"(...) “No veo ninguna necesidad de estar repasando
permanentemente a Marx”, aunque afirme contradictorio después que “lo
importante son las tesis que han permanecido”. Y se acuerda Rendueles de
dos:
“Un conflicto fundamental en nuestra sociedad tiene que ver con el trabajo asalariado que introduce desafíos políticos tan importantes como la limitación de la soberanía democrática. Algunos pensamos que debería ser superada esa forma de supervivencia material basada en el salario, pero como mínimo debe ser tenida en cuenta.
“Un conflicto fundamental en nuestra sociedad tiene que ver con el trabajo asalariado que introduce desafíos políticos tan importantes como la limitación de la soberanía democrática. Algunos pensamos que debería ser superada esa forma de supervivencia material basada en el salario, pero como mínimo debe ser tenida en cuenta.
La
otra es que el capitalismo es un sistema incapaz de ponerse límites a sí mismo.
Esas ideas contemporáneas de ‘vamos a hacer un capitalismo de rostro
más humano’, ‘vamos a embridar ese capitalismo financiero tan loco’, son
imposibles según el marxismo. Algunos pueden pensar que hay que
convivir con esa realidad. Otros, como yo, que hay que buscar sistemas
alternativos”. (...)
No tan controvertido pero igual de peculiar, su segundo gran ensayo, Capitalismo canalla,
transformó el sistema en un personaje explicado a través de la
literatura. De ahí frases como “Hesíodo recuerda a ratos a un directivo
de la CEOE que hubiera sustituido su copa de Soberano por un tripi” o
“Hoy Norman Bates trabaja en Standard & Poor's y esnifa coca en el
asiento de cuero de un Bentley".
Preocupa y mucho el sistema al filósofo de la camiseta, el vaquero y las
zapatillas deportivas, entre otras cosas, “por el proyecto cultural,
social y económico perfectamente definido de las élites”. Dice y suena
heavy: “Tenemos mucho que aprender del neoliberalismo como proyecto político”.
Y a renglón seguido matiza: “Moralmente es despreciable, espantoso,
pero es magistral en términos de eficacia política. Y los indignados hoy
no son los que van a parar un desahucio. Las enfurecidas son las élites
económicas”
En el caso concreto español cree que “la gran victoria del neoliberalismo no son los beneficios económicos sino haber dejado una sociedad civil anémica”. Según Rendueles, “la conciencia de clase en España no existe porque hemos sucumbido a una maniobra de las clases dominantes que es el patrimonialismo inmobiliario”.
En el caso concreto español cree que “la gran victoria del neoliberalismo no son los beneficios económicos sino haber dejado una sociedad civil anémica”. Según Rendueles, “la conciencia de clase en España no existe porque hemos sucumbido a una maniobra de las clases dominantes que es el patrimonialismo inmobiliario”.
Y recuerda la frase del primer ministro
franquista de Vivienda – “Quiero un país de propietarios, no de
proletarios” –para definir la propiedad inmobiliaria como “un simulacro
de movilidad social ascendente. Nos vamos morir en el mismo lugar social
donde nacimos, pero con la fantasía de que nuestros hijos mejorarán su
situación si les legamos una vivienda. Una perniciosa mentira”,
califica.
“El segundo vector que ha roto la conciencia de clase –continua- es el consumismo. Tiene una capacidad nihilista brutal para destruir los lazos sociales,
como explicó muy bien Pasolini. El consumismo no es comprar mucho o
poco sino convertir el consumo en una forma de vida, en una forma de
realización personal. Es muy difícil construir una sociedad igualitaria,
capaz de deliberar, con esos mimbres”, dice
A pesar de Donald Trump, el profesor de Teoría Sociológica es optimista. Aunque por culpa del magnate-presidente, entre otros, compara el momento actual con el periodo de entreguerras. “Cuando se da una mercantilización extrema, la gente reacciona, se organiza para poner freno a ese estado de excepción financiero.
A pesar de Donald Trump, el profesor de Teoría Sociológica es optimista. Aunque por culpa del magnate-presidente, entre otros, compara el momento actual con el periodo de entreguerras. “Cuando se da una mercantilización extrema, la gente reacciona, se organiza para poner freno a ese estado de excepción financiero.
Históricamente han sido más frecuentes las reacciones
autoritarias, xenófobas, y ese es un riesgo real. Pero en el sur de Europa está surgiendo la posibilidad de una reacción democratizadora y emancipadora”. (...)" (Entrevista a César Rendueles, Público, 09/11/16)
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