"(Entrevista al sociólogo Boaventura de Sousa Santos (Coímbra, 1940)
Ignacio Ramonet habla de ‘dictaduras democráticas', usted de ‘democraduras', ¿En qué estado se encuentra la democracia?
Yo
creo que la democracia está suspensa porque una de las reglas mínimas
de la democracia es que las autoridades políticas elegidas son los
decisores políticos. En Europa, sobre todo en los países que han sido
rescatados, pero también en España o Italia, hay una autoridad
transnacional que no ha sido elegida democráticamente por nadie y que es
la que toma todas las decisiones importantes. (...)
Samir Amin ya dijo hace más de una década que el proyecto
europeo estaba condenado por el empecinamiento del neoliberalismo. ¿Es
el capitalismo y su expresión neoliberal el causante de esta crisis?
Sí. Para el neoliberalismo era muy difícil entrar en Europa vía los
Estados; lo que hizo fue entrar vía las instituciones europeas. Al
principio no se notó pero si ahora vemos la constitución del BCE, se
constata que realmente había un proyecto neoliberal muy claro,
prohibiéndole prestar dinero a los países, pero sí a los bancos con
intereses muy bajos y luego éstos prestan a los países a intereses muy
altos. Así se fortalecieron los capitales financieros y entraron en
Europa.
Esta maniobra no podría haberse realizado sin la complicidad de los partidos socialistas. ¿Qué le ha pasado a la izquierda?
Eso
es lo más dramático, ellos mismos abandonaron la socialdemocracia.
Tanto en Grecia como en España o Portugal había gobiernos socialistas
cuando todo pasó. (...)
Por otro lado, hay informaciones que me permiten decir que realmente la
crisis del euro, en gran parte, fue producida activamente por los hedge funds
y por el capital financiero más agresivo al servicio de EEUU. El euro
estaba siendo una competencia fuerte al dólar. Saddam Hussein fue el
primero en querer destruirlo con sus reservas de petróleo, China
también.
Saddam era fácil eliminarlo y de hecho se eliminó, a China es
más complicado y en Europa había que buscar el eslabón más débil y ese
fue Grecia, que entró en la UE a través de trampas de contabilidad con
la ayuda de Goldman Sachs.
Esta fue la oportunidad para derribar el
sistema del euro, con un objetivo aún por concretar, que es la
destrucción de la socialdemocracia, del estado social. Ya se está
destruyendo en Grecia y se va a destruir en Portugal. (...)
Pero ayer mismo los periódicos ingleses hablaban de que
Cameron iba a la guerra para discutir los presupuestos de la UE. ¿Dónde
está esa solidaridad?
Sobre todo en este país, porque
la única industria de Inglaterra es el capital financiero, la City y por
eso no lo van a regular nunca. Si miramos al futuro, la crisis podría
ser la gran oportunidad de lanzar una Europa socialista.
Finalmente, que
los europeos pensaran en el Socialismo del Siglo XXI que los
latinoamericanos han lanzando al debate internacional. Una
socialdemocracia más avanza con conciencia ecológica, con mucho más
respeto por la diversidad cultural pero, lamentablemente, cuanto más se
agrava la crisis, menos pensamiento alternativo surge.(...)
Hablaba de las diferentes izquierdas de Europa pero, a su vez, todas éstas son también muy distintas de las latinoamericanas.
Sí,
son distintas y sobre todo porque las emergencias allí son de partidos
bastante distintos entre sí, aunque lo que es característico de todos
ellos es que llegaron al poder como resultado de grandes movilizaciones
sociales. Esa es la diferencia respecto a Europa, donde tienes distintos
indignados en Grecia, en España, en Portugal que piden una democracia
muy distinta a ésta, pero no existe la mediación política.
La gente va a
la calle porque es el único espacio público que no está colonizado por
los mercados financieros. Si ocuparan los bancos, que sí están
colonizados, la policía los destruiría de inmediato. Pero en la calle no
haces formulación política y por eso hay que buscar sujetos políticos
de mediación.(...)
Los movimientos sociales están tan desencantados con los
políticos, en los que no se ven reflejados. ¿Cómo llegará esa mediación?
En
los años 60 los movimientos de jóvenes tampoco se reconocían en los
partidos de izquierda. Desde un punto de vista sociológico, los
indignados no constituyen un movimiento, no tienen la estabilidad ni la
organización de otros movimientos como el feminista o el ecologista.
Yo
los llamo ‘presencias colectivas', fuertes, que están en la calle y que
son importantes, pero tienen sus limitaciones. Por este motivo, tenemos
la emergencia de nuevos sujetos políticos democráticos, porque la otra
posibilidad es la emergencia de sujetos políticos no democráticos, como
estamos vienen en Grecia, que es una cosa muy triste, muy cruel en un
país que padeció el nazismo.
