1/2/11

El fascismo quería "el alma del hombre"

"El estudio de la relación entre el modernismo y el fascismo es una aventura de alto riesgo". Lo dice Roger Griffin, especialista en fascismo y catedrático de Historia Contemporánea en la Brookes University de Oxford. Su último libro, Modernismo y fascismo (Akal) (...)

Este reputado historiador defiende en su libro que el fascismo de entreguerras fue un vehículo para hacer realidad "la sensación embriagadora" de hacer historia.

"Para entender las ambiciones, los fracasos y los crímenes contra la humanidad de los regímenes de Mussolini y Hitler hay que concederle la relevancia que se merece al hecho de que se convenciera tanto a militares como a civiles de que se encontraban inmersos en una experiencia revolucionaria, que vivían al filo de la historia, que con sus actuaciones estaban cambiando su curso, al margen de la moralidad convencional", explica. (...)

Sobre la dictadura franquista, el historiador aseguró en una entrevista con Público que Franco no era un político propiamente fascista. "Franco utiliza las energías de Falange y también alusiones a la estética modernista para vestir un proyecto de la España tradicional modernizada, pero no transformada. No quiere un nuevo español producto de una revolución antropológica. Los fascistas italianos o alemanes querían un nuevo italiano o un nuevo alemán", sostiene.

La Iglesia católica, añade Griffin, es otra de las razones por la que el régimen de Franco es distinto: "Hitler y Mussolini no eran cristianos de corazón. Hay un antagonismo real entre el proyecto fascista y lo que significa la Iglesia porque ambos en realidad quieren el alma del hombre. La Iglesia quiere el alma del hombre para Dios y el paraíso y los fascistas quieren el alma del nuevo hombre para la nación y la historia".

Sobre el islamismo, Griffin cree que puede considerarse una solución totalizadora a la amenaza a la religión que supone la modernidad occidental." (Público, 01/02/2011)

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