24/11/16

La confianza en la humanidad, en nosotros mismos, es algo que constituye el fundamento del pensamiento de la izquierda

"(...) Por lo demás, si tú mismo admites, que la gente percibe, percibimos, la enorme dificultad de elaborar otra alternativa empírica de vida, ¿no hay aquí una paradoja marcada y difícil? ¿Cómo entonces, admitido lo anterior, salir, superar nuestra situación si tenemos pocas fuerzas y es tan difícil elaborar una alternativa de vida?

Creo que la confianza en la humanidad, en nosotros mismos, es algo que constituye el fundamento del pensamiento de la izquierda. 

Junto a las mayores atrocidades vemos actos constantes, numerosos, cotidianos, de generosidad humana: una madre con su hijo; un desconocido que atiende a un emigrante ecuatoriano que acaba de ser desvalijado por un desaprensivo en una estación de tren; el que clava papeles en el corcho de información para sus compañeros trabajadores en un centro de trabajo,... 

Mil generosas actitudes cotidianas de miles de personas. A partir de ahí, recordemos que si el mundo humano existe es porque, a cada instante, millones de personas lo crean, lo producen y lo reproducen, con su hacer: el mundo es producto de la actividad de los subalternos. 

Y que cada individuo más que se suma a la actividad por cambiar la sociedad tal como es hoy, es un individuo menos, uno menos que la apoya, uno más que la socava: "somos" una "suma cero". Toda sociedad, en consecuencia, aún la aparentemente más sólida, se fundamenta sobre un suelo formado por millones de granos de arena suelta, granos conscientes, los seres humanos.

 Seres humanos cuya consciencia se desdobla, se extraña, percibe como ajeno, extrañado y no propio este mundo que ellos hacen; lo prueba el hecho de que en todos los tiempos históricos, las clases dominantes han tenido que emplear muchos recursos para tratar de convencer a los subalternos de que no se puede anhelar cambiar el mundo -o que anhelar eso, no está bien, es "pecado", es "el" pecado de la "consciencia desgraciada" medieval, cristiana. 

Muy bien visto. 

Porque todo ser humano, todos, generamos reflexión sobre nuestro propio vivir, sobre la actividad generada por nosotros desde nuestra consciencia y sobre las expectativas, las necesidades conscientes que tenemos, como resultado de nuestra formación dentro de un ethos.

 Esta consciencia reflexiva, esta autoconsciencia, es ya un poder pensar y considerar evaluativamente, en perspectiva, desdobladamente, nuestro vivir y el mundo que lo produce. 

Toda autoconsciencia ejercida sobre nosotros mismos, nuestro vivir, nuestra comunidad, es un vernos como entidad distinta, separada, enfrentada, extrañada, con el mundo que nos ha construido; como en potencia capaces de vivir de otra forma, de hacer otra cosa que reproducirlo. 

Esa autoconsciencia es, solo por el hecho de operarse, negatividad: estudia su mundo, o sea, lo pone frente a sí. Pero todo esto es algo que toda mente humana hace cotidianamente; por eso necesitamos del arte, porque anhelamos mejorar nuestra autocomprensión de nosotros y nuestro vivir, expresándonos por medio de un objeto artístico y porque nos sabemos capaces de otras vidas…

 Y, bueno, el mundo humano siempre cambió, nunca ha dejado de ser "histórico". 

Bueno, me he puesto a rebuscar argumentos y me han salido bastantes. Está claro que la skepsis vale tanto contra el optimismo como contra el pesimismo…

Seguramente, pero tu defensa del esperancismo es muy hermosa, muy machadiana. (...)"       (Entrevista a Joaquín Miras Albarrán sobre Praxis política y Estado republicano. Crítica del republicanismo liberal, Rebelión, 22/11/16)

No hay comentarios: