"- La República no pudo tener un final más amargo…
- La huida
de la flota hacia el norte de África y el infame golpe de Estado del 5
de marzo de 1939 contra el Gobierno de Negrín, encabezado por el coronel
Casado, el dirigente socialista Julián Besteiro y el líder anarquista
Cipriano Mera, proporcionaron al general Franco la mejor de las
victorias y a la República la peor de las derrotas.
Esta tuvo el peor
final posible, rodeado de traiciones, odios cainitas, enfrentamientos y
un reguero de sangre que sembraron la semilla del divisionismo que
caracterizaría al largo exilio posterior. Prestaron un servicio
impagable a la perpetuación de la dictadura.
Casado dio el golpe
porque no pudo esperar más. Franco le presionó y además había
interceptado las comunicaciones de Negrín desde la oficina de cifra en
el Palacio de Bellavista y así supo que este estaba dispuesto a
capitular, eso sí intentando salvar a miles de republicanos con la
flota. El PCE se había plegado a ese plan que, si funcionaba, dejaba a
Casado sin margen de maniobra.
Esto es lo que precipitó el golpe del 5
de marzo, que instituyó el Consejo Nacional de Defensa, presidido por el
general José Miaja, y desconoció al Gobierno de la República. Estuvo
abocado al fracaso desde que la flota republicana se hizo a la mar tan
solo con los marinos y sus familias por orden de Buiza, quien también
debió de ser intoxicado por la quinta columna.
- Franco les engañó…
-
Pero también ellos, sobre todo Casado, se dejaron engañar. Casado y
Besteiro pensaban en una paz negociada que pusiera fin a la Guerra
Civil. Franco, en la victoria y en la venganza.
- Justificaron el golpe para evitar que el PCE y Stalin se apoderaran de la República…
-
Era una leyenda que servía muy bien a todos: a Franco le suministraba
una interpretación acorde con la necesidad objetiva que habían otorgado a
la sublevación de julio de 1936; a casi todos los vencidos les permitía
identificar nítidamente unos culpables de la derrota (Negrín y los
comunistas); a los anarquistas les libraba de tener que lidiar con la
traición de Mera y a los socialistas no negrinistas les permitía
santificar a Besteiro y eludir sus propias responsabilidades.
Pero era una estupidez supina. Fernando Hernández Sánchez y yo hemos
analizado la propaganda del Consejo Nacional de Defensa en marzo de 1939
y es verdaderamente patética. Y Besteiro era quien daba las
instrucciones, que se conocen desde hace muchos años.
Era un hombre que
estaba completamente al margen de lo que sucedía en España y en el
mundo, estaba obcecado y creía que así salvaba a la República. Pero ni
salvó a la República, ni sobre todo salvó a los republicanos. (…)
- Fue el mejor final de la guerra para los propósitos de Franco…
- Efectivamente, logró más de lo que pretendía. Se atuvo hasta el final
a las prescripciones terroristas de Mola con las que se había iniciado
la sublevación en 1936. Cuando supo que el Consejo Nacional de Defensa
ya no disponía de la flota comprendió que no necesitaba negociar nada.
Tan solo exigir la rendición incondicional. Así fue el final de la
Guerra Civil."
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