"(...) La investigación realizada a lo largo de 15 años por Piketty y su equipo, da cuenta que la desigualdad se está disparando en todos los países desarrollados,
y que el 1 por ciento de la población es cada día más rico, y que el
0,1 por ciento es aún más rico, y que el 0,01 por ciento es aún más rico
todavía.
Esto demuestra que los beneficios reales del capitalismo
quedan en muy pocas manos, y que si no se realizan intervenciones
extraordinarias, la tendencia continuará en ascenso haciendo que el
siglo 21 se parezca al siglo 19, donde las élites económicas vivían de
la riqueza heredada en lugar de trabajar por ello.
Para Piketty, la
mejor solución sería un esfuerzo coordinado a nivel mundial para aplicar
impuestos a la riqueza y dar un giro a esta tendencia socialmente
destructiva. (...)
El provocador argumento de Capital en el siglo 21 es que el
capitalismo de mercado, incluyendo el tipo de capitalismo de Estado del
bienestar que se practica en Europa, a la larga conducirá a una economía
dominada por quienes tienen la suerte de nacer en una posición de
riqueza heredada. Lejos de facilitar la equidad, los modelos económicos
han potenciado la desigualdad como en la ley del más fuerte.
El
capitalismo se ha vuelto depredador y salvaje y está haciendo retroceder
a Europa al siglo 19, donde existía la tiranía de la riqueza heredada.
Una tiranía que solo fue destruída por la devastación de dos guerras
mundiales. Piketty muestra con datos precisos que esta tiranía está
retornando pero esta vez a escala mundial. (...)
Hace seis años, hablamos de los orígenes de la desigualdad
y dimos cuenta del aumento de la desigualdad tras el primer documento
de la dupla Piketty-Saez. Este nuevo trabajo, con abundante cantidad de
datos y tablas, se convierte en el informe más contundente sobre la
desigualdad y confirma que ésta se ha disparado a niveles insostenibles.
Por eso la gente deberá repensar la forma en que la gente piensa sobre
la historia económica de los últimos 200 años.
"Nadie se había fijado en eso antes"
La tesis de Piketty indica que la desigualdad es intrínseca al
capitalismo y, de no combatirse enérgicamente, es probable que aumente a
niveles que amenazan la democracia y dejan de sostener el crecimiento
económico. Aunque Piketty ha confesado que nunca leyó a Karl Marx, su
análisis coincide con el del filósofo alemán que predijo que la
desigualdad y la lucha de clases marcarían el colapso del capitalismo.
Marx fue un crítico de la economía clásica, que apuntaba que la
desigualdad era un proceso que disminuiría con el tiempo. Robert Solow,
uno de los principales desarrolladores de modelos de crecimiento empleó
el término “convergencia” para. mostrar que el desarrollo económico
aboliría la desigualdad.
Al conocer el libro de Piketty, e impresionado
por la comparación entre la tasa de retorno del patrimonio (r) y la
tasa de crecimiento (g), Solow dijo “que yo sepa, nadie se había fijado en eso antes”.
Y es que el capitalismo tiene misterios que la razón desconoce, pero
que Kart Marx anticipó en 1848.
El capitalismo descontrolado propaga la
desigualdad. Aunque se tome como convergencia las similitudes de Beijing
con Nueva York, ¿cómo explicamos las enormes desigualdades al interior
de esos dos países?
La relación r > g
Según Piketty, cuyos datos sobre los ingresos y la riqueza abordan
300 años y 20 países, las fuerzas de convergencia (la extensión de
conocimientos y habilidades, por ejemplo) son considerables, pero los
datos de divergencia normalmente han sido mucho mayores.
El eje de su
argumento es la fórmula r > g , donde r representa la tasa media
anual de rendimiento del capital (es decir, beneficios, dividendos,
intereses y rentas) y g representa la tasa de crecimiento económico.
Durante gran parte de la historia moderna, la tasa de rendimiento del
capital se ha situado entre el 4 y el 5 por ciento, mientras que la tasa
de crecimiento ha sido decididamente inferior, entre el 1 y el 2 por
ciento.
Este funcionamiento crea una fuerza desestabilizadora, dado que
cuando r > g , el capitalismo genera automáticamente desigualdades
arbitrarias e insostenibles que socavan radicalmente los valores
meritocráticos en que se basan las sociedades democráticas.
En otras palabras, en una economía de lento crecimiento, la riqueza
acumulada crece más rápido que los ingresos del trabajo. Por tanto los
ricos, que ya tienen la mayoría de la riqueza, se hacen más ricos,
mientras que todos los demás, que dependen principalmente de los
ingresos de su trabajo, quedan desplazados.
Los países en los que r
> g constituyen gran parte del mundo desarrollado de hoy, incluyendo a
Estados Unidos, donde el 10 por ciento más rico captura más del 50
por ciento del ingreso del país, en una proporción que sigue aumentando
la desigualdad a un ritmo que se hará insostenible en el largo plazo.
Para Piketty todo esto es fruto de las tesis del libre mercado, dado que
los mercados autorregulados son un esquema donde r > g.. En los
sobrevalorados modelos de crecimiento de Robert Solow gran parte del
crecimiento era explicado por un componente desconocido que Solow
bautizó como “residuo”. Ahora sabemos que ese residuo tiene nombre: es
la renta del capitalista. Nadie se había fijado en eso antes, como
reconoció el propio Solow.
No es ninguna coincidencia, indica Piketty, que este período diera lugar al credo optimista de la economía moderna, en la cual el libre mercado proporciona dividendos a todos. Ese mantra fue una simple ilusión: visto en su contexto histórico, la Edad de Oro del capitalismo sólo fue una excepción transitoria a la sombría regla r > g.
Dos guerras mundiales tras la Gran Depresión, acompañadas por tasas impositivas compensatorias impuestas a los ricos para pagar el esfuerzo de la guerra, disminuyeron considerablemente las fortunas familiares, estrechando las herencias y reduciendo temporalmente la brecha entre las clases altas y bajas.
En este período sí que hubo convergencia y la brecha de desigualdad vivió un cierre significativo. El gran mérito de la investigación de Piketty es que muestra todo esto con abundantes datos históricos que resultan inconfundibles. De ahí el impacto que está teniendo el libro en todo el mundo. (...)" (Marco Antonio Moreno, El blog salmón, 12/05/2014)
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