"Hay noticias ante cuya lectura uno no sabe si llorar o desternillarse de
risa. En esa disyuntiva me encontré esta mañana cuando leí en las
páginas del periódico británico "The Guardian" unas declaraciones
formuladas por el gobernador del Banco de Inglaterra, Mr. Mark Carney,
en las que, con todo desparpajo, manifestaba que "el capitalismo
corre el riesgo de autodestruirse si los banqueros perseveran en ignorar
su obligación de crear una sociedad más justa". (...)
Según Mr. Carney, existe en el mundo de nuestros días la sensación
de que el contrato social básico del capitalismo se está viniendo abajo
en medio de una creciente desigualdad. "Simplemente -puntualizaba el jerarca de los banqueros británicos-
no es sostenible un sistema capitalista que produce este tipo de
situaciones de miseria para tantos. La prosperidad requiere no sólo la
inversión en capital económico, sino también la inversión en capital
social". (...)
Pero Mr. Carney no se limitaba en su discurso a
descubrir estos difusos y confusos mediterráneos. Por alguna extraña
razón se atrevió a proclamar en el mismo cogollo de la City londinense
que "el radicalismo de mercado y su mínima regulación han erosionado el capitalismo justo, mientras que escándalos como los aparejos de los mercados Libor habían socavado la confianza en el sistema financiero". (...)
En la conferencia de Carney, en la que se encontraba presente, miren
ustedes por dónde, el mismísimo ex presidente norteamericano Bill
Clinton, el vértice de las finanzas británicas dijo además que el
capitalismo pierde su sentido de la moderación "cuando su
creencia en el poder del mercado llega a convertirse en una cuestión de
fe". "En las décadas que precedieron a la crisis -afirmó Carney- tal radicalismo llegó a dominar las ideas económicas, convirtiéndose en un patrón de comportamiento social". (...)
Finalmente, Mark Carney aconsejó, como de alguna forma propone hace IU en su programa, que se "debería considerar la posibilidad de elaborar principios de mercados justos, códigos de conducta para mercados específicos, e incluso obligaciones reglamentarias en este marco”. Así como "mandar al ostracismo profesional a aquellos banqueros que incumplan las normas". (...)
Y la verdad es que si le obligan a uno a ser realista y el
ejemplo de Mr Carney encuentra eco entre los magnates españoles, a
quien se debería votar en el próximo evento electoral es a los
banqueros." (Manuel Medina, Canarias-semanal.org, en Rebelión, 02/06/2014)
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