R. Y no le faltaba razón. Hoy tendemos a pensar que el ser humano ha progresado y en realidad lo ha hecho. En lo social y no digamos en lo tecnológico. Las formas de expresión han cambiado pero las preocupaciones, las angustias, permanecen y seguirán existiendo. Ninguna ópera tiene un mensaje único. Tiene una imagen para el momento en que es creada y otra que se va proyectando hacia la eternidad de manera cambiante. Bizet luchó por la mujer libre en Carmen, eso es evidente. Pero esto se ve hoy de otra manera. Que Carmen pueda ser de muchos lugares da al mito su dimensión universal.
P. ¿Y la música?
R. Lo fantástico de la música es que es todo y a la vez lo contrario. Quiero decir, permítame una frase tópica, que la música ríe con una lágrima y llora con una sonrisa. La música da un contenido físico a las pasiones del alma. Convierte lo metafísico en sensorial.
P. ¿Qué le interesa más de Carmen?
R. Es una ópera que adoro. Ya la dirigí en Berlín hace cinco años con una puesta en escena muy interesante de Martin Kusej. Lo que más me interesa es el conjunto, la combinación de la sensualidad, la crueldad con los niños, el mundo gitano, la mujer independiente, los problemas sociales, el triángulo banal de amores imposibles, el conflicto entre deber y libertad, la atracción fatal." (DANIEL BARENBOIM: "Lo fantástico de la música es que da contenido físico a las pasiones". El País, ed. Galicia, cultura, 07/12/2009, p. 34)
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