“ Berlanga es uno de mis ídolos. Hace años que coincidí con él en Sevilla, en un acto de estos encopetados. Antes de presentármelo la persona me dijo que bueno, que el señor Berlanga estaba mayor, y que lo disculpara si se excedía conmigo, le dije que no me importaba. Berlanga estaba sentado, todo regio y elegante, al verme se levantó, todo un caballero, me besó la mano, quiso darme su silla, pero le rogué que no, entonces alguien fue corriendo a buscarme una silla. Él se sentó y como quien no quiere la cosa puso su mano en mi nalga, y me la apretó, entonces alguien corrió hacia mí a disculparse, el otro no soltaba mi nalga. Hice señas al otro que lo dejara, porque total, si en una guagua cubana me han repellado hasta las orejas cualquier hijo de familia como a tantas mujeres cubanas, para mí era un honor que Berlanga me cogiera una nalga. Bueno, ahí estuvo agarrado hasta que apareció la silla. Pero la conversación no fue menos atrevida.” —
19/11/07
"viejo verde" estilo Berlanga
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