"Las últimas demostraciones de destreza de las computadoras de alto
rendimiento son muy notables, pero no sorprendentes. Con la programación
adecuada, las máquinas son muy superiores a los humanos en el
almacenamiento y análisis de inmensas cantidades de datos y en la toma
de decisiones prácticamente instantánea.
Éstas son máquinas que piensan,
porque se dan procesos similares en gran parte del pensamiento humano.
Pero en un sentido más amplio, el término máquina pensante
no es el correcto. Ninguna máquina ha pensado jamás en las eternas
preguntas: ¿de dónde venimos, por qué estamos aquí y a dónde vamos?
Las
máquinas no piensan en su futuro, su desaparición o su legado.
Reflexionar sobre esas preguntas requiere conciencia y sentido del yo.
Las máquinas pensantes no tienen estos atributos, y dado el estado
actual de nuestro conocimiento, es improbable que los alcancen en un
futuro cercano.
El único enfoque viable para construir una máquina que tenga los
atributos del cerebro humano es copiar los circuitos neuronales que
subyacen al pensamiento. De hecho, los programas de investigación que se
están llevando a cabo en la Universidad de Berkeley, el MIT y otras
universidades, se centran en alcanzar este preciso objetivo. Estos
programas se están esforzando en construir ordenadores que funcionen
como la corteza cerebral.
Los últimos avances en nuestro conocimiento de los microcircuitos
corticales han impulsado este trabajo, y es probable que la reciente
iniciativa de la Casa Blanca para el estudio del cerebro proporcione una
rica fuente de información adicional.
En las próximas décadas sabremos
cómo se interconectan los miles de millones de neuronas en cada una de
las seis capas de la corteza cerebral, así como los tipos de circuitos
funcionales que forman estas conexiones.
Este es un primer paso muy necesario para diseñar máquinas capaces de
pensar de forma equiparable al cerebro humano. Pero no basta con
entender los microcircuitos corticales para construir una máquina que
piense.
Lo que se necesita es entender la actividad neuronal que subyace
al proceso del pensamiento. Los estudios con imágenes de escáner han
revelado mucha información nueva sobre las regiones cerebrales
involucradas en las funciones de los procesos, como ver, oír, tocar,
sentir miedo, placer y muchas otras.
Pero por ahora no tenemos ni siquiera un conocimiento preliminar de
qué es lo que ocurre cuando estamos pensando. Esto es así por muchos
motivos, no solo el de que seamos incapaces de aislar el proceso del
pensamiento de otros estados del cuerpo.
Además, podría haber diferentes
circuitos cerebrales implicados en diferentes modos de pensamiento.
Cabe esperar que, al pensar en una próxima conferencia, el cerebro se
active de forma distinta que cuando se piensa en pagar facturas
atrasadas.
En el corto plazo, podemos esperar que los ordenadores hagan cada vez
más cosas, y cada vez mejor, que los humanos. Pero hace falta entender
mucho mejor cómo funciona el cerebro humano para crear una máquina que
piense de forma equiparable. Por ahora, no debemos preocuparnos de los
derechos civiles o de otro tipo para las máquinas pensantes; ni tampoco
por que las máqiunas vayan a tomar el control de la sociedad. Si las
cosas se van de las manos, solo hay que desenchufarlas."
(Por Leo M. Chalupa, Edge.org, Traducción express: Verónica Puertollano, en Arcadi Espada, El Mundo, 11/11/15)
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