"Lina
Bembe, "performer en cuestiones de sexo explícito", tal y como ella se
define, aterrizó en Berlín en el 2010 desde México para estudiar un
máster de políticas públicas. Seguramente en aquel entonces no se
imaginaba el giro hacia el pornoactivismo que la ciudad le deparaba.
Desde la erótico-poética de Erika Lust hasta el activismo más explícito
de Bruce LaBruce, pasando por fantasías pornográficas "sci-fi", Lina
Bembe cuenta en su corta trayectoria con un interesante y diverso
trabajo encarnando esos "otros" imaginarios eróticos tan necesarios.
Revista
Desbandada: En el 2010 llegaste a Berlín para estudiar un máster de
políticas públicas. ¿En qué momento cambias de plan y descubres el
pornoactivismo?
Lina
Bembe: Todo mi "background" estaba moldeado hacia "estudias esto", te
da ciertas oportunidades para tener un empleo de cierto nivel, dentro de
ciertas esferas profesionales.
Cuando terminé, yo tenía ciertos
intereses relacionados con el desarrollo urbano con un enfoque
comunitario, pero no tenía una idea muy clara de cómo iba a hacerlo...
también quería quedarme en Berlín y eso también era muy complicado si
quieres encontrar un trabajo dentro del área que te gusta. En este
proceso de búsqueda tenía mucho tiempo para plantearme otros escenarios
en lo profesional.
Ahora que lo pienso, mi curiosidad y mis ganas de
hacerlo, se remontan a mucho tiempo atrás. Cuando yo veía pornografía,
siempre me producía mucha curiosidad, era muy analítica sobre las cosas
que veía, sabía muy bien qué me gustaba y por qué y cuando lo veía nunca
me ví muy diferente a las "performers".
Tenía esa curiosidad latente
y fue que cuando llegué aquí a Berlín encontré el ambiente y las
personas que estaban haciendo cosas que a mí me parecían interesantes. Y
fue por eso que me animé a explorar eso dentro de mí. Básicamente yo
tenía una cierta idea, como muy concreta sobre mi vida profesional y
luego cuando vi esa otra opción, saqué eso que yo ya traía.
RD: ¿Ves un vínculo entre el interés por las políticas públicas y por el pornoactivismo?
LB:
Definitivamente. Para mí, la pornografía, aunque sean las historias
baratas del ama de casa aburrida y el repartidor de pizza, conlleva una postura política
y creo que lo que yo hago es significativo y es importante por ello.
Si
sólo fuera follar enfrente de la cámara, pues claro que es
divertido; pero el lado político es lo que lo hace muchísimo más
importante. La pornografía es básicamente un
medio sobre el cual nosotros hablamos sobre lo que pensamos y sobre
nuestras representaciones de la sexualidad y sobre cómo nos relacionamos
con otros.
Y obviamente, la mayor parte de la pornografía que
vemos, nos ofrece una visión heteropatriarcal, heteronormativa, incluso
racista. Hombre blancos heterosexuales: cómo ven ellos y cómo tratan los
cuerpos no heterosexuales.
El
porno lo vemos como lo vemos porque esa ha sido la postura que hemos
decidido mantener al respecto. Hemos decidido tratar colectivamente la
pornografía como una especie de basura cultural y mientras lo tratemos
como basura, estaremos tratando nuestra sexualidad como basura.
Desde la
pornografía estamos decidiendo cómo nos relacionamos respecto a otros,
de cómo la gran mayoría proyecta una visión dominante y es importante
cuestionarlo. Hasta cierto punto, tiene sentido que tratemos así a la
pornografía porque si fuera de otra manera, habría muchos cambios, sería
muy radical y revolucionario.
RD: ¿Cómo ha influido la ciudad en tu giro personal y profesional?
LB: Berlín
se pronuncia más abiertamente al respecto y ofrece esos espacios de
manera mucho más visible. En México también existen esos espacios pero
son un poco más marginales. Por ejemplo, en México hay más post-porno
que porno como tal, que está realizado por artistas... Es otra estética y
son otros objetivos.
RD: Berlín es conocido, entre otras cosas, precisamente por su "apertura" sexual, con clubes como el Kit Kat, el Lab.Oratory, Berghain, Club culture Houze... ¿Cuál es tu diagnóstico/percepción de la sexualidad en la ciudad?
