"Las
circunstancias históricas creadas por la implosión del capitalismo
contemporáneo requieren de una izquierda radical, tanto en el Norte como
en el Sur, que sea capaz de formular una alternativa política al
sistema existente. El propósito de este artículo es mostrar por qué es
necesaria la audacia y lo que esta significa.
¿Por qué audacia?
1.
El capitalismo contemporáneo es un capitalismo de monopolios
generalizados. Con esto quiero decir que los monopolios no son ya más
islas grandes en un mar de empresas relativamente autónomas, sino que
son un sistema integrado, que controla absolutamente todos los sistemas
de producción.
Pequeñas y medianas empresas, incluso las grandes corporaciones que no son estrictamente oligopolios, están bajo el control de una red que remplaza a los monopolios. Su grado de autonomía se ha visto reducido al punto de convertirse en subcontratistas de los monopolios.
Pequeñas y medianas empresas, incluso las grandes corporaciones que no son estrictamente oligopolios, están bajo el control de una red que remplaza a los monopolios. Su grado de autonomía se ha visto reducido al punto de convertirse en subcontratistas de los monopolios.
Este
sistema de monopolios generalizados es producto de una nueva fase de
centralización del capital que tuvo lugar durante los 80 y 90 en los
países que componen la Triada (Estados Unidos, Europa y Japón).
Los
monopolios generalizados dominan ahora la economía mundial.
“Globalización” es el nombre que le han dado al conjunto de demandas
mediante las cuales ejercen su control sobre los sistemas productivos de
la periferia del capitalismo global (periferia entendida como el mundo
por debajo de la Triada). Esto no es más que una nueva fase del
imperialismo.
2.
El capitalismo de los monopolios generalizados y globalizados es un
sistema que garantiza que estos monopolios graven impuestos sobre la
masa de plusvalía (transformada en ganancias) que el capital extrae de
la explotación del trabajo. En la medida en que estos monopolios están
operando en las periferias del sistema global, la renta monopólica es
renta imperialista.
El proceso de acumulación capitalista –que define el capitalismo en todas sus sucesivas formas históricas- está determinado por la maximización de la renta monopólica/imperialista que persigue.
El proceso de acumulación capitalista –que define el capitalismo en todas sus sucesivas formas históricas- está determinado por la maximización de la renta monopólica/imperialista que persigue.
Este
desplazamiento del centro de gravedad de la acumulación del capital es
la fuente de la continua concentración del ingreso y la riqueza en
beneficio de los monopolios, ampliamente controlada por las oligarquías
(plutocracias) que gobiernan los grupos oligopólicos a expensas de la
remuneración del trabajo e incluso de la remuneración del capital no
monopólico.
3.
Esto pone en riesgo al mismo crecimiento, desequilibrando la fuente de
financialización del sistema económico. Con esto me refiero a que el
segmento creciente de la plusvalía no puede ser invertido en la
expansión y profundización de los sistemas de producción y por
consiguiente la inversión financiera de la plusvalía desmedida se vuelve
la única opción para sostener la acumulación bajo el control de los
monopolios.
La
implementación que el capital realiza en determinados sistemas, permite
que la financialización opere de distintas maneras, generando:
(i) la subordinación de la gestión de las empresas al principio del “valor de las acciones”.
(ii)
la sustitución del sistema de pensiones basado en la capitalización
(fondos de pensión) por sistemas de distribución de las pensiones.
(iii) la adopción del principio de “intercambio de tasas flexibles”.
(iv)
el abandono del principio bajo el cual los bancos centrales determinan
la tasa de interés –el principio de liquidez- y la transferencia de esta
responsabilidad al “mercado”.
La
financialización ha transferido la responsabilidad principal en el
control de la reproducción del sistema de acumulación a 30 grandes
bancos que son parte de la Triada. Los eufemísticamente llamados
“mercados” no son otra cosa más que los lugares donde son desplegadas
las estrategias de los actores que dominan la escena económica.
Por
consiguiente esta financialización, que es responsable del crecimiento
de la desigualdad en la distribución del ingreso (y la riqueza), genera
la misma plusvalía que la sostiene.
La “inversión financiera” (o mejor dicho la inversión en especulación financiera) continúa creciendo a gran velocidad sin corresponderse con el crecimiento del Producto Interior Bruto (que en la actualidad se está convirtiendo en algo ficticio) o con la inversión en la producción real.
