1/2/19

Los hombres han evolucionado para ser padres y para ser una parte igual pero crucialmente diferente del equipo parental... papá ya no enseña a cazar, pero juega a lo bruto con sus hijos. Papá es quien los voltea en el aire. El que los entrena para el fútbol. El que con grandes voces y eficaces aspavientos expulsa a los monstruos de la habitación nocturna. Los padres y los hijos, nos dice Machin, obtienen sus picos más altos de oxitocina cuando juegan sin contemplaciones; mamá y los hijos cuando se abrazan...

"(...) Si no fuera porque el Fiscal sigue atentamente mis pasos, no dudaría en decirte que me estoy convirtiendo en un mariconazo. La drástica novedad parte de la polémica generada por un anuncio de la afamada casa Gillette que sostiene que la masculinidad tóxica se combate con el afeitado que procuran sus cuchillas. 

Una buena pasada y cualquier hombre se convierte en thebestmencanbe.org, lo mejor que los hombres pueden ser. Es interesante recordar que hace 30 años, y según informa la web de la campaña publicitaria, el rasurado con Gillette dejaba la cara como the best a man can get, lo mejor que el hombre puede tener. 

Eran los tiempos, más o menos, en que la editorial Anagrama traducía el excelente libro de Tom Wolfe The Right Stuff (Lo correcto) por Lo que hay que tener, nada menos y con un par.

Tiempos de pelo en pecho, justo en la zona donde Gillette se habría cuidado muy mucho de intervenir. El vídeo del anuncio puedes verlo en: youtube.com/watch?v=YZ0ALDq2Gp8.



Tiene alguna particularidad interesante como que todos los negros que salen son buenos y todos los blancos malos: debe de ser que querrían variar. 

Pero no ofrecerá mayor novedad metiómana para ti. Ni siquiera retórica, porque el anuncio es la enésima versión de La Bella y la Bestia, el célebre cuento de hadas que ennobleció Jean Cocteau y que popularizó Walt Disney, cuyo resumen argumental te transcribo de la propia factoría Disney: 

"Belle, una joven hermosa y brillante, asume el lugar de su padre como prisionero en el castillo de una Bestia. Poco a poco, la valiente Belle irá dándose cuenta de que la Bestia no es el malvado ser que todos creen que es y tiene, en realidad, un gran corazón". ¡Gracias a Gillette!

Sin embargo, mi nueva naturaleza (casi) no se ha proclamado por el anuncio de las cuchillas sino, justamente, por el que pretende darle réplica, What is a man. A response to Gillette, que publicita la casa de relojes Égard, que en francés quiere decir sin miramientos. Aquí lo tienes. 

Sobre un fondo de llamas, un bombero lleva una niña rescatada en sus brazos, mientras una voz virilmente cargada de resignación se pregunta: ¿Qué es un hombre? La secuencia se resuelve afirmativamente: Un hombre valiente

 Sobre otras imágenes distintas se irá desgranando con la misma voz y la misma lluvia el resto de adjetivos: héroe, protector, vulnerable, desechable, roto, molesto, y las irrevocables estadísticas que nunca mencionan las partidarias de superar la división sexual del trabajo: un hombre es el 93% de los accidentes laborales, el 97% de las víctimas de guerra, el 79% de los homicidas, el 80% de los suicidas, el 75% de los homeless y casi la mitad de aquellos que sin derecho de visita siguen apoyando económicamente a sus hijos. 

La voz acaba diciendo que Égard ve lo mejor del hombre. Apuesto a que incluso a ti te caerán las lágrimas. Sin llegar a tales degeneraciones lo cierto es que a mí se me humedecieron los ojos, y tuve que darme una buena hostia en la cara recién afeitada con Wilkinson Sword para detener la claudicación.

 Fue entonces, recuperada la actividad del lóbulo frontal izquierdo, cuando entendí la magnitud de lo que se avecina. El Hombre ya casi está a la altura de las mujeres, los gays y los catalunyenses. A punto de instituirse en grupo y de acceder a una identidad laboriosa, emocional y socialmente construida. El hombre, ¡horror!, está a punto de himno, él que estuvo siempre a punto de nieve.

Por suerte aquella misma tarde había leído La maravilla del papá humano, un excelente artículo de Anna Machin en Aeon, síntesis de su libro La vida de papá. La forja del padre moderno, que acaba de publicar Simon & Schuster.

 Machin es una antropóloga oxoniense que frecuenta los medios y cuyo artículo arranca sin contemplaciones: el rasgo inequívoco de lo que nos hace humanos es la paternidad. Entenderás esta aparente perogrullada cuando te diga que los machomonos copulan y se largan; pero el machohumano se quedó. No porque fuera un buen hombre. Solo por hombre.

 Hace medio millón de años, explica Machin, el cerebro humano dio un salto de tamaño prodigioso. "Este nuevo cerebro tenía más hambre energética que nunca. Los bebés nacían aún más indefensos, y la comida, la carne, que entonces se requería para alimentar nuestros cerebros, era aún más complicada de obtener, atrapar y procesar que antes. 

Mamá necesitaba mirar más allá de su parentesco femenino para contar con alguien más. Alguien que estaba tan genéticamente comprometido en su hijo como ella. Ese fue, por supuesto, papá". Y más adelante, continúa: "Lo más importante es que papá no evolucionó para ser el espejo de mamá, una madre masculina, por así decirlo. 

La evolución odia la redundancia y no seleccionará roles para que se dupliquen entre sí cuando un tipo de individuo puede cumplir ese rol solo. Así que el rol de papá evolucionó para complementar al de mamá".

El niño pequeño y el adolescente son refinamientos específicamente humanos que no comparten otros primates. Papá traía la caza y papá enseñaba a cazar. Hoy, descontado el ámbito de los cazadores recolectores andaluces, papá no enseña a cazar, pero juega a lo bruto con sus hijos. Papá es quien los voltea en el aire. 

El que los entrena para el fútbol. El que con grandes voces y eficaces aspavientos expulsa a los monstruos de la habitación nocturna. Los padres y los hijos, nos dice Machin, obtienen sus picos más altos de oxitocina cuando juegan sin contemplaciones; mamá y los hijos cuando se abrazan. Así es la vida: oxitocina. Y el jamón Joselito, dios me perdone. Pero lee el párrafo clave: "Al igual que las madres, los padres han sido moldeados por la evolución para que estén preparados biológicamente, psicológicamente y conductualmente como padres. 

Ya no podemos decir que la maternidad es instintiva, pero que la paternidad se aprende. (...) Los hombres han evolucionado para ser padres y para ser una parte igual pero crucialmente diferente del equipo parental. Al no reconocer quiénes son o apoyar lo que hacen, realmente nos equivocamos. Alrededor del 80 por ciento de los hombres aspiran a ser padres. Creo que es hora de que hagamos el esfuerzo de saber quiénes son realmente".

Abriéndose camino a través de la laguna de almíbar fatuo que se extiende de Gillette a Égard, la verdad asoma: el instinto paternal existe. 

El origen biológico de este rasgo, donde tantos rasgos concentrados hay, incluido el de la violencia, no servirá para que las gillettes abdiquen de sus consejos de guerra sumarísimos contra la cultura heteropatriarcal. Pero, en cambio, sí debe servir para desterrar cualquier tentación de orgullo égard. Del orgullo que disfruten los socialmente construidos, que diría el Fiscal. Ellos sí que tienen mérito. (...)"                        (Arcadi Espada, 20/01/19)

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