Este sistema funciona en Alemania de la siguiente forma. Una empresa rebaja las horas de sus trabajadores un 20%. Entonces el gobierno aporta el 60% de la paga perdida (el 12% del total). Se espera que la empresa apoquine el 20% de la paga perdida (4% del total) y el trabajador termina llevándose a casa un 4% menos de su salario.
En este escenario el trabajador acaba trabajando el 20% menos de horas a cambio de una reducción del 4% de su salario. Esto puede significar, por ejemplo, que el trabajador acabe trabajando cuatro días a la semana en vez de cinco. Dados los ahorros de gastos relacionados con el trabajo, como el transporte y el cuidado de los niños, la mayoría de trabajadores terminaría casi seguro en una mejor situación bajo el sistema de reparto de trabajo que en las actuales circunstancias.
Aunque la economía ya haya pasado su fase de rápida pérdida de empleos, un gran número de trabajadores pierde los suyos cada mes mediante el desbarajuste de empleo normal de la economía. Cada mes, las empresas despiden cerca de dos millones de trabajadores. Estas pérdidas de empleo se compensan en gran medida por los contratos realizados por otras empresas, de manera que el saldo neto en empleos ha sido poco negativo en los últimos meses. Sin embargo, si pudiéramos tan solo reducir la tasa de pérdidas de empleo un 10%, ello equivaldría a crear unos 200.000 empleos adicionales por mes, es decir, 2'4 millones al año. Esto nos llevaría al pleno empleo en dos años, en lugar de los cinco o seis como se prevé actualmente.
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