La “inversión financiera” (o mejor dicho la inversión en especulación financiera) continúa creciendo a gran velocidad sin corresponderse con el crecimiento del Producto Interior Bruto (que en la actualidad se está convirtiendo en algo ficticio) o con la inversión en la producción real.
El
crecimiento explosivo de la inversión financiera requiere, y se
alimenta de, la existencia de deuda en todas sus formas, especialmente
de la deuda soberana. Cuando los gobiernos que están en el poder dicen
estar persiguiendo la reducción de la deuda, están mintiendo
deliberadamente.
Para concretar la estrategia de financialización de los monopolios se necesita el crecimiento de la deuda, algo que en realidad los monopolios buscan más que combaten, como una manera de absorber la ganancia de los monopolios. Las políticas de austeridad impuestas para “reducir la deuda”, han tenido como resultado (tal y como se pretendía) el incremento del volumen de la misma.
Para concretar la estrategia de financialización de los monopolios se necesita el crecimiento de la deuda, algo que en realidad los monopolios buscan más que combaten, como una manera de absorber la ganancia de los monopolios. Las políticas de austeridad impuestas para “reducir la deuda”, han tenido como resultado (tal y como se pretendía) el incremento del volumen de la misma.
4.
Es este sistema –llamado popularmente neoliberal, el sistema del
monopolio generalizado capitalista, “globalizado” (imperialista) y
financializado (como una necesidad para su propia reproducción) – que
implosiona ante nuestros ojos. Pero este sistema, aparentemente incapaz
de derrotar sus crecientes contradicciones internas, está condenado a
continuar su salvaje expansión.
La
“crisis” del sistema es causada por su propio “éxito”. En efecto, la
estrategia desplegada por los monopolios siempre ha producido los
resultados deseados: los planes de “austeridad” y los llamados planes de
reducción social (en realidad anti-social) continúan siendo impuestos, a
pesar de la resistencia y las luchas. Actualmente, la iniciativa yace
en manos de los monopolios (“los mercados”) y sus siervos políticos (los
gobiernos subordinados a las demandas del “mercado”).
5.
Bajo estas condiciones el capital monopólico ha declarado abiertamente
la guerra tanto a los trabajadores como a los pueblos. Esta declaración
es parte del planteamiento de “el liberalismo no es negociable”. El
capital monopólico seguirá expandiéndose sin reducir su velocidad. La
crítica a la “regulación” que explico a continuación, está basada en
este hecho.
No
estamos viviendo un momento histórico en donde la búsqueda de un
“compromiso social” sea una opción posible. Ha habido momentos en el
pasado, como el compromiso social durante la post Guerra entre el
capital y el trabajo referente a un Estado social democrático en el
oeste, el socialismo actualmente existente en el este, y los proyectos
nacionalistas y populares en el sur, pero el actual momento histórico ya
no es el mismo.
El conflicto actual se produce entre el capital monopólico, y los trabajadores y la gente que es llamada a rendirse incondicionalmente. Las estrategias defensivas de resistencia bajo estas condiciones no son efectivas y eventualmente llevan incluso a ser derrotadas. En la guerra declarada por el capital monopólico, los trabajadores y los pueblos deben desarrollar estrategias que les permitan colocarse a la ofensiva.
El conflicto actual se produce entre el capital monopólico, y los trabajadores y la gente que es llamada a rendirse incondicionalmente. Las estrategias defensivas de resistencia bajo estas condiciones no son efectivas y eventualmente llevan incluso a ser derrotadas. En la guerra declarada por el capital monopólico, los trabajadores y los pueblos deben desarrollar estrategias que les permitan colocarse a la ofensiva.
El
periodo de guerra social está necesariamente acompañado por la
proliferación de conflictos políticos internacionales e intervenciones
militares de las fuerzas imperialistas de la Triada. La estrategia de
“control militar del planeta” por las fuerzas armadas de los Estados
Unidos y sus aliados subordinados de la OTAN es, en última instancia, el
único medio por el cual los monopolios imperialistas de la Triada
pueden continuar su dominio sobre los pueblos, naciones y estados del
Sur." ('Audacia, más audacia', deSamir Amin, ,ALAI, América Latina en Movimiento)
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