Es muy difícil en Europa, tanto en
Portugal como en Grecia, eliminar la ilusión de la gente; aún hay muchas
personas que piensan que las medidas de austeridad van a funcionar.
Todos los datos dicen lo opuesto, pero la ideología conservadora está
siendo muy fuerte con su mensaje de que estábamos viviendo por encima de
nuestras posibilidades. Esa ilusión tendría que ser destruida ahora,
antes de que se produzca la catástrofe y, entonces, sería más fácil
construir una alternativa. (...)
El envite de la derecha está siendo tan fuerte en la
destrucción del Estado de Bienestar que movilizaciones como las huelgas
generales del 14-N, en lugar de ser ofensivas como antaño son meramente
defensivas; no buscan avanzar, tan sólo no retroceder aún más...
Es
lo que decía Gramsci, que estamos en una guerra de posición, no de
movimiento; de posición para defender esta situación en la que estamos.
Por eso es importante que podamos movilizar las grandes masas de
población, no sólo los de izquierdas, estar muy mezclados en términos de
orientación política y de clases, y que se comprometan con una
solución alternativa que rompa con este status quo.
Quizás esta ilusión
sólo va a terminar cuando se toque fondo, cuando ya no haya una Sanidad
pública, por ejemplo.
Usted ha dicho en muchas
ocasiones que el neoliberalismo utiliza la democracia como un mero
instrumento de acumulación de capital, pero si encontrara un medio
mejor, prescindiría de ella sin dudarlo. Cuando llegue esa catástrofe,
¿qué margen democrático va a quedar realmente?
El
neoliberalismo no necesita una dictadura, porque hoy en día tenemos
sociedades que son políticamente democráticas y socialmente fachas. Lo
que está pasando en Europa es que cuando hay una desigualdad social muy
grande y la desprotección social disminuye los grupos sociales
vulnerables están a merced de los poderosos, en el empleo, en todo.
Por
eso el autoritarismo social es cada vez más fuerte, que no pasa
necesariamente por la dictadura, porque tú puedes votar, pero votas cada
vez más en cosas menos importantes. (...)
Ahí habla usted de falta de autocrítica.
Claro,
porque cuando surge el debate del socialismo de inmediato surge ese
fantasma de que vamos a deslegitimar a Cuba. Lo que hay en Latinoamérica
es una socialdemocracia que ni siquiera se puede decir que sea muy
avanzada, pero es muy importante para esos pueblos.
Aprovechando una
brecha en el imperialismo estadounidense que estaba muy concentrado en
el Oriente Medio, se crearon oportunidades para regímenes políticos más
progresistas y lo que hicieron fue seguir y avanzar mucho más allá del
Banco Mundial, con políticas compensatorias para los grupos más
vulnerables. Fue posible por el boom de los recursos naturales.
Pero ese abuso de los recursos naturales, ese capitalismo extractivista, no encaja con el Socialismo del Siglo XXI.
Esa es ahora mi preocupación, se está creando un divorcio entre los pueblos indígenas y estos gobiernos progresistas. El boom
de los recursos naturales dura entre 5 y 10 años. ¿Qué pasará cuando no
haya dinero para las bolsas familiares, cuando las aguas estén
contaminadas, los indígenas expulsados de sus tierras, la selva
destruida por la frontera agrícola?
Los políticos no quieren debatir
esto porque están pensando en las próximas elecciones. En Europa
también, porque el neoliberalismo ha destruido toda la conciencia
ecológica de Europa, que tenía los movimientos ecologistas más fuertes.
Usted
sostiene que sólo es posible combatir el neoliberalismo oponiéndole una
cultura de esperanza, felicidad y vida. Póngale letra a esa cultura.
Las
juventudes reconocen las energías democráticas con su Democracia Real
Ya, pero necesitan de un sujeto político con horizontes de frenar este
deterioro. Esa reacción va a traer consigo un periodo corto en el que
las cosas irán mal, pero estará suficientemente fuerte y legitimado que
la gente verá que va a terminar bien, no como ahora. Entonces será
posible empezar otro modelo social que va a empezar con un modelo
productivo en el que la contradicción del capitalismo con la naturaleza
por fin se aborde.
Y, por supuesto, la solidaridad internacional que no
hemos sido capaces de aprovechar. España ha demonizado todos los
gobiernos progresistas de sus excolonias latinoamericanas y ahora llega
la Cumbre Iberoamericana y los mismos que han demonizado estos Gobiernos
piden inversiones.
¿Qué puede pasar por la cabeza de Dilma Rousseff o
de Rafael Correa? Que nos quieren explotar igual que siempre nos
explotaron." (Público, 28/11/2012)
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