4/8/23

En defensa de Najat... Espero que nuestro reciente alcalde no ceda al chantaje de los posmobeatos con los que nos toca convivir en Barcelona y que la mantenga como pregonera... desprecio tanto a los fachas que censuran a Virginia Woolf, como a los fanáticos que en nombre del colectivo LGBT o de la religión quieren silenciar a Najat (Carmen Domingo)

 "¿Ahora queréis vetar a Najat El Hachmi para que no pueda hacer el pregón de la Mercè?” se preguntaba el otro día Quim Monzó en Twitter y añadía: “Los islamistas institucionales, del brazo de los que no toleran ninguna crítica al discurso oficial trans sobre el cambio de sexo en menores cada vez dais más risa”. No ha habido muchos tuits de personajes de la cultura en defensa de la Premi Ramon Llull, Premi Nadal y Premi Ciutat de Barcelona, en cambio sí unos cuantos en su contra. La primera queja llegó desde el Observatorio contra la Homofobia y, a partir de ahí, se sumaron diputadas de ERC, la CUP y colectivos de JxCat pidiendo que se sustituyera a la pregonera (sería más correcto decir cancelara). Pongámonos en antecedentes. Hace unos días Najat el Hachmi fue elegida por el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni (PSC), como pregonera en las próximas fiestas de la Mercè.

 La elección de la escritora está más que justificada, pero por si fuera poco aglutina una serie de características que justificarían su elección a los ojos de los mismos posmos que se quejan: es racializada, emigrante (procede de Marruecos) y mujer. Sin embargo, Najat tiene un “pequeño problema” y es que no está dispuesta a comulgar con ruedas de molino y es feminista. Lo que implica, claro está, que considera el uso del hiyab un símbolo de opresión y no solo eso, también tiene una visión crítica sobre la religión en general y el Islam en particular, además de que está en contra de la ley trans. Todo eso, claro, “ha desatado la bestia” y ha servido para que sea catalogada de “tránsfoba e islamófoba” y pidan su cancelación.

Najat, fiel a su talante de no entrar en polémicas (fijaros si se aleja de ellas que ni tiene redes), ha escrito un artículo en El País en el que deja claro su punto de partida: “Me trajeron a este país por su prosperidad, pero yo encontré en él la libertad. Me inmigraron para que pudiera vivir y no solo sobrevivir, pero yo aquí descubrí un bien mucho más preciado, el que me ha permitido desarrollar un pensamiento propio, expresar mi visión de las cosas, no tener que callar porque sí y poder hablar partiendo de la base de que todas las voces cuentan y todos podemos emitir aquello que nos parezca oportuno”. Lo que sorprende es que así como hace unos días un grupo de intelectuales, cabreados (como es lógico) por los intentos de cancelación de obras de teatro y autores desde municipios gobernados por la ultraderecha, expresaron su disconformidad en un manifiesto, no hayan dicho ni mu en este caso.

Yo, por mi parte, ni que decir tiene que desprecio tanto a los fachas que censuran a Virginia Woolf, como a los fanáticos que en nombre del colectivo LGBT o de la religión quieren silenciar a Najat. Y me pregunto qué hubiera pasado si la hubiera intentado cancelar Vox. Espero que nuestro reciente alcalde no ceda al chantaje de los posmobeatos con los que nos toca convivir en Barcelona y que la mantenga como pregonera, que se lo merece como la que más. Y mientras, desde la izquierda, levantemos la voz contra censuras y cancelaciones, que no deben aceptarse vengan de donde vengan. Nos va en ello la libertad de expresión y la credibilidad."               

(Carmen Domingo es escritora. Su último libro es #cancelados. El nuevo macartismo; El País, 02/08/23)

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