"Trebor Scholz es el responsable del concepto de cooperativismo de plataforma (“platform cooperativism”), propuesto por Neal Gorenflo como “lo único que puede vencer a estrellas de la muerte como Uber”. Comenzó a desarrollarlo a partir del artículo “Platform Cooperativism vs the Sharing Economy”, publicado en diciembre de 2014.
Es profesor asociado en The New School de Nueva York y publicó el libro electrónico Platform Cooperativism (editado por la Fundación Rosa Luxemburgo y traducido al castellano por Dimmons,
Digital Commons Research Group de la Universitat Oberta de Catalunya).
En noviembre de 2015, junto a Nathan Schneider, organizó el encuentro Platform Coop. Esta entrevista fue realizada en junio de 2016, en el marco del Kultursymposium Weimar.
¿Qué entendés por economía colaborativa?
Bueno, hay tantos términos que es difícil dar con una definición
directa: economía colaborativa, consumo colaborativo, economía a
demanda… Creo que todo empezó con intenciones genuinas, con proyectos
como Couchsurfing, que
básicamente no están pensados para monetizarse, y todavía hay muchos
proyectos como ese.
Pero lo que estuvo tomando el campo completo es , y todo el lenguaje del compartir,
y todos los significados del movimiento p2p, para vender esta idea de
una economía que infiltra realmente el espíritu de lo privado, de lo que
solía ser privado, y extrae valor de eso.
Creo que la gente lo entiende
ahora mucho mejor que hace un par de años, y ahora está realmente este
deseo de combatirlo, hay mucha gente que de verdad quiere crear una
economía realmente más justa, más humana, que dignifique los lugares de
trabajo. Dignificar la economía, algo que realmente se preocupe por el
bien común en lugar de solo hacer capitalismo como siempre, solo que
online.
Por eso en mi libro desarrollé una tipología. Pienso que es muy
importante no pensar en la “sharing economy” o economía colaborativa
aisladas, sino entender que es parte del paisaje del trabajo con los
datos, el trabajo de multitudes (crowdwork), varias prácticas
donde este trabajo a demanda se inserta, y que todos deberían verse en
conexión.
Porque lo que está pasando con la sociedad en sentido amplio y
la naturaleza del trabajo, la forma en que la gente está trabajando, no
es algo aislado, no es que la “sharing economy” es una cosa
completamente distinta.
Lo que estamos viendo es que el mercado de
trabajo se está moviendo hacia internet, hace muchos muchos años, pero
eso también tiene que verse en relación con los últimos cuarenta años,
cuando nos fuimos alejando del empleo directo.
En Estados Unidos hay
contratistas independientes, que son un tercio de la fuerza de trabajo.
Creo que todo tiene que verse en contacto, y sí, necesitamos una
tipología, necesitamos mirar exactamente de qué estamos hablando en
realidad. Hablar de Facebook es una discusión completamente diferente a
hablar de Amazon.
Plataformas y gentrificación
Lo que quería decir es que las iniciativas son muy diferentes
entre sí. Algunas de ellas son más chicas, podríamos decir más amables, y
el valor se mantiene local mientras son chicas, pero después escalan, y
la propia lógica del crecimiento… Tomemos Airbnb. Era muy agradable antes de ser tan grande, antes de ser una causa de la gentrificación.
Algunas de estas cooperativas de las que hablo están escribiendo sus
reglas para el negocio con esto en mente. Específicamente están diciendo
“Qué pasa si dejamos la compañía, qué pasa si gente con intenciones no
tan buenas se une”. Entonces escriben la constitución de estos negocios,
que ya no se puede cambiar, y garantizan esos principios.
Creo que es
muy difícil de entender, si mirás por ejemplo a Airbnb, que tanta gente
tenga sentimientos tan cálidos hacia ellos. Son, por lo menos, gente
privilegiada, que tiene una habitación extra, a veces una casa extra,
como una casa de campo.
Y cuesta entender cuál es el problema con esto.
Lo que hay que entender es que ha sido mostrado una y otra vez por
estudios que el mercado de alquileres se va para arriba. Muchas
propiedades son retiradas del mercado de alquileres, porque ¿por qué los
propietarios alquilarían a los locales si pueden alquilar a los
extranjeros por más dinero?
Pero es una escala. En el inicio no ves esto.
Después también el precio inmobiliario se hace más caro. En San
Francisco se publicitan los precios de las casas junto con la cifra que
podés hacer por mes en Airbnb. Se dice: esta casa cuesta más porque
podés hacer este dinero en Airbnb. Para la gente más pobre de la
sociedad, no habrá más viviendas disponibles a su alcance.
Mucha gente
que trata de tener su casa propia no podrá conseguirlo. Individualmente,
para la gente privilegiada, es una ventaja tener la posibilidad de
sacar algún dinero de Airbnb, pero colectivamente creo que es un error.
Entonces, ¿es un cambio de perspectiva, de lo individual a lo colectivo?
Sí. Y también si pensás en las ciudades, hay que pensar en cómo se
vería una ciudad que construyera una plataforma como Airbnb, o si varias
de estas “ciudades rebeldes” unidas en red construyeran un proyecto
como este. Entonces el dinero ganado se quedaría en la comunidad, y
podría destinarse a arreglar las calles, o a tantas otras cosas.
¿Hablaste de esto con algún intendente de alguna ciudad?
Sí, y no trabajan así, lamentablemente. Es difícil para una ciudad
operar un negocio. No es la primera cosa en la que piensan. En segundo
lugar, están muy asustados de fracasar. Y por último, que una ciudad
compita con un negocio privado… creo que ni siquiera es legal en los
Estados Unidos.
