18/12/08

El "síndrome de Bartlebly", la fatiga del éxito

"El 13 de marzo de 1973, Juan Rulfo desveló la razón por la que había renunciado a seguir escribiendo: "... Pues porque se me murió el tío Celerino, que era el que me platicaba todo"... El mismo camino del portazo a la literatura había tomado, años antes, nada menos que Arthur Rimbaud, quien a los 19 decidió que ya había dicho todo lo que tenía que decir en poesía y se convirtió, entre otras cosas, en traficante de armas... un prestigioso cocinero francés, Olivier Roellinger, se deshizo de lo más parecido a un nobel que se le reconoce al arte culinario, las tres estrellas que le había otorgado a su restaurante la guía Michelin. Su motivo, su muerte del tío Celerino particular, era el estrés.... Hace un mes, Deluxe, uno de los puntales del rock independiente español, dio su último concierto. Xoel López, el alma del grupo, se va "indefinidamente", primero a Argentina y luego a Estados Unidos. "Necesito romper, tomarme un descanso. Estoy un poco harto de tanto rock. Llevamos tres años sin parar, más de 100 conciertos. No sé: necesito un cambio", dijo a EL PAÍS. Seguirá componiendo, pero admite su agotamiento... El impecable Daniel Day-Lewis, el Gerry Conlon de En el nombre del padre, que acaba de ganar un Oscar, pasó cinco años sin actuar. Aunque evita hablar de ello, se sabe que vivió en Florencia trabajando de aprendiz de zapatero. (...)

la renuncia de Jordi Parramón, aunque sus motivos son más claros y vitalistas. "Un día mandé un fax a los autores de la guía Michelin. Les explicaba que renunciaba a mi estrella. No lo entendieron. Me llamaron, pero no se convencían de que yo quisiera renunciar. Así que enviaron a un señor, charlamos y me dijeron que no les había pasado nunca", cuenta por teléfono. De esto hace tres años. Ahora Parramón vive en el campo, dedicado a la fotografía. "Un trabajo así te ocupa todo el día y toda tu energía, aunque te guste mucho. Me dediqué 20 años a la cocina, nunca busqué ni la fama, ni el éxito. Cuando nos dieron la estrella, coincidió con el boom de la cocina, de Ferran Adrià. Hubo buenas críticas, llegó la prensa, me invitaban a actos. Una mañana iba en un avión hacia Milán a dar una conferencia sobre cocina, y me di cuenta de que antes de despegar sólo estaba pensando en volver. Me dije '¿pero dónde vas?' y ahí empecé a plantearme dejarlo y cambiar de vida. Quería hacer más cosas. Al principio no todo el mundo lo entendió, se ve raro cambiar una vida con dinero y reconocimiento". (...)

Introducir la variable del éxito en la creatividad puede descompensarlo todo. Por extraño que parezca. "Ocurre cuando se orienta la obra hacia la consecución de un resultado", comenta Javier Mañero, director de la Escuela de Inteligencia. Después de un gran triunfo, entre la crítica o el público, de un libro, un disco, un cuadro o un plato, lo más temido y estresante para el autor puede ser la pregunta: "¿Y ahora, qué?". (...)

No hay creatividad sin riesgo. "Es muy difícil mantener indefinidamente la admiración de los otros. Tanta expectativa de la gente puede desarrollar un miedo al fracaso que bloquea, es paralizante", explica el psicólogo Gonzalo Hervás. En el mundo de la música esa presión es elevada.

"Después de haber sacado un disco muy potente, todos los grupos tienen ese vértigo, el de superarse. Y justo el segundo es muy complicado, porque repetir la fórmula ya no vale. Hay que igualar como mínimo, o experimentar", explica Carlos Mariño (...)

El escritor dominicano Junot Díaz obtuvo el premio Pulitzer -uno de los más importantes de las letras estadounidenses- en abril pasado con su novela La maravillosa vida breve de Oscar Wao. Pero han tenido que pasar 11 años para que volviera a publicar... "fue un infierno". "No sé cómo sobreviví. Soy terriblemente duro conmigo mismo, padezco la enfermedad del perfeccionismo", dijo.

El proceso creativo no es, ni mucho menos lineal. "Hay muchos abortos", confiesa Roncagliolo. "Y existe el terror al vacío. Puedes tirar una novela de 200 páginas. Si has tenido éxito, es parecido a una borrachera. Cuando acaba la atención sobre la obra, la promoción, llega la resaca, te preguntas si podrás hacer otra, si estás acabado... Es parte del ciclo". Manuela Romo explica que "es un fenómeno complejo, en el que hay repetidas cumbres y repetidos abismos".

Varios experimentos sugieren que el éxito puede fagocitar parte de la creatividad. A finales de los ochenta, la profesora de Psicología Theresa Amabile, de la Universidad de Brandeis (EE UU), trabajó con varios grupos de niños. Les pidió que dibujaran lo que quisieran. A una parte de ellos les ofrecieron recompensas por hacerlo, y a otros no. Quienes habían sido premiados presentaron los dibujos menos creativos. (...)

"Un rasgo fundamental de la personalidad creativa es que necesita hacer lo que le da la gana. La libertad, que se olviden de ellos para volcarse en su trabajo", asegura Romo. Apenas hay compositores, escritores o artistas que no se quejen, en algún momento, de la pesadez de la promoción y la fama. Lo sufren, por ejemplo, los managers: "Es muy cansino, repiten lo mismo en las entrevistas, la gente les para por la calle, llaman 200 veces al día, aparecen por todas partes", ilustra Mariño." (El País, ed. Galicia, 14/12/2008, p. 36)

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