13/4/23

Colonialismo energético... Claro que las queremos aquí, pero no en cualquier lugar. Por eso reclamamos que primero se cubran zonas ya impactadas por infraestructuras, polígonos industriales, embalses, … y luego, si no es suficiente, en otros espacios degradados, … pero no bajo una lógica de mercado exclusivamente, y bajo un modelo de explotación que refuerza el oligopolio en lugar de democratizarlo (que es lo que pretendemos

"Recientemente, entre otros muchos proyectos de energías renovables (falta por ver si sostenibles) se ha aprobado el macroproyecto MAGDA de 500 hectáreas de paneles solares en Castelló, promovido por capital francés y chino, y la MAT (línea de Muy Alta Tensión para transporte de esa energía). Por darles un orden de magnitud, en incendios forestales a partir de 500 hectáreas se considera que es un Gran Incendio Forestal. Equivale a 5 millones de metros cuadrados. Da igual que el Gobierno de la Generalitat Valenciana en marzo de 2022, a través de dos informes de la Conselleria de Política Territorial, informara en contra del proyecto. Da igual que la Diputació de Castelló aprobase una declaración institucional respaldada por todos los grupos políticos solicitando al Gobierno Español la suspensión del proyecto por considerar que generará un impacto en el conjunto de la provincia. Da igual que muchos pueblos y pueblecitos de Castelló, especialmente los más afectados (Les Coves de Vinromà, Cabanes i Benlloc) hayan intentado proteger su suelo, votado en contra del proyecto en sus plenos municipales, o presentando mociones unánimes contra el proyecto. Da igual. En Madrid ya han decidido por ellos. Y a callar.
La lógica sería algo así como: Hay prisa, es una zona rural, nos importa un pimiento la oposición democrática, no es importante el modelo (aunque sea insostenible porque el beneficio se lo llevan grandes fondos de inversión extranjeros pero el impacto territorial lo acogemos aquí), y es totalmente irrelevante que se refuerce el oligopolio y la falta de soberanía energética… se aprueba la DIA (Declaración de Impacto Ambiental), y aquí no ha pasado nada…
Pues miren, no. Estando de acuerdo en el qué, no estamos de acuerdo, para nada, en el cómo. Ustedes tendrán el poder, pero nosotr@s tenemos la razón. Ustedes tendrán el poder, pero nosotr@s tenemos la razón. Aunque sabemos que tener la razón no es suficiente.

Pues miren, no. Estando de acuerdo en el qué, no estamos de acuerdo, para nada, en el cómo. Ustedes tendrán el poder, pero nosotr@s tenemos la razón. Aunque sabemos que tener la razón no es suficiente. Galileo Galilei tenía razón. La tierra giraba alrededor del Sol. Pero pese a ello se tuvo que retractar ante el poder de la época, so pena de muerte. El poder actual, económico, más que otra cosa, pretende que no se escuchen las razones rurales, sociales, técnicas o ambientales, porque siguen pensando que con la lógica de mercado de un crecimiento infinito (e insostenible) en un sistema finito en recursos que nos ha traído hasta aquí podremos seguir adelante. Da igual que hayamos colisionado con los límites biofísicos del ecosistema. Da igual que haya alternativas menos dolosas para el territorio e infinitamente más sostenibles en términos sociales, ambientales y económicos. Como esas alternativas les complican la gestión y les suben los costes (es más caro actuar cerca de zonas urbanas y puede generar cuantitativamente mayor rechazo social) directamente financian a quien haga falta para que desmienta las razones que se oponen a sus intereses. Algunos de estos adalides, expertos, por supuesto, de las renovables (insostenibles) curiosamente vinculados (por lo general, y me disculpen los que no) a entornos urbanos, algunos de perfil universitario (mucha teoría y poco bancal), y muchos vinculados a empresas del sector energético, acusan a quienes nos posicionamos en contra de esta política neo-colonial urbana sobre el territorio rural de practicar un posicionamiento que ellos denominan NIMBY (anglicismo síntomático de modernez infausta, que significa “Not In My Back Yard” que es algo así como “no en mi patio trasero”), tachando (desde una supuesta superioridad técnica, comunicativa, y una evidente posición de comodidad urbana) de egoísmo territorial y falta de solidaridad o no sé cuántas barbaridades más a una posición legítima de defensa del ecosistema agroforestal que nos sustenta…Hasta un Secretario de Estado ha salido a criticar el lema “Renovables sí, pero no así” reduciéndolo a un “Renovables sí, pero no aquí”… lo lamento, pero, resulta tan ridículo plantear un falso dilema… Claro que las queremos aquí, pero no en cualquier lugar. Por eso reclamamos que primero se cubran zonas ya impactadas por infraestructuras, polígonos industriales, embalses, … y luego, si no es suficiente, en otros espacios degradados, … pero no bajo una lógica de mercado exclusivamente, y bajo un modelo de explotación que refuerza el oligopolio en lugar de democratizarlo (que es lo que pretendemos) … Critican el lema que se ha escogido, que es bastante fácil de entender: “Renovables sí, pero no así”, pero no entran en el fondo de la cuestión... Es evidente que de empatía muchas de estas personas van justitas. Por ello, tal vez, acusan a los movimientos de defensa del territorio de ir contra las renovables… a ver, no soy filólogo… pero ¿Qué parte de “Renovables sí” no se entiende? El foco es justo el “pero no así”. ¿Y eso qué significa? Pues también es sencillo de explicar, y si se quiere, de entender:

- Desde un punto de vista técnico, razonado y razonable, se propone ocupar primero todas las superficies ya transformadas en usos industriales o urbanos que puedan albergar instalaciones fotovoltaicas. Es viable instalar mucha potencia sobre cubiertas de naves industriales, de edificios públicos como colegios, piscinas cubiertas, pabellones deportivos… reduciendo además el impacto ambiental al actuar sobre zonas previamente antropizadas. En España hay más de 5.000 polígonos industriales. La Coordinadora Española de Polígonos Empresariales aglutina a más de 90.000 empresas. En muchos polígonos sigue quedando suelo industrial disponible, y las plantas fotovoltaicas son compatibles con las cubiertas industriales… ¿Es un argumento válido para minimizar impactos? 
 