El ejemplo es la Asociación Cristiana de Jóvenes, que es
una cadena pública, siempre tiene que demostrar que no compite con
centros de negocios comerciales, porque está dirigida a gente
verdaderamente pobre. Por eso su publicidad siempre destaca a latinos
pobres; tienen que mostrar la prueba de que no están creando
competencia.
Hay muchos problemas como ese. El secretario de estado de
Alemania para el trabajo me dijo además que la política no funciona de
esa manera, que tiene que crecer como una burbuja desde abajo. Estos
proyectos tienen que existir desde antes, y después los políticos pueden
levantarlos.
Es similar a lo que pasó con la administración Johnson y el
movimiento de los derechos civiles, donde Johnson le dijo a Martin
Luther King que apoyaba plenamente los derechos civiles, pero que para
convencer al Congreso tenía que ver alguna acción rabiosa en las calles,
para llevarla y decir “Miren, el movimiento de base es tan intenso,
esto es lo que hay que hacer, no pueden seguir así”. Y después propuso
la ley, la Ley de Derechos Civiles de 1967, una de las leyes más
importantes del país.
Hay patrones más duros que antes
¿Cómo se hace para crear este movimiento cuando tanta gente cree
que no es posible? O que sencillamente no piensan que es posible; “así
es como funciona el mundo”.
Creo que lo más importante de la “sharing economy” es lo que insinúa,
no necesariamente lo que dice. La idea básicamente de que nada se está
discutiendo, nada se está decidiendo, no hay debate público porque así
es como son las cosas…
“No podés combatir el futuro”.
“No podés combatir el futuro”. “El conejo está fuera de la canasta”.
“La gente ama Uber”. Es simplemente falso. Y creo que es muy importante
decir esto. También lo podés ver, como en Nueva York, donde hay más de
mil choferes de Uber que se organizaron y empezaron su propia aplicación
para romper con Uber.
Se ve por todos lados. Entonces, simular que las
cosas ya fueron decididas es parte de la ideología que trata de que
pienses que cada uno debe quedarse quieto en su lugar y pensar en sí
mismo como en un microemprendedor, un trabajador autónomo. Y en
realidad, lo que hay es patrones más duros que antes.
¿Cómo convencer a toda esta gente? ¿Cómo mostrar esta ideología, desarmar este paquete de ideología?
Creo que no es una cuestión teórica, creo que se trata de responder a
necesidades concretas. No voy a hablarle a alguien de una cooperativa
teórica, no creo que funcione.
El cooperativismo tradicional suele tener mala prensa, al menos
en Argentina. Para mucha gente, es visto como una cosa vieja que ya
fracasó.
Sí, como “¿realmente tenemos que hablar de esto otra vez?” Podés
decir, pero ahora hay tanta energía y entusiasmo detrás de esta idea.
Hay una cualidad completamente diferente en este desarrollo que es
internet, que hace que sea una cosa completamente distinta.
Sé que los
historiadores dicen que no hay nada nuevo, pero yo creo que sí hay
cualidades realmente nuevas. Nunca antes hubo una compañía que empleara a
diez millones de personas trabajando todas para ella al mismo tiempo
por todo el mundo. Qué podés hacer con eso.
Son más grandes que los gobiernos, y nadie los votó.
Sí. Yo creo que hay una buena chance con estos nuevos experimentos de
la economía solidaria, que necesitan que los respetemos y los apoyemos.
Como todos los que hay por toda Sudamérica.
Cooperativismo de plataformas
¿Podés dar una definición corta de cooperativismo de plataformas?
T: Dos cosas: propiedad de los trabajadores y gobierno democrático.
Se trata de plataformas cooperativas operadas online. Imaginate que
tenés algo como Uber, le sacás el corazón, que sería donde se maneja el
negocio, y ponés una cooperativa.
Esa metáfora no funciona del todo,
porque no se trata de usar exactamente la misma tecnología, se trata de
moldear la tecnología en favor de los valores cooperativos, no solo de
adaptar. Estas cooperativas tienen que funcionar con código abierto,
tienen que alimentar y apoyar el procomún.
¿Cuántas conocés con estas características?
Depende de qué consideres cooperativas de plataforma. El término se
ha vuelto popular, entonces en los últimos meses la gente empezó a
usarlo para un montón de cosas diferentes. Hay que ser un poco
cuidadoso; aunque amo a todas las otras vertientes, tenés que tener
cuidado de a qué aplicás este término.
Cooperativas digitales de
trabajo, que realmente entren al mercado de trabajo, conozco un puñado.
Están Fairmondo, Stocksy, Loconomics,
entre las más conocidas, y algunas más. Después hay cinco o seis en el
área de transporte, hay más en camino, y después hay muchas plataformas
para compartir recursos sobre cooperativas, como plataformas de
financiamiento y crowdfunding, y pensando acerca de nuevas formas de
financiar estas iniciativas.
Hay gente, en este mismo encuentro, que dice que las cooperativas de plataforma sencillamente no van a funcionar. ¿Por qué creés que dicen eso?
Es la misma razón por la que la gente dice que Bernie Sanders [ex candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Demócrata]
no puede ganar. No es que no pueda ganar, es que no quieren que gane.
Es ideología, una ideología que está casada con el statu quo. Es un
enfoque procapitalista; yo soy básicamente un anticapitalista.
¿Cuál creés que sería la barrera más alta para empezar una cooperativa de plataforma? ¿Por qué creés que la gente duda?
Esto no se trata de tecnología, se trata de cambiar la mente de las
personas, de la organización social del trabajo. Lo más importante es
encontrar a las personas que tengan la mente como para querer formar una
cooperativa.
La tecnología viene después; hay muchas plataformas de
código abierto y podés hacer muchas cosas con ellas ya. Entonces no es
que la tecnología sea un gran obstáculo. El mayor obstáculo es la
organización social, que la gente esté preparada para hacer esto.
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