"(...) libro de Carlos Taibo, Colapso: Capitalismo terminal, transición ecosocial, ecofascismo (Buenos Aires: Libros de Anarres, 2017), (...) Se trata de una obra impactante, perturbadora e ineludible,
(...) la posibilidad real y fundada científicamente de una catástrofe de
escala mundial en un futuro no muy lejano, que Taibo denomina colapso,
esto es, el hundimiento general y masivo del sistema dominante,
caracterizado por reducciones sustanciales en la producción industrial;
el derrumbe simultáneo y combinado de carácter financiero, comercial,
político, social, cultural y ecológico, debido a sus propias
contradicciones y realidades verificables que están teniendo lugar: el
cambio climático, el agotamiento de las materias primas energéticas, la
agresión irreversible contra la biodiversidad, las condiciones sociales
de desempleo, pobreza, hambre, desplazamientos forzados masivos,
incremento exponencial de la mortalidad por enfermedades curables,
guerras por materias primas y el agua, genocidios, etnocidios,
ecocidios, terrorismos de Estado, proliferación de armas nucleares,
derrumbe de las megaurbes y el paso a las necrópolis, extensión de la
delincuencia y las bandas criminales. (...)
En el segundo capítulo se exploran las causas de un
colapso sistémico de carácter global, poniendo énfasis en el cambio
climático y el agotamiento de las materias primas. Explica cuáles son
los datos por los que el autor considera que el colapso global es
perfectamente imaginable.
Subraya que, a diferencia del pasado, cuando
las principales amenazas de catástrofes estaban asociadas con fenómenos
naturales, a partir del siglo XX, la acción humana es decisiva. El autor
prefiere hablar de cambio climático y no de calentamiento global.
Conforme a los datos expuestos será imposible evitar la subida de 2 a 3
grados en la temperatura media planetaria.
Sus consecuencias, expuestas
someramente: elevación del nivel del mar, desaparición del hielo en el
Polo norte, desaparición y mutación de especies, desertización, pérdida
irreversible de bosques, crecimiento del número e intensidad de los
huracanes, dificultades crecientes para la producción de alimentos,
surgimiento de nuevas enfermedades, inundaciones importantes y
desaparición de tierras habitadas en litorales continentales e islas.
En el tercero se analizan las posibles consecuencias
del colapso, que necesariamente, advierte el autor, presenta una
dimensión especulativa inequívoca e insorteable. Procura explicar las
características del orden o desorden que probablemente emergerá después
del colapso.
Taibo señala que, de acuerdo con los expertos, de no
modificarse drásticamente las reglas del juego, el colapso podría
verificarse en los años que median entre 2020 y 2050. Sus rasgos
generales: destrucción de tramos costeros y áreas subyacentes,
migraciones masivas, cortes en los suministros de electricidad,
afectación de manera visible a los sistemas de transporte, que llevará a
una desglobalización, merced a la escasez de energía, todo el universo
de la centralización y de la tecnologización entrará en crisis en la
sociedad postcolapsista.
También, se dará una proliferación de estados
fallidos y todo tipo de violencias, mayor extensión de la delincuencia,
agresiones de los estados del norte a otros estados en busca de materias
primas, notable retroceso del crecimiento económico, crisis social
agudísima, desplome de las ciudades, especialmente de las megaurbes,
reducción sustancial del número de habitantes del planeta (se calcula
que 67 por ciento de los habitantes del planeta perecería).
En el cuarto y el quinto capítulos se exponen las dos
posibles respuestas ante el colapso: la que Taibo denomina de los
movimientos por la transición ecosocial y la que llama ecofascismo.
Los
primeros tienen una vocación colectivista, muestran suficiente cohesión
social, mantienen formas de propiedad comunitaria, relaciones humanas
más directas, una vida social activa y participativa, características
que remiten inevitablemente a los pueblos originarios inmersos en
procesos autonómicos antisistémicos, como el zapatismo.
El ecofascismo
es la otra respuesta imaginable ante el colapso, que propicia un rápido y
contundente descenso en el número de seres humanos que pueblan el
planeta. Taibo refiere al antecedente del ecofascismo primigenio de la
Alemania hitleriana, y al actual darwinismo social, basado precisamente
en una franca militarización de la vida colectiva y extensión del
terror.
El sexto capítulo trata sobre las percepciones
populares en torno al colapso, fundadas en la ignorancia y el
negacionismo, en la idea extendida que ocurrirá, lo que queremos que
ocurra, en que no hay límites en el planeta, que el mercado y las
tecnologías permitirán hacer frente a los problemas, que la única
solución sigue siendo la aceptación acrítica de la realidad existente.
El último capítulo refiere a una síntesis y conclusiones generales,
exhortando a prestar atención al colapso que se avecina y actuar en
consecuencia, procurando soluciones ajenas totalmente al capitalismo, la
propiedad privada y el mercado, abandonando la lógica del crecimiento
económico, apostando a la igualdad en todos los órdenes y manteniendo la
esperanza frente a la barbarie." (Gilberto López y Rivas , La Jornada, 18/05/18)
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