTADO FEDERAL ESTADOUNIDENSE

En las diferentes regiones del mundo el debilitamiento de Estados Unidos se ve de diferentes ‎maneras.

Los rusos, que han vivido varias revoluciones y la disolución de la URSS, estiman que las ‎incomprensiones entre los estadounidenses llevarán a mediano plazo a una guerra civil, que ‎a su vez conducirá a una división de Estados Unidos en países independientes más o menos ‎étnicamente homogéneos. ‎

Los chinos, que han pasado por periodos de debilitamiento de su propia nación, estiman, ‎al contrario, que Estados Unidos puede perdurar pero que se sumirá en una forma de anarquía ‎ya que los Estados que hoy lo componen dejarán de obedecer al Estado federal y se harán ‎autónomos. ‎

En todo caso, los europeos son los únicos que siguen creyendo que Estados Unidos todavía es una ‎democracia y que seguirá siéndolo. ‎"                    (THIERRY MEYSSAN, Observatorio de la crisis, 07/09/22)

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