"(...) A menos que la izquierda huya del desatino que supone equiparar trabajo a
empleo, continuará experimentando una pérdida masiva de apoyos y se
disipará en los márgenes de la política. (...)
Si dedicas seis horas al día a atender a un familiar anciano, según el
lenguaje socialdemócrata y neoliberal, no es un trabajo. Si dedicas tres
horas al día a cuidar al familiar anciano de otra persona a cambio de
un salario, se llama trabajo, adquieres la categoría de decente como
“trabajador”, y probablemente estés protegido de alguna forma por las
leyes laborales y de la seguridad social. Esta discriminación es
absurda. (...)
¿Por qué encontrar “puestos de trabajo” a la mayor cantidad de gente debería considerarse definitorio de las políticas progresistas? (...)
No hay escapatoria de la trampa socialdemócrata. Según el pensamiento
tradicional, si cambias tu aburrido trabajo yendo a una oficina cada día
por dedicar el mismo tiempo a cuidar familiares ancianos o a miembros
de tu comunidad, el crecimiento económico disminuye, lo cual se
considera “malo”.
Si ese empleo como cuidador estuviera valorado, ni más
ni menos que como ese trabajo de oficina, el cambio no disminuiría el
crecimiento. Algunos de nosotros desearíamos ser aún más radicales. Pero
sería un gran comienzo." (Guy Standing, CTXT, 27/03/18. Este artículo se publicó en inglés en Social Europe)
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