16/12/08

Miedo al despido, estrés o la tecnología han empezado a poblar lo onírico

"Porque, como destaca en un artículo el psicoanalista Daniel Valiente Gómez, del Centro Psicoanalítico de Madrid, los sueños constituyen una forma de comunicación con nosotros mismos y con nuestro entorno. No surgiría del inconsciente un sueño si el individuo no quisiera decirse algo a sí mismo. Por ejemplo: "Éste es el modo en que yo veo el mundo y el modo en el que yo me veo en él".

Así, en las experiencias oníricas recientes de pacientes y soñadores españoles (cuyos nombres, como los anteriores, son inventados por razones de privacidad) no faltan claros reflejos de la situación que estamos viviendo: la crisis, el miedo a quedarse sin trabajo o a no poder pagar el alquiler, darse cuenta de que se han acabado los ahorros, el deseo de parecerse o codearse con personajes famosos, los estímulos eróticos que se perciben a diario en la publicidad o la televisión, o elementos y símbolos significativos de la revolución tecnológica (móviles, ordenadores, Internet, chats...).

No extraña tampoco, entonces, que miles de internautas se animen todos los días a compartir sueños tan desalentadores como éste de Mónica, quizá para buscar apoyo públicamente: "Soñé con que me despedían de mi trabajo y mi jefa, que estaba al corriente hace algún tiempo, disfrutaba de ese momento aun sabiendo que tengo dos niños pequeños y que soy la única fuente de ingresos de la familia. Entonces desperté entre lágrimas"

A propósito de la adaptación de las experiencias oníricas a la realidad, un estudio realizado por la Association for Psychological Science de Washington deja claro que los sueños de los estadounidenses cambiaron radicalmente en las semanas anteriores y posteriores al 11 de septiembre de 2001. La autora de la investigación, Ruth Propper, docente de psicología del Colegio Merrimack de Massachusetts, apunta además a que la cobertura en televisión de los ataques terroristas a las Torres Gemelas contribuyó a incrementar el estrés de los ciudadanos, modificó su rutina emocional y por consecuencia sus sueños, que más bien se convirtieron en pesadillas amenazadoras y con explícitas referencias a ese día. (...)

No parece casualidad, entonces, que las consultas al psicólogo hayan aumentado un 12% en Madrid a causa de la crisis económica, como ha señalado el presidente del Colegio de Psicólogos. Este incremento se ha producido desde el mes de junio debido, por ejemplo, a la pérdida del trabajo o la subida de las hipotecas. Lo advirtió hace dos meses también la Organización Mundial de la Salud (OMS). (...)

Y es que las experiencias oníricas suelen tener una relación con lo que algunos expertos llaman "resto diurno", esto es, imágenes con las que se tropieza en el día a día. Pilar Rojas, directora del departamento de clínica psicoanalítica de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, lo explica así: "Si una imagen sirve para formar el sueño, yo la tomo. Así, en un sueño puede aparecer un coche, un ordenador, un teléfono móvil... Eso hace que el sueño sea diferente" a los que se tenían en el pasado. Aunque, en el fondo y en la sustancia, permanecen iguales a las experiencias oníricas de toda la vida. "Lo que cambia es la forma", destaca. Como en este sueño, publicado por la web www.mis-sueños.org, una iniciativa española para compartir experiencias oníricas que, junto a la estadounidense www.dreambank.net (una especie de banco de sueños gestionado por psicólogos de la Universidad de la California), o la italiana www.cepei.it, constituye una significativa base de datos. "He soñado que me iba de acampada y que mi única preocupación era que me diese tiempo, antes de salir, de ir a casa a buscar el cargador del móvil. De camino, me encuentro con una amiga que me enseña una revista con una foto en la que salimos ella y yo, guapisísimas y no le hago mucho caso, aunque me guste encontrarme así de guapa, porque quiero llegar a casa a recoger el cargador que se me había olvidado..." (...)

En su 90%, los sueños son el reflejo de las circunstancias personales (preocupaciones, deseos, miedos) de las personas, cuenta Héctor González Ordi, profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Desde otra perspectiva, Pilar Rojas añade que "en principio, el fondo erótico de los sueños de ahora es el mismo que en la Edad Media". Pero sí se han introducido nuevos elementos, de acuerdo con la mayor presencia de mensajes eróticos en la sociedad actual. Porque, "lo que ocurre con los sueños es que a lo largo del día puedo ver 20.000 cosas (incluidos estímulos eróticos procedentes de anuncios o de la televisión), pero en el sueño siempre aparece el objeto más apto para formar mi experiencia onírica", explica.

Y es que los conflictos psicológicos que se manifiestan con más frecuencia en los sueños son, de alguna manera, inmortales, según recuerda el terapeuta José María Camacho. (...)

Por eso hoy, en lugar de los clásicos monstruos de la tradición popular o el hombre del saco, se encuentran aviones, atentados, inseguridad ciudadana. "Porque el sueño es una prolongación de la actividad vigil, pero en otro formato", añade González Ordi.

También el estrés, que tanto caracteriza el mundo actual, se puede reflejar en la calidad del sueño y en sus consecuencias en la actividad onírica. Aunque no es posible generalizar, por la falta de estudios cuantitativos en este ámbito, sí se considera el estrés como una circunstancia frecuente en el día a día, su reflejo nocturno se puede manifestar en pesadillas llenas de imágenes como carreras hacia ninguna parte, caídas en pozos, catástrofes naturales y, en general, con un descanso poco reparador." (El País, ed. Galicia, 12/12/2008, p. 36/7)

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