11/11/08

La mujer emigrante, por primera vez sostén de la familia, gracias a la Western Unión, y a las "remesas sociales"

"Las mujeres inmigrantes revolucionan el modelo patriarcal al convertirse en sostén de sus hijos - Las madres asumen a distancia la desgarradora relación con unos niños desde otro continente.

"Las familias transnacionales son configuraciones transitorias a la espera de un retorno al país de origen o de una reagrupación que no siempre se da", explica el profesor de Antropología de la UNED Raúl Sánchez Molina. "Estas familias han existido siempre, pero las de ahora presentan una característica singular: la mujer, sobre todo la latinoamericana y la filipina, está adquiriendo protagonismo dentro de estructuras patriarcales, y emigra masivamente". (...)

Vino con la intención de quedarse sólo un año para sufragar las deudas del marido, que quedó en Bolivia con los hijos. Luego se sumaron los gastos de la carrera universitaria del mayor, y ahora ya no piensa en volver. "Aquí hay más oportunidades, un futuro mejor, sobre todo, para los chicos, pero mi marido no quiere oír hablar de ello. Yo quisiera traerme a los pequeños, y mi hijo mayor lo entiende y me apoya. Pero mi marido está atascado allá y no tolera que se lo plantee. Yo tengo una visión distinta, aquí aprendes muchas cosas", explica.

La imposibilidad de "hacer entender" al marido es una de las grietas en esta "familia transoceánica", como las llaman en la Asociación de Cooperación Bolivia-España (ACOBE), de la que Sandra es voluntaria. "El hombre está descolocado. Se ve en casa, al cuidado de los hijos, y no se reconoce", explica Josune Huidobro, responsable de acción social de esta asociación. (...)

Educar es una función de la que las madres no hacen dejación ni en la distancia. (...)

"En estas mujeres se da una sobrecarga de funciones. No sólo dejan atrás a sus hijos para cuidar los de otros, también se ven privadas de herramientas para desarrollar una actitud educativa normal hacia sus propios hijos: pueden caer en el error de transmitirles su ansiedad, consentirles en exceso o sobrecargarles de regalos que generan fantasías. Son mujeres que trabajan 14 ó 16 horas al día por y para sus hijos. Hay que tener en cuenta que estas familias no se rompen, sólo entran en una fase distinta. El proyecto común sigue existiendo, por eso es vital alimentar la sensación de apego. También es fundamental no instalarse en el pasado, pero tampoco supeditarse a un futuro lejano"

Psicológicamente, las madres que emigran deben "hacer el duelo" antes de proceder a reconstruir a golpe de teléfono o e-mail la unidad familiar, y eso implica un gran desgaste psicológico. (...)

la salud mental y física de las madres migrantes acusa una serie de trastornos: "Ansiedad, merma de autoestima, insomnio, casos de anorexia y avitaminosis, sin contar dolores inespecíficos de estómago, dolencias musculares, alergias y todo tipo de afecciones dermatológicas...", enumera Ana Bellocchio. Y depresión. (...)

La experiencia de emigrar transforma también la sociedad emisora. La influencia que en la transmisión de conocimientos y valores ejerce la mujer emigrante, contribuye en gran medida a mejorar el estado de salud y reducir las tasas de mortalidad infantil gracias a la educación en salud que reciben en los países de destino, según un informe del Banco Mundial. Esa transmisión entra dentro de lo que los expertos denominan "remesas sociales": intercambios de ideas, recursos prácticos, consejos, actitudes y aptitudes que las familias transnacionales incorporan al bagaje común. La consideración social del esfuerzo que supone a estas mujeres emigrar es también un valor añadido. "El papel que la mujer tiene en el contexto social se fortalece", apunta Ana Bellocchio. Fátima Ahmadi lo corrobora: "En mi país lo que yo hago, tanto familiar como socialmente, está muy valorado". (...)

Protagonistas de un fenómeno imparable, el de la feminización de la emigración, estas madres-maná, cabezas de un nuevo modelo de familia, la transnacional o "de techos abiertos" -en definición de Nora Rodríguez-, contribuyen sobremanera a que la rueda implacable de la globalización siga girando. " (El País, ed. Galicia, 08/11/2008, p. 32/3)

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