- Desde un punto de vista técnico, razonado y razonable, se propone ocupar en segundo lugar grandes infraestructuras lineales como autovías o carreteras, canales y láminas de agua interiores, fruto de una transformación previa del territorio, reduciendo nuevamente el impacto ambiental dado que en muchos casos en estas áreas ya existen líneas de transporte de esa energía o están más cerca de las zonas de consumo. España cuenta con más de 17.000 km de autovías, y ocupaba en 2019 el tercer puesto a escala mundial en km de este tipo de infraestructuras. En diversos países del mundo se han cubierto medianas, o tramos completos de estas estructuras lineales, para implementar placas. Encima es suelo público, por tanto, de fácil gestión a la hora de conceder permisos… ¿Por qué no se plantea? 
 
- Desde un punto de vista económico y social, se propone democratizar la producción de energía y no aplicar la lógica de un tipo concreto de mercado que conduce a que nuevamente un sector estratégico de un país, como el energético, acabe en manos de fondos de inversión y grandes corporaciones cuya ética es el dinero, y en la que poco importa que haya gente o empresas que no pueden pagar la energía. Según datos de la Asociación Empresarial Eólica de 2020, entre Iberdrola, Acciona Energía, EDP, Endesa y Naturgy (Gas Natural, de toda la vida) acapararon el 61,55% de la potencia instalada en MW año de cuota de mercado… ¿Les suenan esas empresas? Se cuestiona con el “pero no así” porque tal vez sea inteligente, rentable y mucho más sostenible que parte de la producción esté en manos de Comunidades Energéticas Locales, cooperativas o empresas locales, generando además más puestos de trabajo tanto en fase de instalación como en fase de explotación, lo que, en términos generales, beneficiaría más y mejor al país. Pero ¿qué más dará? 
 
- Y se cuestiona, desde todos los puntos de vista (económicos, técnicos, ambientales y sociales) que el modelo que están tratando de imponernos, en el que los centros de decisión (urbanos) que coinciden por lo general con los grandes centros de consumo de energía, obvian las reclamaciones de las zonas afectadas (rurales en la mayor parte de los casos) sea sostenible.

Miren, sabios de la energía, no es negacionismo, ni “retardismo”, ni obstruccionismo, ni falta de rigor técnico o científico, ni una moda, ni ninguna de las otras sandeces que han acuñado al efecto. Es lógica. Pura y dura. Hay alternativas más sostenibles, aunque les moleste leerlo. Eso faltaba, que en una pretendida democracia no se pudiese argumentar contra un atropello territorial de esta magnitud. Más quisieran algunas personas. Voy a parafrasear de forma adaptada a un ilustre maño (Labordeta): “Ustedes están habituados a hablar siempre porque controlan los medios de comunicación, ocupan cargos importantes... Y ahora les fastidia que vengamos aquí las gentes de zonas más sostenibles que las suyas a poder hablar… ¡Eso es lo que les jode a ustedes! “ La Real Academia Española de la Lengua define el colonialismo como un “régimen político y económico en el que un Estado controla y explota un territorio ajeno al suyo”, y ya nos disculparán, pero el territorio que ustedes pretenden explotar es el nuestro. Son nuestros paisajes ancestrales, nuestros bosques, nuestras zonas de cultivo… y lo que ustedes practican, imponiendo su criterio contra la voluntad democrática de las personas e instituciones que habitan esos territorios, habiendo como hay alternativas, tiene un nombre muy sencillo: Colonialismo energético. El día 10 de marzo, les Corts Valencianes, donde reside la soberanía del pueblo valenciano, a través de su comisión de Medioambiente, Agua y Ordenación del Territorio del parlamento autonómico ha aprobado a una proposición no de ley que para solicitar al gobierno del Estado (que es quien está perpetrando este colonialismo, con la venia de esas personas entusiastas de las renovables que nos llaman “retardistas”), que desestime todos los proyectos de generación y transporte energético de competencia estatal que cuentan con informes desfavorables de la Generalitat como ocurre por ejemplo con la Magda y las líneas de Muy Alta Tensión MAT (Teruel-Morella), Morella-La Plana, Ojos Negros-L'Eliana, Almansa-Montesa… y son sólo algunos ejemplos. ¿Por qué usurpan nuestra soberanía? ¿Quién les da derecho a contradecir los criterios territoriales de nuestras administraciones democráticas habiendo alternativas?

Miren, vivo en uno de los pueblos afectado por este “Colonialismo energético” en el que la empresa JPMorgan amenaza nuestra sierra del Realenc (y la Bossarta) con una macroplanta. Lógicamente, nos hemos movilizado en contra. Podrán imponer su criterio renovable e insostenible. Pero en este caso, “tots a una veu” (el “todos a una” valenciano), no les quepa duda que no lo permitiremos sin plantar cara. Nuestro territorio es más importante que sus beneficios. ¿Lo entienden?"

(Ferran Dalmau – Rovira. Ingeniero forestal. Director de Medi XXI GSA. Miembro de Salvem el Realenc (Carcaixent), Levante, 02/04/23)

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