LB: Si
estamos hablando de la sexualidad alemana, quizá a mí me falte algo de
conocimiento sobre su idiosincrasia. Sin embargo, algo que enriquece a
Berlín y que enriquece a otras ciudades o espacios es la confluencia de
una diversidad de personas. Si estamos hablando de la sexualidad en
Berlín no estamos hablando de la sexualidad de los alemanes, es la parte
a la que contribuye la gente no alemana que viene aquí a vivir.
Si
tuviera que definir cómo es la sexualidad aquí en Berlín yo la definiría
más como diversa. Esto tiene que ver mucho con que es una sociedad del
norte de Europa: en comparación con España o con México, son sociedades más individualistas
y tienes más libertad a la hora de plantearte tus propias perversiones.
Respecto a las fiestas, los espacios, etc., hay cierto perfil y cierta
estética, un poco más abierto a ciertas prácticas, como el BDSM, que en
otros paises es más marginal.
No obstante, no creo que en Berlín haya una normalización de todo. Si hablamos de Berghain, de Lab.oratory, hablamos de una cultura alternativa muy específica, pero no precisamente marginal. Si hablamos de voces migrantes queer y transexuales,
de color, hay espacios para que se organicen, pero no está tan
normalizado.
Conozco casos de racismo en clubes alternativos como los
que mencionas y a gente que tiene bastantes problemas con el sistema
alemán por mantener dichos espacios marginales.
RD:
Actualmente hay una gran cantidad de "tags" relacionados con el
pornoactivismo: pornofeminismo, pornoterrorismo, post-porno, etc. Tú,
¿cómo te definirías?
LB: Siempre
he tenido muchos problemas con el hecho de definirme. Incluso durante
mucho tiempo ni siquiera me molesté en llamarme a mí misma feminista. Lo
que hago siempre lo defino como "performer en temas de sexualidad
explícita".
Eso incluye pornografía pero también otro tipo de cosas:
fotografía o incluso cortos donde no hay sexo explicito pero se habla
sobre sexualidad o relaciones y bueno... activismo... espero que así
sea. No porque te masturbes delante de la cámara eres pornoactivista.
Si
logras compartir algo con otras personas y llegar a un objetivo
concreto de manera colectiva, eso sí va a ser activismo. Sí que he hecho
cosas porno-feministas y post-porno y espero hacer algún día
porno-terrorismo, en mis propios términos. Me identifico con todos estos
tags.
RD: ¿Annie Sprinkles o Virginie Despentes? ¿Por qué?
LB: Pues...
Annie Sprinkles. Me atrae mucho la gente que celebra sus creencias y lo
que son de manera desenfadada. Me gusta mucho su actitud. Soy más de
ese estilo, creo. Ella ha sido pionera en muchos aspectos y a lo largo
de su carrera ha cambiado muchísimas veces y ha evolucionado siempre.
Deja de hacer cosas, luego regresa a ello con otra perspectiva y siempre
con una sonrisa en la cara.
RD: ¿Recibes feedback del público?
LB: Yo aún estoy saliendo del "porno-closet".
Aún estoy procesando esa parte de mostrarme de forma pública. En
general ha sido un "feed-back" bueno, gente a la que le gusta lo que
hago: cosas positivas en su mayoría.
RD: ¿Cómo crees que les influyen tus películas?
LB: Pues
la verdad es que es difícil saber. Pero espero que lo que haga provoque
empatía a las personas que me ven. En el mejor de los casos, espero que
les inspire a ser ellos mismos, a explorar su sexualidad de manera un poco más crítica. Tomar la conciencia de que tenemos derecho a ser libres, porque no lo somos.
RD: ¿Crees que en México hubiera sido posible la misma trayectoria? ¿Serías la misma Lina Bembe que la de Berlín?
LB: Definitivamente
no. Me gusta cómo se han dado las cosas aquí. Con el enfoque
profesional que yo tenía no hubiera sido tan sencillo. Lo que me gusta
de Berlín es que lo hace muy fácil para quien esté interesado. Es un
espacio mucho más visible y abierto. En México, hubiera tenido que
surgir todo como iniciativa propia y encontrar yo a las personas que se
animen a hacerlo. Hubiera acabado en otra cosa. No es que sea malo, pero
hubiera sido otra." (Entrevista a Lina Bembe, Revista Desbandada, 02/07/17)
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