"Acaba de publicarse un artículo en la
revista Journal of European Social Policy titulado “The Capacity of
Social Policies to Combat Poverty Among New Social Risk Groups”, escrito
por Allison E. Rovny, del Centre for European Research (CERGU), de la
Universidad de Gotemburgo, Suecia, que tiene una gran relevancia para un
debate existente en España sobre cómo prevenir la pobreza, un tema que
adquiere una gran importancia y urgencia en este país, pues es uno de
los países con mayor pobreza en la Unión Europea.
El artículo incluye un análisis de
cuáles son las políticas públicas más eficaces para prevenir la pobreza
en 18 países de la OCDE, el grupo de países más ricos del mundo, que
incluye también a España. La población estudiada incluye los grupos más
vulnerables en riesgo de pobreza, incluyendo jóvenes, así como mujeres y
hombres en el grupo etario de 55 a 64 años.
Las intervenciones
evaluadas más importantes son: 1) intervenciones activas orientadas a
facilitar la integración de las personas en el mercado de trabajo; 2)
intervenciones pasivas, como el seguro de desempleo; 3) medidas de
protección y mantenimiento de empleo; 4) programas de ayuda familiar,
incluyendo escuelas de infancia públicas; y 5) transferencias públicas,
bien de carácter universal o de naturaleza asistencial.
Es interesante subrayar que los
resultados de este trabajo confirman aquellos obtenidos por muchos otros
trabajos científicos realizados recientemente a los dos lados del
Atlántico Norte, y que comienzan a ser ya aceptados por los mayores
centros de investigación en Política Económica y Social en el mundo
desarrollado. Resaltan, entre otros, los siguientes datos:
1) Todas estas intervenciones impactan,
de una u otra manera, en el nivel de pobreza de un país. Pero su
relevancia depende del grupo vulnerable de la población al cual se
apliquen, y también de su complementariedad con otras intervenciones
económicas y sociales desarrolladas en el país. Unas medidas pueden ser
más eficaces para ciertos grupos que para otros, observación que es una
obviedad, pero que no siempre se tiene en cuenta.
2) De todas estas intervenciones, unas
que son de especial importancia son las intervenciones relacionadas con
el mercado de trabajo. Países con mercados laborales de escasa calidad
(como los países del sur de Europa) tienen altos niveles de pobreza, y
viceversa, en los países con mercados de trabajo de alta calidad (con un
elevado nivel salarial y un alto nivel de protección social), tal como
ocurre en los países escandinavos (donde el movimiento sindical y los
partidos progresistas han tenido mayor influencia sobre los Estados), la
pobreza es muy menor.
3) De ahí se deriva que las políticas
activas de empleo (que incluyen también la provisión de servicios que
facilitan la incorporación al trabajo, así como la integración del
trabajador y de su familia en la comunidad en la que vive (tal como la
provisión de vivienda, o escuelas para sus niños, o servicios
domiciliarios de ayuda a las familias) tienen un gran impacto en la
prevención de la pobreza.
Esto servicios tienen incluso mayor
importancia para facilitar la integración en el mercado de trabajo de la
mujer, un punto de enorme relevancia para prevenir la pobreza en la
mujer.
4) Como parte de las medidas
facilitadoras de la integración en el mercado de trabajo, están las
medidas que no permiten bajos salarios, bien a través de la ley –el
salario mínimo- o bien a través de los convenios colectivos, con una
gran capacidad de influencia de los sindicatos.
A menor salario mínimo,
mayor pobreza, y viceversa. Y a mayor capacidad de influencia sindical,
menor pobreza. Salarios pobres son indicadores de baja influencia
sindical.
5) Las transferencias de fondos públicos
de carácter universal, siendo importantes (sobre todo para reducir la
pobreza absoluta), tienen mucho menos impacto en reducir la pobreza
relativa (que es la más extendida).
6) Las transferencias de fondos públicos
de carácter selectivo y específico, relacionadas con las condiciones
del mercado de trabajo (tales como el seguro de desempleo), pueden ser
particularmente eficaces para evitar la pobreza entre personas de los
grupos etarios más avanzados (55-64 años).
Otro ejemplo son los
programas de la Seguridad Social, sin los cuales la mayoría de los
pensionistas serían pobres. Las pensiones de la vejez son el caso más
claro. Sin pensiones públicas, el 68% de los ancianos serían pobres.
(...) es importante concluir que a partir de
estos estudios se puede entender que aquellos países que tienen menor
pobreza adulta e infantil son aquellos que facilitan la ocupación
(incluyendo como ocupación remunerada labores realizadas por personas,
predominantemente mujeres, que hoy no reciben ninguna compensación),
unos salarios altos, un elevado nivel de protección social, extensos
servicios de ayuda y apoyo a las familias, con transferencias públicas a
aquellas personas que por circunstancias ajenas a su voluntad (como
personas discapacitadas, o enfermos, o cuidadores de otras personas) no
tienen una renta que les permita vivir con dignidad, lo cual puede
significar unas transferencias mayores que las transferencias
asistenciales encaminadas a prevenir la pobreza, pudiendo alcanzar
niveles semejantes a los que tenía antes de dejar de trabajar.
Estas son las medidas que deberían
considerarse y que, por cierto, Juan Torres y yo propusimos en el
documento que preparamos a petición de Podemos, “Democratizar la
Economía para salir de la Crisis, mejorando la Equidad, el Bienestar y
la Calidad de Vida.
Una propuesta de debate para solucionar los
problemas de la economía española”, distribuido por Podemos como “Un
proyecto económico para la gente”, documento que previsiblemente creó
gran hostilidad por los portavoces de las estructuras responsables de la
gran pobreza que existe en España." (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 5 de febrero de 2015, en www.vnavarro.org, 05/02/2015)
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